Ramificaciones en Francia de la secta norteamericana
La secta americana El Templo del Pueblo, que se suicid¨® en parte anteayer, tiene una sucursal en Francia denominada Orden Verde.Su dimensi¨®n se sit¨²a entre lo que podr¨ªa llamarse el sector de la peque?a y mediana empresa de todos estos movimientos luciferinos que se propagan por el mundo desde hace unos a?os, contrariamente a la talla multinacional de sectas como la de Moon o esos Hijos de Dios. El n¨²mero de miembros de Orden Verde, seg¨²n un adepto que esconde su verdadero nombre bajo el pseud¨®nimo de Francois Dujardin, alcanzar¨ªa la cifra de cuatrocientos. La gran mayor¨ªa de ellos son cuadros. Este se?or, periodista, 34 a?os, franc¨¦s, perteneci¨® en Am¨¦rica a la secta del suicidado Jim Jones. Despu¨¦s regres¨® a su pa¨ªs y se integr¨® en Orden Verde.
La filosof¨ªa de Orden Verde es similar a la del movimiento americano: denunciar las alienaciones de la sociedad de masa. Sus reglas, ritos y pr¨¢cticas son semejantes tambi¨¦n: cada miembro entrega a la secta el 30% de su sueldo mensual, y cuando un adepto comete faltas es sometido a la flagelaci¨®n o a escenas de humillaci¨®n. Ahora bien, el sujeto, citado afirm¨® ayer, en una entrevista concedida a la prensa que, por lo referente al suicidio colectivo, ?nuestra secta no llegar¨¢ nunca a tal extremo porque nosotros estamos totalmente seguros de que nunca nos encontraremos en peligro. Nosotros escogemos siempre el poder¨ªo antes que la destrucci¨®n?.
En este pa¨ªs se encuentran varios libros dedicados a las sectas como El Templo del Pueblo. Todos ellos revelan que, en Francia, y m¨¢s generalmente en Europa, ?este fanatismo folkl¨®rico-luciferino-sexual tiene menos arraigo que en Am¨¦rica?.
Varios comentarios de estos d¨ªas firmados por psic¨®logos y expertos en la materia, coinciden en que en el comportamiento de este tipo de seres humanos influye poderosamente ?una frustraci¨®n sexual producto de la represi¨®n que ejerce la sociedad en este dominio, mitificada hasta la desesperaci¨®n sublime por mentes enfermas que son incapaces de desahogarse por temor al pecado. Pero, al final, s¨®lo la pr¨¢ctica del pecado es liberadora?.
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