Una campa?a "boomerang"

LA ABUSIVA campa?a de Televisi¨®n Espa?ola en torno al refer¨¦ndum ha recordado a muchos el ensordecimiento propagand¨ªstico con que el r¨¦gimen franquista rode¨® el manipulado plebiscito de 1966, que aprob¨® apote¨®sicamente la ley Org¨¢nica del Estado. Para recordatorio de las j¨®venes generaciones, no est¨¢ de m¨¢s mencionar que el art¨ªfice de aquel lavado de cerebro colectivo fue el se?or Fraga Iribarne, por aquel entonces ministro de Informaci¨®n, y que los se?ores Silva Mu?oz, L¨®pez Rod¨® y L¨®pez Bravo ocupaban sendos asientos digitales en el mismo Gabinete. Sin perjuicio de se?alar, una vez m¨¢s, la incompetencia y la prepotencia de la televisi¨®n que sufrimos todos los espa?oles, hay que decir, en honor a la verdad, que ni siquiera los desmanes de la propaganda oficial pueden ocultar la diferencia cualitativa entre aquel avasallamiento de 1966 y la campa?a en favor del voto afirmativo en las ¨²ltimas semanas. Por una parte, los partidarios del no y de la abstenci¨®n han tenido acceso a la peque?a pantalla en funci¨®n de los resultados electorales que obtuvieron en junio de 1977 y han tenido iguales oportunidades de llenar las paredes y de celebrar actos p¨²blicos que los propugnadores del s¨ª.Por otra, los defensores del voto afirmativo no han sido s¨®lo los beneficiarios del poder. Las direcciones y los militantes del PSOE y del PCE, e incluso de grupos marxistas-leninistas extraparlamentarios como el PTE y ORT, han rivalizado en entusiasmo con UCD para recomendar el s¨ª a los espa?oles.

En cuanto a la campa?a del partido del Gobierno y del PSOE para apropiarse de la autor¨ªa y del contenido de la Constituci¨®n ha tenido, seguramente, consecuencias negativas. La raz¨®n es que ha dado un ligero barniz de verosimilitud a las falsedades esparcidas desde la ultraderecha y la ultraizquierda acerca del texto que ma?ana se va a someter a refer¨¦ndum. De un lado, la ultraderecha, que ha recibido el inapreciable apoyo del cardenal primado y otros ocho obispos, se ha apoyado en los fervores socialistas para dictaminar con arrogante ignorancia que la Constituci¨®n es marxista. De otro, el dogmatismo y el v¨¦rtigo catastrofista de la ultraizquierda han tomado como base la identificaci¨®n de UCD con la Constituci¨®n para sentenciar que ¨¦sta es el m¨¢s seguro reducto de la reacci¨®n. Entre los dos extremos del espectro, los sectores de la derecha no golpista instalados fuera del Gobierno han ca¨ªdo en la trampa de reducir el refer¨¦ndum de ma?ana a una simple treta del se?or Su¨¢rez. Aunque se pronuncian en favor del s¨ª, lo hacen con voz d¨¦bil y de manera reticente.

Estos son, en definitiva, los efectos boomerang de una campa?a referendatarial mal planteada y peor instrumentada que ha puesto a los espa?oles, tras el aburrimiento del per¨ªodo constituyente, al borde de la desesperaci¨®n televisiva. Es de esperar que la clase pol¨ªtica de la democracia constituida aprenda la lecci¨®n.