Sobre lo negociable
?El 10% de inflaci¨®n para 1979 es innegociable.? El Gobierno -que no ha explicado todav¨ªa sus razones para dejar pasar dos meses sin comenzar, de hecho, las negociaciones- repite sin cesar que el 10% es innegociable. El Gobierno, que ha presentado unos Presupuestos, pero que todav¨ªa sigue mudo sobre su pol¨ªtica econ¨®mica para 1979, repite, como un eslogan, que ?el 10% es innegociable?.Lo m¨¢s surrealista del caso es que, en cierto sentido, tiene raz¨®n el Gobierno al decir que esa previsi¨®n del 10% es innegociable. Porque un tope salarial, pongamos por caso, se negocia, o unas n3edidas de empleo, o un volumen suplementario de inversi¨®n, p¨²blica. Pero una previsi¨®n (en este caso, de precios) no se negocia. Una previsi¨®n se cumple o no ,se cumple. Una previsi¨®n puede ser cre¨ªble o disparatada, puede estar apoyada en razones o ser simplemente voluntarista. Pero, ciertamente, una previsi¨®n no es algo que se negocia.
As¨ª, por ejemplo, en la sesi¨®n de la Comisi¨®n de Econom¨ªa de las Cortes de 3 de noviembre el se?or Abril hizo una previsi¨®n del crecimiento del ¨ªndice del coste de la vida para el mes de octubre: crecer¨¢ -dijo- el 0,5%, o quiz¨¢ menos. El propio Ministerio de Econom¨ªa confirm¨® esta previsi¨®n difundi¨¦ndola a toda la prensa el d¨ªa 7 de noviembre. Esta previsi¨®n, como toda, era innegociable. Y no se negoci¨®, pero tampoco se acert¨®: el ¨ªndice aument¨® un 0,8%. Los resultados superaron en un 60% lo previsto.
Mala previsi¨®n
Simplemente fue una mala previsi¨®n. Por eso, si el Ministerio quiere significar ?infalible? cuando dice ?innegociable?, nadie se lo va a creer. Porque simplemente con que el Ministerio se equivocara en el futuro en la misma -proporci¨®n que lo ha hecho en el pisado, su famoso 10% se convertir¨ªa en un 16% a finales de 1979.
?Por qu¨¦ el retraso?
Sin embargo, lo verdaderamente grave es que se est¨¢ intentando desviar la atenci¨®n de lo que es el centro esencial de las negociaciones que desde hace m¨¢s de dos meses la UGT est¨¢ urgiendo: el establecimiento de un nuevo marco de relaciones laborales. Y esto s¨ª es negociable. Porque hay s¨®lo dos formas de conseguir unas normas de acci¨®n sindical duraderas y unas formas estables de negociaci¨®n colectiva, Hay s¨®lo dos formas de conseguir la devoluci¨®n del patrimonio sindical. Una de ellas es la presi¨®n en las f¨¢bricas y en la calle. La otra, que es la que la UGT viene, sigue y contin¨²a proponiendo, y es a trav¨¦s de un acuerdo, por medio de unas negociaciones.
No sabemos qu¨¦ pretende el Gobierno retrasando sistem¨¢ticamente las conversaciones y desviando la atenci¨®n hacia temas de pr evisi¨®n econ¨®mica y no de negociaci¨®n. No lo sabemos y no lo sabe nadie, porque, entre otras razones, no ha dado explicaci¨®n de ello. Pero s¨ª denunciamos la grave irresponsabilidad que supone dejar a la lucha en los tajos, en las f¨¢bricas y en la calle el establecimiento de un nuevo marco de relaciones laborales. Que el Gobierno se equivoque en sus previsiones econ¨®micas no es demasiado grave. Se cambia de t¨¦cnicos -o, en su d¨ªa- de Gobierno. Pero el marco de relaciones laborales es la ?segunda Constituci¨®n? de un pa¨ªs, y la frivolidad con que el Gobierno est¨¢ tratando el tema puede ser fatal para la vida de nuestra incipiente democracia.
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