Carta abierta a un asesino
Me han contado, testigos presenciales, que en la aciaga ma?ana que asesinaste a mi hermano, te temblaba la mano. Estabas descompuesto, sent¨ªas miedo. Y es l¨®gico. Disparabas contra un hombre, un semejante a quien con toda seguridad no conocer¨ªas ni de nombre y al que te hab¨ªan se?alado como blanco de tu pistola, sabiendo de ¨¦l lo que yo s¨¦ de t¨ª; nada.Matabas, seguro, por un pu?ado de monedas que te librar¨ªan de tu miseria. No matabas por ning¨²n ideal, puesto que no puede existir ideal racional que admita en su programa la irracional idea del asesinato. Cuando no se encuentran argumentos para convencer, es cuando se recurre a la dial¨¦ctica de la violencia.
Quien te asegur¨® la liberaci¨®n de tus necesidades con ese dinero, te enga?¨®; por eso temblabas. Ahora quiz¨¢ lo comprendes; tarde. Ese dinero, bolsa deJudas, pronto se te agotar¨¢ y te ver¨¢s necesitado de volver a matar. ?Qu¨¦ triste porvenir! Quiente prometi¨® la liberaci¨®n, te hizo esclavo. ?Lo entiendes? Has dejado de ser hombre. Has vuelto a un estadio primitivo de bestia. Has dado un salto atr¨¢s en la escala de la evoluci¨®n biol¨®gica. Te has convertido en un irracional, en una bestia.
El hombre, para que lo sepas, es el ¨²nico ser de la creaci¨®n que posee la facultad de imaginar. Y gracias a esta preciosa facultad, a este exclusivo don, puede liberarse de la esclavitud biol¨®gica que caracteriza a todos los dem¨¢s irracionales, de tener que matar a sus se mejantes para poder subsistir. Por esta sencilla raz¨®n, el hombre puede considerarse el rey de la creaci¨®n. La materia vive en los minerales, siente en los vegetales, piensa en los animales, e imagina en el hombre. Descartes se qued¨® corto. Su ?Cogito?..., perdona, citarte en lat¨ªn me parece una pedanter¨ªa y es hablarte de cosas que quiz¨¢ no entiendas.
Intento por todos los medios que me comprendas cuando leas esta carta. Supongo que sabras leer. Cultura no te supongo, pues de haberla tenido no habr¨ªas matado. Si eres analfabeto, no es culpa tuya, somos culpables los dem¨¢s.
Ese hombre a quien t¨² has matado era un obrero de la ley. Un hombre liberal que intentaba, a fuerza de estudio, perfeccionar las leyes, para que ¨¦stas fuesen lo m¨¢s equitativas posibles, a fin de que los hombres podamos vivir en paz. Si con su trabajo logr¨® modificar alguna perfeccion¨¢ndola, ya est¨¢ justificada su existencia. Si no lo logr¨®, no fue por falta de voluntad. Te aseguro que, fue un juez justo, sereno, independiente, no conoci¨® ni a su familia en el ejercicio de su profesi¨®n, pero siempre fue huma no. Si inclinaba la balanza, que siempre procur¨® mantenerla en el fiel, lo hacia en favor del d¨¦bil. Cr¨¦eme. Y disculpame por sentir me orgulloso de haber sido gestado en el mismo seno materno.
Estoy llorando. Mi llanto es por ¨¦l y por ti. El ya ha encontrado la paz, t¨² no. Estar¨¢s acorralado, te meroso, con la ¨ªntima satisfacci¨®n de verte en un callej¨®n sin salida, huyendo de la muerte. Te com prendo. Y te compadezco. Esta so ciedad insolidaria en que estamos inmersos, con su ego¨ªsmo, con su falta de valor c¨ªvico, con su desamor, es culpable. Es culpable de que existan seres desamparados como t¨². Si te hub¨¦sernostrise?ado el amor, si hubi¨¦semos labrado el inculto campo de tu cerebro sem brando en ¨¦l, si te hubi¨¦semos liberado de opresivos tab¨²es, si no hubi¨¦semos medrado con tu miseria, hoy no tendr¨ªamos que llorar por ti.
Es cierto, tenernos que mod¨ªficarnos todos. Hay que cambiar la sociedad. Pero con ¨¢nimo constructivo. Buscando soluciones, que las hay. No es este el momento de explicarlas. Tenemos que amamos los unos a los otros soportarnos, convivir. Si ahora no te lo puedo explicar bien, d¨ªsc¨²lpame, lagrimeando no se puede escribir con buena ma?a.
Esta sociedad opresiva que ni ti, ni yo hemos creado, hay que modificarla; pero no a tiros. Si entiendes de mec¨¢nica, sabr¨¢s que la revoluci¨®n es el movimiento completo de un objeto alrededor de un centro. M¨¢s claro, un burro que da vueltas en una noria jam¨¢s avanza, siempre est¨¢ dando vueltas en el mismo sitio. La violencia revolucionaria s¨®lo consigue dar traspi¨¦s retrasando en su avance a la humanidad que evoluciona. El hombre modifica su entorno con la imaginaci¨®n, nunca con la fuerza bruta de sus m¨²sculos. Con tus brazos, s¨®lo ser¨¢s capaz de mover un centenar de kilos. Con tu inteligencia, millones de toneladas. Pregunta por Nobel, por Einstein.
Las revoluciones no se hacen con armas, se logran con ideas. Las armas siempre acaban volvi¨¦ndose en contra del que las utiliza. Los guardaespaldas, siempre acaban alz¨¢ndose con el bot¨ªn.
Ni Alcal¨¢-Zamora ni Aza?a se hubiesen atrevido a decir lo que en Canarias dijo este joven presidente de la Rep¨²blica y Rey de todos los espa?oles: ?Hay que defender los derechos de los marginados?. ?Tus derechos! ?Sabes lo que eso significa? Un acierto digno de Bakunin. ?As¨ª es como se avanza! ?As¨ª se reina en el coraz¨®n de todos!
Pero volvamos a lo tuyo. ?Quieres volver a ser libre, a ser hombre, a liberarte de la muerte que portas en lo m¨¢s ¨ªntimo de tu ser, a dejar de temblar como un pobre chacal amedrentado? Entr¨¦gate. Retorna al sendero de la legalidad, no sigas en el arc¨¦n de los marginados, s¨¦ inteligente. Ten fe en ti mismo. Ah¨ª tienes al, Lute. Cajal fue un ni?o d¨ªscolo, lee cuando puedas sus memorias, aprender¨¢s a ser un hombre. Pi¨¦nsalo, no temas, me ofrezco como abogado a interceder por t¨ª. Nadie pedir¨¢ tu cabeza. Nadie pide la cabeza de un enfermo. Cr¨¦eme. No intento atraerte con enga?os. Como prueba te dir¨¦ m¨¢s. Tengo una hija mong¨®lica, subnormal. Vengarme contigo ser¨ªa tan insensato como vengarme con ella. ?Puedo acaso castigarla por sus desmanes?
No me conoces. Nac¨ª rico y hoy me encuentro totalmente arruinado. Los avatares de estos ¨²ltimos cuarenta a?os se han cebado en m¨ª. Ya tan s¨®lo me queda esperar a que baje un angelito del cielo y me sacuda un par de palos en las espaldas. He pasado por todas. Desde la persecuci¨®n de mi padre por ?los buenos?, hasta la, muerte de mi hermano por ?los malos?. Aparte de una ruina total por decreto. ?Dios se lo pague a Ullastres!, acertado economista. Otros nost¨¢lgicos se han enriquecido, pero quiz¨¢ no puedan hacer p¨²blico balance c¨®mo yo. ?Masqu¨¦ importa! Hoy me encuentro millonario en experiencia. La letra con sangre entra. Jam¨¢s recurr¨ª a mi hermano para pedir protecci¨®n, ni ¨¦l me la hubiese dado. Eso te da una clara prueba de su honestidad de hombre.
Si con esta carta consigo tu redenci¨®n, habremos logrado entre todos que la semilla que ayer enterramos fructifique con la paz y la concordia de todos. La vuelta del hijo pr¨®digo es signo de alegr¨ªa. La muerte no debe de engendrar actitudes airadas, sino serena reflexi¨®n. La inteligencia ha de prevalecer, frenando los impulsos irracionales de la bestia musculada. La ley del Tali¨®n no es de hombres. Perdonar de coraz¨®n es m¨¢s duro que el vil placer de la venganza. El rencor es de cobardes. Devolver bien por mal es un placer de hombres. Cr¨¦eme. Los m¨²ltiples vara.palos con que me ha venido obsequiando la vida, me han ense?ado a saber perdonar. Y a llorar sin perder el humor. Si no bendigo a la mano que me hiere, como Pem¨¢n, quiz¨¢ sea porque entienda la poes¨ªa de otra manera. Hay que ser senequistas, pero sin cortarse las venas ante los nerones de turno., La cicuta socr¨¢tica es una cobard¨ªa. Si hay que morir, se muere dand? la cara.
Quien te impuls¨® a matar, ?qu¨¦ pretende? ?Basta ya de muertos! ?Cesen los entierros! Esta vieja piel de toro que a¨²n contin¨²a teniendo los cuernos en Gibraltar, ya tiene bastante enrojecida la arena de su ruedo ib¨¦rico, donde tan tradicionales las corridas goyesc¨¢s, de alamar y luto, se han venido celebrando. Aventemos la sombra de Ca¨ªn que planea siniestra sobre este alegre jard¨ªn de las Hesp¨¦rides, con la fe serena de un porvenir m¨¢s grato. Alegremos los corazones con un grito de ?Viva la inteligencia!, antag¨®nico a los salmantinos ayes. Quien mira atr¨¢s s¨®lo consigue con su gesto quedar convertido en rid¨ªcula estatua de sal. Los nost¨¢lgicos s¨®lo a?oran sus corruptos privilegios. Avancemos rectamente hacia el porvenir, con la vista fija en la lejan¨ªa, donde se avizora una vida m¨¢s humana, m¨¢s igualitaria y m¨¢s serena. Con una diferencia de quince siglos, San Agustin y Toynbee as¨ª la vieron. El hombre, impulsado por su evoluci¨®n natural, camina hacia la verdadera libertad de forma irreversible. Los tropiezos de unos a?os, las contrarias circunstancias de unos siglos, nada suponen en una medida de milenios. No hay que perder la fe. Caminar hacia la libertad ya es un poco estar en ella. La dureza del camino es compensada con el descanso de la llegada.
Vivimos en un pa¨ªs de sol y alegr¨ªa. La Espa?a negra s¨®lo existe en la imaginaci¨®n oportunista de unos pocos que viven del medro. Agoreras aves de rapina, que planean en el azul del cielo, acechando la carro?a de sus aternorizadas v¨ªctimas. Pesimistas augures, que engordan sus arcas, con las plusval¨ªas que sacan de bara.to, al pueblo alegre y confiado que labora. Siniestros vampiros, amigos de las tenebrosas sombras, quesirven de id¨®neo medio para el desenvolvimiento de sus inconfesables actividades.
?Ahuyent¨¦moslos! No nos dejemos embargar por sus interesados pesimismos. El miedo se evita cantando. Entonemos alegres canciones de nuestra plural geograf¨ªa. Las malas rachas se pasan. Zortzicos, jotas, soleares. Aires de Asturias. ?Animo! Por si puede valerte ah¨ª tienes esta sole¨¢: ??Tengo las manos vac¨ªas de tanto dar sin tener, pero son las manos m¨ªas.? ?Que no decaiga!
Vuelve a la recta senda de los hombres libres, para que con serenidad puedas aclarar qui¨¦n fue la sombra que te impuls¨® a tu reprobable acci¨®n, y as¨ª lograr despejar de una vez los negros nubarrones que se presentan por el horizonte. Haznos este servicio, que ahorrar¨¢ a esta tierra de in¨²tiles matanzas venideras, descubriendo al siniestro manipulador que de tan cruel manera maneja los hilos de sus endiabladas marionetas. D¨ªnoslo, y as¨ª evitar¨¢s que ese malvado sin conciencia consiga su maquiav¨¦lica intenci¨®n de enloquecernos a todos para su particular provecho. Quien juega con la vida ajena desde el bufete de un despacho no puede calific¨¢rsele ni de paranoico. No existe palabra para definir tama?a vesan¨ªa. Su depravaci¨®n es tal, que aun n ?degrad¨¢ndole al m¨¢s primitivo estadio de los protozoos puede ser clasificado.
De todo coraz¨®n te lo pido. Si te, sirve, me ofrezco de reh¨¦n para tu garant¨ªa. Incluso estoy dispuesto a cambiar mi vida por la tuya. Bien poco te ofrezco, mi vida poco vale. T¨² puedes devolver la tranquilidad a un pa¨ªs. ?Habla! Si quieres puedes salvamos a todos de la borrasca que presentimos, ?Hazlo, por favor, que ya est¨¢ bien! Cuarenta a?os esperando a que amanezca, y ahora, as¨ª, de pronto, ver c¨®mo la noche se va a cerrar en agua y puede ser toledana, es algo como para soltar unos cuantos tacos, y a cu¨¢l m¨¢s fuerte. Umbral as¨ª lo har¨ªa.
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