El incierto futuro econ¨®mico-financiero de la Seguridad Social
En el a?o 1971 los ingresos corrientes de la Seguridad Social rebasaron por primera vez la cota de los 200.000 millones de pesetas. Seis a?os despu¨¦s superaban la barrera del bill¨®n de pesetas (un mill¨®n de millones). Y en 1979 los ingresos de este organismo asistencial superar¨¢n el bill¨®n y medio de pesetas, sin contar con las aportaciones del Estado previstas (156.018 millones el a?o pr¨®ximo) y otros ingresos, que elevan la cuant¨ªa prevista para los ingresos finales a 1.594.782 millones de pesetas. Estos datos proporcionan una idea aproximada del gigantismo financiero de una instituci¨®n cuyo crecimiento va a continuar en el futuro -seg¨²n todos los indicios- a ritmo acelerado, aunque por debajo de lo que ha venido sucediendo en estos ¨²ltimos a?os.Desde un punto de vista econ¨®mico, an¨¢lisis realizados en los ¨²ltimos a?os por diversos especialistas de la materia han concluido detectanto las cinco caracter¨ªsticas esenciales de la Seguridad Social; insuficiente desde un punto de vista financiero, injusto desde el punto de vista social, simplista desde un punto de vista estructural, inadecuado desde un punto de vista econ¨®mico e incontrolado desde el ¨¢ngulo de la gesti¨®n de sus recursos.
Resolver simult¨¢neamente y de golpe tantas taras resulta imposible, m¨¢xime cuando la Segurida Social espa?ola ha debido afrontar una labor previa: la de clarificar sus cuentas. Aun en estos momentos, algunos de los m¨¢ximos responsables del organismo titubea y dudan a la hora de responder algunas preguntas, cuya credibilidad final puede ser puesta en tela de juicio por el interrogador menos h¨¢bil. La situaci¨®n era peor hace un a?o, cuando ni siquiera hab¨ª cuentas, como ha reconocidos los ¨²ltimos a?os por diversos especialistas en la materia han concluido detectando las cinco caracter¨ªsticas esenciales de la Seguridad Social: insuficiente desde el punto de vista financiero, injusto desde el punto de vista social, simplista desde un punto de vista estructural, inadecuado desde el punto de vista econ¨®mico e incontrolado desde el ¨¢ngulo de la gesti¨®n de sus recursos.
Resolver simult¨¢neamente y de golpe tantas taras resulta imposible, m¨¢xime cuando la Seguridad Social espa?ola ha debido afrontar una labor previa: la de clarificar sus cuentas. Aun en estos momentos, algunos de los m¨¢ximos responsables del organismo titubean y dudan a la hora de responder a algunas preguntas, cuya credibilidad final puede ser puesta en tela de juicio por el interrogador menos h¨¢bil. La situaci¨®n era peor hace un a?o, cuando ni siquiera hab¨ªa cuentas, como ha reconocido expl¨ªcitamente el ministro del ramo en diversas ocasiones.
Aunque el sentido com¨²n suele ser un instrumento id¨®neo de trabajo, los gestores de la Seguridad Social parecen haber prescindido de ¨¦l tan a menudo como de los balances. Una demostraci¨®n palpable de ello es que hasta fecha muy reciente la Seguridad Social carec¨ªa de una tesorer¨ªa ¨²nica, sus cuentas corrientes y la liquidez estaban desparramadas por 24.000 cuentas corrientes en todo el pa¨ªs, cada una de las entidades que forman parte del sistema era un reino de taifas, entre los que unos arrojan super¨¢vit permanentes y otros adolec¨ªan de tesorer¨ªa de forma continuada, desperdiciando dinero los primeros y abonando cuantiosas sumas en concepto de intereses por saldos, negativos los segundos.
La tesorer¨ªa ¨²nica ha sido establecida finalmente durante el pasado mes de septiembre y en ella han depositado grandes esperanzas algunos de los actuales rectores de la Seguridad Social, uno de los cuales comentaba hace d¨ªas, en plan de confidencia, a EL PAIS: ?Vamos a ser la primera instituci¨®n financiera del pa¨ªs y podemos poner firme hasta al Banesto.?
Aunque la afirmaci¨®n pueda tener cierto aire de ingenuidad, lo cierto es que la tesorer¨ªa permanente de un organismo que maneja tanto dinero o m¨¢s que el Estado debe ser un arma muy importante en manos de gestores con capacidad de negociaci¨®n para obtener no s¨®lo una mejor optimizaci¨®n de los recursos financieros de la Seguridad Social, sino una rentabilidad notable que se convertir¨ªa, bien utilizada, en una fuente adicional de ingresos para el organismo.
Establecida la gesti¨®n unitaria de los Recursos de la Seguridad Social -paso que dista aun bastante de haberse consolidado-, este organismo tiene que asumir reformas estructurales en el marco financiero en l¨ªnea de las recomendaciones formuladas en estos ¨²ltimos meses desde diversos departamentos ministeriales responsables de la direcci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs.
El primer eslab¨®n consiste en integrar a la Seguridad Social dentro del sistema fiscal espa?ol, rompiendo una situaci¨®n de aislamiento que existe en la actualidad. Las cotizaciones a la Seguridad son, sin paliativos, un impuesto que grava el coste del trabajo para las empresas y penaliza la creaci¨®n de empleo. El hecho de que los trabajadores coticen es socialmente inaceptable en las condiciones actuales, ya que pone de manifiesto el car¨¢cter regresivo del sistema de la Seguridad Social. Por tanto, hecha la reforma fiscal, y dando por supuesto que el sistema fiscal espa?ol es socialmente avanzado y justo desde el punto de vista redistributivo, la Seguridad Social debe hacer recaer el peso de sus ingresos cada vez m¨¢s sobre las arcas del Estado. Las transferencias del Estado a este organismo, con cargo a los presupuestos de la naci¨®n, tienen que ser crecientes, incluso en la l¨ªnea del objetivo marcado por los pactos de la Moncloa que se fijaban el 20% de aportaci¨®n estatal para el a?o 1982.
Paralelamente al freno que debe establecerse para los ingresos de la Seguridad Social procedentes de las cuotas de trabajadores y empresarios, este organismo debe plantearse seriamente una pol¨ªtica patrimonial que es denominador com¨²n en casi todos los sistemas paralelos del mundo occidental. Las rentas e intereses del patrimonio de la Seguridad Social proporcionan a este organismo alrededor de 4.000 millones de pesetas anuales, es decir, menos del 0,3% del presupuesto de ingresos de un a?o. Aunque ambas magnitudes no son f¨¢cilmente comparables y no existe una correlaci¨®n directa entre presupuesto y rentabilidad de los recursos, se hace dif¨ªcil pensar que pueda rendir tan poco. Hay una exigencia de claridad en las inversiones de la Seguridad Social, totalmente desconocidas para el pa¨ªs, como paso previo a una exigencia de mejor administraci¨®n del patrimonio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.