Feliz a?o dif¨ªcil
EL A?O que ayer comenz¨® nace bajo el signo de las dificultades y de la actividad. En el cap¨ªtulo de las primeras, la situaci¨®n de enrarecimiento de la econom¨ªa, con un paro creciente y unas expectativas confusas, y la escalada, parece que imparable, del terrorismo en el Pa¨ªs Vasco hacen prever que los pr¨®ximos meses no van a ser m¨¢s, halag¨¹e?os que los ¨²ltimos que hemos vivido. En el terreno de la actividad, la doble convocatoria electoral pone en marcha, desde hoy mismo, el aparato de los partidos para situarlos en la carreta por obtener esca?os en las Cortes y concejal¨ªas en los ayuntamientos.Sobre la econom¨ªa parece reiteraci¨®n innecesaria hacer hincapi¨¦ en lo que tantas veces ha quedado dicho: si no se quieren perder los buenos rendimientos obtenidos en el pasado a?o en el control de la inflaci¨®n y mejor¨ªa de la balanza de pagos es preciso un plan a medio plazo, que garantice la estabilidad y frene el aumento del desempleo al tiempo que prepare un aut¨¦ntico relanzamiento econ¨®mico.
S¨®lo despu¨¦s de celebradas las elecciones generales podr¨¢ existir un Gobierno con autoridad y coherencia para hacer algo as¨ª, pero es preciso que los partidos expongan lo m¨¢s n¨ªtidamente posible, a la hora de defender en la campa?a electoral sus programas, qu¨¦ medidas concretas prev¨¦n aplicar para el saneamiento econ¨®mico y qu¨¦ incidencia y significado van a tener en las econom¨ªas dom¨¦sticas. Ha pasado ya la hora de los grandes pronunciamientos sobre el modelo de sociedad, que s¨®lo ser¨¢n v¨¢lidos si van acompa?ados de pasos concretos que conduzcan a esos modelos.
El tema del terrorismo comienza a tomar caracteres espec¨ªficos en la oleada de asesinatos de lo que podr¨ªamos denominar como ?gente com¨²n? sucedidos en los ¨²ltimos d¨ªas en el Pa¨ªs Vasco. Efectivamente, ya no son preferentemente miembros de las fiterzas de seguridad las v¨ªctimas de los asesinos, y un elevado n¨²mero de personas sin aparente actividad ni compromiso pol¨ªtico y sin ning¨²n historial que indique que puedan ser calificados de ?confidentes? por los terroristas han ca¨ªdo bajo las balas de las metralletas. Si la intenci¨®n de ETA es dejar patente que en Euskadi hoy puede morir cualquiera, queremos decir que la seguridad ciudadanaino est¨¢ garantizada, hay que decir que lo est¨¢ consiguiendo. Parece bastante claro que los espa?oles -y sobre todo los residentes en el Pa¨ªs Vasco- vamos a tener que acostumbrarnos, en cierta medida, a convivir con el fen¨®meno terrorista del Norte. Esto no significa que no deban extremarse los esfuerzos pol¨ªticos y policiales contra semejante lacra, sino que es preciso asumir con realismo que el tema no ha de ser resuelto ni por este Gobierno ni por ning¨²n otro Gobierno a corto plazo.
La utilizaci¨®n de la situaci¨®n por la extrema derecha para atacar las instituciones b¨¢sicas de este r¨¦gimen de libertades seguir¨¢, por lo dem¨¢s, en el futuro; y con ella su constante apelaci¨®n para aplicar medidas excepcionales en Euskadi o utilizar el Ej¨¦rcito en los intentos de pacificaci¨®n. La historia y la experiencia demuestran que nada de esto suele resolver casos semejantes, sino, antes bien, empeorarlos. Los empeora, sin duda, cuando tales medidas son tomadas desde una convicci¨®n no democr¨¢tica y en defensa no de las libertades de todos, sino de los privilegios y garant¨ªas de s¨®lo un sector de la poblaci¨®n. Nada indica en definitiva que en 1979 el terrorismo pueda ser liquidado. Y, de nuevo, cualquier acci¨®n eficaz contra ¨¦l necesita ser tomada por un Gobierno capaz de sentirse respaldado parlamentaria y popularmente y conocedor de que tiene un margen de tiempo suficiente para actuar.
Es ah¨ª de nuevo donde entramos en el terreno de la actividad pol¨ªtica, con la convocatoria de elecciones legislativas y municipales. Estos comicios van a configurar decisivamente la estructura pol¨ªtica espa?ola para un per¨ªodo de tiempo suficientemente largo y van a permitir la normalizaci¨®n pol¨ªtica general, pendiente s¨®lo despu¨¦s de tema tan escabroso como la promulgaci¨®n de los estatutos de autonom¨ªa.
Mientras que en la econom¨ªa o en el orden p¨²blico 1979 resultar¨¢, seg¨²n hemos querido explicar, un a?o-puente, el aparato pol¨ªtico del r¨¦gimen debe salir en los pr¨®ximos meses consolidado y estable. Este es el a?o de institucionalizaci¨®n definitiva de la democracia, que es, sin duda, un r¨¦gimen cargado de contradicciones, y por lo mismo de di¨¢logo, de dinamismo y de creatividad. De las elecciones generales ha de salir la composici¨®n de un nuevo Parlamento,que no podr¨¢ permitirse ya las biso?eces ni las ingenuidades que las Cortes Constituyentes, v¨ªctimas del arrebato de la prisa y enrojecidas de satisfacci¨®n por su misi¨®n hist¨®rica, nos han deparado. Ha de salir tambi¨¦n ese Gobierno s¨®lido que reclam¨¢bamos, capaz de aplicar la autoridad sin da?ar para nada las libertades que la Constituci¨®n ampara.
De las municipales no s¨®lo han de derivarse unos ayuntamientosy diputaciones m¨¢s eficaces y entroncados con los deseos y las necesidades populares: la democracia municipal debe dar contenido y estructura, tejido b¨¢sico, a la democracia toda. Estas elecciones locales van a retratar hasta d¨®nde el caciquismo sigue o no imperando en nuestro pa¨ªs, cu¨¢l es el grado de integraci¨®n de los ciudadanos en los problemas que m¨¢s directamente les ata?en y cu¨¢l la capacidad de respuesta de las comunidades. Y el propio futuro de las autonom¨ªas pol¨ªticas y administrativas va a depender sin duda en parte tambi¨¦n de ellas.
As¨ª, pues, desde el punto de vista pol¨ªtico, 1979 s¨ª puede y debe ser un buen a?o, un a?o feliz. Es el a?o en el que las estructuras pol¨ªticas de la democracia -con la promulgaci¨®n adicional de las leyes org¨¢nicas que la Constituci¨®n prev¨¦- van a ponerse finalmente a punto; el a?o de la normalizaci¨®n de Espa?a. Por eso mismo, con la mirada puesta en los problemas y dificultades que inevitablemente han de preocuparnos, pero no abrumarnos, deseamos hoy. sin ning¨²n ¨¢nimo de iron¨ªa, y con toda convicci¨®n, un feliz a?o dif¨ªcil a nuestros lectores.
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