El calendario pol¨ªtico: niebla en el futuro

NADIE PONE en duda que al presidente del Gobierno le asiste la facultad potestativa, que le fue regalada por la disposici¨®n transitoria VIII de la Constituci¨®n, para demorar, hasta finales de enero, su decisi¨®n ante el dilema que se le ofrece: sometimiento al voto de investidura o disoluci¨®n de las Cortes. Sin embargo, hay demasiadas cosas -entre otras, los pactos econ¨®micos- condicionadas al desvelamiento de ese secreto como para no exigir a la esfinge que abandone su mutismo. Dada la situaci¨®n general del pa¨ªs, el derecho de que dispone el se?or Su¨¢rez dif¨ªcilmente podr¨ªa prevalecer, atendiendo a razones del bien com¨²n, sobre el deber de aclarar, cuanto antes, unos prop¨®sitos de los que dependen muchas e importantes cuestiones. El r¨¢pido calentamiento de los conflictos laborales ante la renovaci¨®n de los convenios colectivos que expiran a finales de a?o no se habr¨ªa producido si las negociaciones entre la Administraci¨®n. las centrales sindicales y las organizaciones patronales no hubieran entrado en la v¨ªa muerta a la que les ha condenado la obcecada resistencia del presidente del Gobierno a dar publicidad a su calendario.La declaraci¨®n hecha por el secretario general de UCD el pasado jueves en los pasillos del Congreso despej¨®, durante un corto claro, las artificiales brumas creadas por los meteor¨®logos del palacio de la del oncloa para nublar el horizonte pol¨ªtico. Seg¨²n esa calificada voz. el presidente habr¨ªa optado por someterse al voto de investidura y por celebrar. en los plazos legales previstos, las elecciones municipales. Aunque nada dijo el se?or Arias-Salgado acerca de si las actuales Cortes apurar¨ªan su mandato legal hasta junio de 1981, el calendario resultaba muy preciso en sus exclusiones: quedar¨ªan descartadas, por un lado, la convocatoria de las legislativas antes de las municipales y, por otro, la celebracion simult¨¢nea de ambas, lo que dar¨ªa origen al desprop¨®sito de dos elecciones realizadas el mismo d¨ªa pero con circunscripciones diferentes y, con juntas electorales tambi¨¦n distintas para la proclamaci¨®n de candidatos y para el escrutinio de los votos. El se?or Arias-Salgado desminti¨® su declaraci¨®n poco despu¨¦s de haberse franqueado con sus interlocutores en los pasillos de las Cortes. Se abre as¨ª una larga cadena de interrogantes sobre las razones tanto de la inicial revelaci¨®n como de la rectificaci¨®n posterior.

Una golondrina no hace verano, pero es ya una aut¨¦ntica bandad¨¢ de frivolidades la que sobrevuela la vida pol¨ªtica espa?ola. El voto del PSOE favorable a la enmienda vasca sobre los ?derechos hist¨®ricos? en la Comisi¨®n Constitucional del Senado fue abruptamente rectificado en el Pleno de la C¨¢mara alta. El refrendo por UCD del anteproyecto de estatuto vasco ha sido seguido, pocos d¨ªas despu¨¦s, por su rechazo. Por lo dem¨¢s, la reuni¨®n celebrada el viernes por las direcciones del PSOE y del PCE no ha contribuido tampoco a aclarar demasiado el confuso panorama. Si las elecciones municipales no admiten dilaci¨®n ni aplazamiento alguno, la disoluci¨®n de las Cortes y la consiguiente convocatoria de legislativas tendr¨ªa que quedar excluida del calendario soc¨ªalista y comunista. No habr¨ªa, as¨ª, m¨¢s salida que el voto de investidura.

Sin embargo, el viraje dado por el PCE en torno al contenido de ese voto abre nuevas perspectivas a la crisis. Si los comunistas votan en contra del se?or Su¨¢rez, en vez de abstenerse, en la segunda ronda, cuando el presidente s¨®lo necesita mayor¨ªa relativa para ser designado, y si los socialistas mantienen como es previsible la misma actitud, no le va a ser f¨¢cil al se?or Su¨¢rez conseguir la investidura sin el apoyo de Alianza Popular o de las minor¨ªas vasca y catalana. Lo cual situar¨ªa en liza una nueva posibilidad hasta ahora apenas considerada: que otro l¨ªder de UCD tuviera que llevar a cabo las combinaciones pol¨ªticas necesarias, a la derecha o a la izquierda, para formar Gobierno.

Asi, pues, seguimos donde est¨¢bamos: en la total ¨ªncertidumbre acerca del calendario pol¨ªtico. No parece aventurado suponer que el se?or Su¨¢rez ir¨ªa resueltamente a la disoluci¨®n de las Cortes si existe un m¨ªnimo riesgo para su investidura; y que el giro dado por el PCE actualiza ese peligro, pues no parece probable ni que el actual presidente acepte la investidura en las condiciones establecidas por el Grupo Comunista, ni que el segundo interlocutor implicado en la operaci¨®n -el PSOE- rectifique su estrategia de exigir legislativas antes de aceptar una coalici¨®n gubernamental o un pacto de leg¨ªslatura. Pero si el se?or Su¨¢rez optara por la disoluci¨®n de las Cortes, el objetivo prioritario de los socialistas y de los comunistas, las, elecciones municipales, quedar¨ªan postergadas a las legislativas.

El enredo, as¨ª pues, se hace cada vez mayor. Y a menos de que el se?or Su¨¢rez se resigne a depender de las minor¨ªas nacionalistas o de Alianza Popular, o de que el PCE rectifique su rumbo, o de que el PSOE modifique su estrategia, da la impresi¨®n de que ese nudo gordiano s¨®lo lo podr¨ªa deshacer la disoluci¨®n de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales, con el consiguiente aplazamiento de los comicios municipales. En cualquier caso, parece no ya un gesto de cortes¨ªa, sino un deber para los ciudadanos, que el actual presidente del Gobierno, aunque no le obligue la Constituci¨®n, salga de su mutismo.