Los OVNI, entre el misterio y la manipulaci¨®n de los Gobiernos
El a?o pasado, Encuentros cercanos en la tercera fase planteaba, con una relativa seriedad (y por vez primera en cine), el tema de los OVNI y su ocultaci¨®n por parte de los estamentos oficiales norteamericanos. Con una pasmosa puntualidad surge ahora a las pantallas de televisi¨®n una serie de telefilmes que con el nombre de Proyecto UFO parecen buscar una rehabilitaci¨®n de la malparada imagen que la anterior pel¨ªcula hab¨ªa dejado acerca de la actitud de las fuerzas a¨¦reas norteamericanas sobre el tema. Informa Jos¨¦ Manuel Costa.
La contemplaci¨®n de objetos extra?os en el cielo no es, desde luego, nada nuevo y se dan ya en el alba de todas las civilizaciones conocidas. En los ¨²ltimos siglos el auge del cientificismo y las nuevas concepciones cosmol¨®gicas que comportaba no explicaron estos fen¨®menos, pero les despojan de su aura m¨¢gica o divina releg¨¢ndolos al amplio caj¨®n de sastre de lo que se conocer¨¢ alg¨²n d¨ªa. No ser¨¢ hasta la segunda guerra mundial, coincidente con el desarrollo de los m¨¦todos de seguimiento a¨¦reo, cuando el tema OVNI comienza a adquirir una amplia trascendencia y los servicios de inteligencia americanos a encenegarse en una serie conmovedora de contradicciones y manipulaciones de la opini¨®n p¨²blica.Mientras dur¨® la guerra, los OYNI revest¨ªan un inter¨¦s militar claro y su control pertenec¨ªa a los servicios de inteligencia militares.
Aquellas apariciones de cosas que se mov¨ªan pod¨ªan indicar la existencia de nuevos artefactos enemigos de una tecnolog¨ªa sumamente avanzada y peligrosa. Finalizada la guerra caliente, comienza la fr¨ªa y el anterior criterio se emple¨® frente a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pronto se comprendi¨® que era absurdo de que ¨¦sta viniera a mostrar sus nuevos aviones frente a las ventanas americanas, al alcance de sus armas.
Poco a poco la t¨¢ctica de ocultaci¨®n pura y simple se fue viendo m¨¢s y m¨¢s comprometida, ya que los OVNI comienzan a aparecer en las pantallas de radar civiles, a ser observados por altos cargos de la Administraci¨®n y la opini¨®n p¨²blica exige una aclaraci¨®n.
Debido a ello se re¨²ne del 14 al 18 de enero de 1953 una comisi¨®n de expertos que se encargar¨¢n, no s¨®lo de valorar las informaciones recogidas hasta el momento sobre fen¨®menos OVNI, sino de ofrecer una serie de recomendaciones en cuanto a la interpretaci¨®n y actitud ante los mismos. Dicha comisi¨®n, formada por un premio Nobel de F¨ªsica (el doctor Luis W. Alvarez), expertos en energ¨ªa at¨®mica, astr¨®nomos y t¨¦cnicos, depend¨ªa directamente del director de la CIA, Alan Dulles.
La fuerza a¨¦rea (que seg¨²n diferentes informes es un vivero de agentes de inteligencia americana) ofreci¨® tres estudios intensivos fruto de otras tantas campa?as de investigaci¨®n (la operaci¨®n Signo, la Aversi¨®n y los primeros datos del proyecto Libro Azul) sobre testimonios personales y colectivos, adem¨¢s de una serie de pel¨ªculas perfectamente contrastadas y en las que aparec¨ªan luces y formas sin explicaci¨®n posible. No obstante, la comisi¨®n no consider¨® dichas pruebas a falta de comprobaciones extensivas. Esto quiere decir que los cient¨ªficos necesitaban, al parecer, a un marciano sentado sobre su mesa para llegar a alg¨²n tipo de toma de postura positiva. Corno era previsible no se dio este supuesto y el panel no ofreci¨® explicaci¨®n alguna al fen¨®meno.
Peligro de histeria colectiva
Lo que s¨ª hizo en cambio fue llegar a la conclusi¨®n de que los OVNI no supon¨ªan mayor peligro militar excepto en cuanto: a) pudieran servir de camuflaje a aviones enemigos disfrazados; b) recargaran los canales de informaci¨®n de emergencia con datos falsos, o e) provocaran una histeria colectiva capaz de situar a la naci¨®n en inferioridad psicol¨®gica ante una eventual agresi¨®n armada. En previsi¨®n de estos supuestos la comisi¨®n recomienda una operaci¨®n de informaci¨®n y otra de descr¨¦dito sobre el tema OVNI.
La primera fase trataba de que los americanos (?y aliados?) supieran identificar con seguridad los distintos tipos de objetos que vuelan (globos-sonda, bandadas de p¨¢jaros, helic¨®pteros ... ) o, mutatis mutandi, que la poblaci¨®n achacara a estos cuerpos conocidos la aparici¨®n de fen¨®menos OVNI.
La segunda, el descr¨¦dito, era mas compleja y ya desde su formulaci¨®n supon¨ªa una manipulaci¨®n real de la opini¨®n. La base de la misma era dar una gran publicidad a ciertos fen¨®menos para, al poco tiempo descubrir entre grandes risas el fraude. A ello se prestaron gustosamente legiones de visionarios profetas y catastrofistas (que vieron c¨®mo sus libros sobre el tema resultaban lanzados a los primeros lugares entre los best-sellers. Al mismo tiempo, celebridades como Walt Disney, estudios cinematogr¨¢ficos y cadenas de televisi¨®n se mostraron muy satisfechos de poder colaborar, dando paso a las m¨¢s incre¨ªbles teor¨ªas mientras se ocultaban los datos reales.
Todo ello intentaba sembrar la incredulidad entre el p¨²blico, pero en 1966 una encuesta Gallup demostr¨® la inutilidad de estos intentos al mostrar que m¨¢s de quince millones de norteamericanos hab¨ªan visto un OVNI (o m¨¢s, como en el caso del presidente Carter, que inform¨® sobre dos visiones). Como dir¨ªa el ex asesor cient¨ªfico de la fuerza a¨¦rea Hyneck, ?se ha ido creando a trav¨¦s de los a?os un sorprendente c¨²mulo de informes incre¨ªbles provenientes de personas de toda credibilidad?. Son casos como el ocurrido hace pocos meses en Espa?a, cuando un OVNI sobrevol¨® Castelldefels y el aeropuerto de Barcelona, siendo observado por un n¨²mero considerable de personal del mismo.
Y con todo, lo m¨¢s importante, por ahora, tal vez no sea el origen o car¨¢cter de unos fen¨®menos sobre los que no poseemos ning¨²n control, sino constatar una vez m¨¢s c¨®mo y en qu¨¦ forma se manipula la informaci¨®n y el quedarnos con la suave duda de que tal vez hoy y ahora estemos siendo enga?ados una vez m¨¢s.
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