Cultura afirma no tener fondos para atender los centros sociales
El Instituto de Bienestar Social no tiene presupuesto como para atender eficazmente las actividades que programan los centros sociales repartidos por todo el pa¨ªs, entre los que se encuentran los madrile?os. Esta fue, en s¨ªntesis, la respuesta que dio Mar¨ªa Luisa Jordana, directora general de Bienestar Social, a los representantes del centro social del Pozo-Entrev¨ªas, que acudieron ayer al Ministerio de Cultura a plantear sus problemas.
Entre ¨¦stos, y al margen de los puramente econ¨®micos, se encuentran los que los vecinos califican corno de ?intentar controlar ideol¨®gicamente los centros, recortando en lo posible la participaci¨®n de los ciudadanos?.El centro social del Pozo-Entrev¨ªas ocupa un antiguo edificio del Movimiento. Este a?o pas¨® a disposici¨®n del Ministerio de Cultura, quien, a su vez, lo cedi¨® para la realizaci¨®n de actividades culturales y ciudadanas por parte de los habitantes de la zona. El primer problema surgi¨® hace meses, cuando el Ministerio, a trav¨¦s de su Direcci¨®n de Bienestar Social, impuso como norma que el comit¨¦ ejecutivo que dirigiera cada centro estuviera formado por ocho personas, de las que cinco ser¨ªan funcionarios y tres vecinos del barrio.
Los vecinos se opusieron, y despu¨¦s de varias gestiones y una entrevista bastante tensa con el director general de Desarrollo Comunitario (departamento del que depende Bienestar Social), Garc¨ªa Margallo, diputado de UCD por Melilla, se consigui¨® que la composici¨®n del comit¨¦ fuera al 50 % entre vecinos y funcionarios. Por iniciativa de estos ¨²ltimos, y con ia aquiescencia de los primeros, se form¨® una especie de consejo asesor formado por la mayor¨ªa de todas las organizaciones populares con presencia en el barrio, asociaciones de vecinos, amas de casa, clubs deportivos, centros juveniles, pensionistas, etc¨¦tera, que es el que realmente programa las actividades a realizar.
En ese momento surgen dos tipos de problemas. Primero, la falta de un presupuesto concreto, que impide organizar actos o actividades continuadas, tales como montar un servicio de asesoramiento en cuanto a planificaci¨®n familiar, clases de gimnasia femenina, etc¨¦tera. Segundo, las cortapisas de la direcci¨®n de Bienestar Social en cuanto a la propaganda de los actos, que en un principio se hac¨ªa por el comit¨¦ ejecutivo sin m¨¢s tr¨¢mites y que ahora tiene que ser supervisada -censurada lo llaman los vecinos- por un delegado provincial creado expresamente al efecto.
En la reuni¨®n de ayer se expusieron claramente ante la se?ora Jordana todos los extremos aludidos. Se pidi¨® el reconocimiento de las actividades programadas, la no dependencia del delegado provincial, el control absoluto del presupuesto que se les destine, y, de confirmarse la noticia, la participaci¨®n de todos los centros sociales en un reglamento que se cree que la Direcci¨®n de Bienestar Social tiene en estudio.
La se?ora Jordana expuso, a su vez, que en absoluto existe una censura previa, sino que la propaganda de los actos, al realizarse en la imprenta oficial, tiene que llevar el visto bueno del departamento al cual se vaya a cargar su coste. Reconoci¨® que no hab¨ªa fondos suficientes para atender todas las peticiones, y en cuanto a la claridad de los mismos, prometi¨® que a partir del pr¨®ximo a?o el sistema que se implantar¨¢ garantizar¨¢ ese control por parte de los vecinos. Hasta ahora, y dada la reciente creaci¨®n de su direcci¨®n, todo se ha ido resolviendo sobre la marcha. El pr¨®ximo a?o el presupuesto global se calcular¨¢ en base a los programas y necesidades presentados por cada centro social, al que luego se adjudicar¨¢ la parte proporcional. El se?or Margallo, director general de Desarrollo Comuniario, ratific¨® a EL PAIS la penuria econ¨®mica de su departamento. En cuanto al reglamento en cuesti¨®n, afirm¨® que ya est¨¢ redactado y a punto de ser firmado en Consejo de Ministros.
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