El eje Castellana-General¨ªsimo un escaparate de irregularidades urban¨ªsticas
El eje Castellana-General¨ªsimo, que a golpe de rascacielo, standing elevado y alteraci¨®n de planes, pretende convertirse en la nueva city de Madrid, est¨¢ modificando notablemente su entorno. El eje fagocita otros barrios, otros ambientes y otros suelos que sirvan de colch¨®n urban¨ªstico a esos gigantes de aluminio y cristal que emprenden una loca carrera hacia lo alto. Los bancos necesitan nuevas fachadas, alejadas de la ya gastada Alcal¨¢ y Gran V¨ªa. En lugares donde antes el suelo estaba destinado a tejar, hoy se proyectan cientos de cub¨ªculos funcionales capaces de absorber la demanda administrativa. En medio de estos dos destinos, todo un proceso de revalorizaciones, especulaciones, plusval¨ªas, puntos valor y sumas mareantes de dinero. Victoria Catalina y Miguel Angel Crespo han preparado el siguiente informe.
La ordenaci¨®n del la Castellana y el eje de la avenida del General¨ªsimo han sido los temas de una mesa redonda celebrada en EL PAIS. A ella asistieron personas en una u otra forma relacionadas con el tema. Pedro Bidagor, autor del Primer Plan de Reforma de Madrid. Antonio Lamela, arquitecto de, entre otras muchas obras, las Torres de P¨¦rez. Vicente Padilla, gerente de AZCA, Alfonso Alvarez-Mora, director del Archivo Hist¨®rico del COAM, y el urbanista Fernando Roch.Los puntos a tratar se centraban en las ideas rectoras del plan primitivo, el motivo de su cambio, desarrollo del nuevo planeamiento e influencia de la actuaci¨®n urban¨ªstica cara al futuro, en relaci¨®n con las zonas colindantes y el resto de la ciudad.
La Castellana no es una v¨ªa m¨¢s de Madrid. Ha sido y es un elemento excepcional, reclamado por las clases que detentan el poder. Desde Carlos III hasta nuestros d¨ªas, este hecho ha condicionado su trazado y desarrollo.
Actualmente su elevada densidad, la acumulaci¨®n de edificios de gran altura, la pr¨®xima disoluci¨®n de la asociaci¨®n AZCA y el deterioro general de este eje, motivaron la celebraci¨®n de esta, mesa redonda.
El Plan de 1929
?Fue en 1929, con el Plan de Zuazo y Jansen, cuando se propuso por primera vez la prolongaci¨®n del eje de la Castellana.? Explica Pedro Bidagor. ?La idea cuaja en tiempos de la Rep¨²blica, y al terminar la guerra civil se empieza a perge?ar el nuevo Plan de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid, en el que ya decididamente se determina la configuraci¨®n de dicha prolongaci¨®n. Pretend¨ªamos hacer un plan realista, que fuese llevado a la pr¨¢ctica inmediatamente, con nuestros propios medios y el mayor control posible. Tres eran nuestras principales preocupaciones: la composici¨®n, es decir, obtener una expresi¨®n adecuada de car¨¢cter formal. Utilidad y funcionamiento, ofreciendo un amplio muestrario de posibilidades, procurando evitar toda reforma que desfigurase el centro de Madrid y generase nuevos focos de atracci¨®n en el mismo. Por eso siempre fue una de nuestras ideas principales crear una reserva comercial en la manzana que actualmente ocupa AZCA, as¨ª desplaz¨¢bamos las actividades de comercio y oficinas, pero las previsiones no correspond¨ªan a los vol¨²menes y densidades actuales. Por ¨²ltimo, la ejecuci¨®n del proyecto deb¨ªa ser financiada por los propios interesados, para lo cual se impon¨ªa a los propietarios de los terrenos unos plazos de ejecuci¨®n que en caso de no cumplirse llevar¨ªan a la expropiaci¨®n. Intent¨¢bamos as¨ª agilizar y controlar la realizaci¨®n del proyecto, con un capital m¨ªnimo de inversi¨®n de unos cinco millones. ?
Pero este Plan, que se utiliza como exponente de un momento pol¨ªtico, cuando llega la hora de las realizaciones (inversiones) se cambia por otro planeamiento m¨¢s ajustado a los intereses especulativos. Pedro Bidagor dice al respecto: ?Nosotros, tanto en el Plan como en las ordenanzas, restring¨ªamos el cambio de uso y la densidad de la edificaci¨®n, ya que el nuevo ensanche generaba un volumen de tr¨¢fico muy elevado, y no era aconsejable la sustituci¨®n de las anteriores construcciones (palacetes y viviendas de baja densidad) por edificios comerciales y de oficinas. Dedicando, en exclusivo, a esta funci¨®n los terrenos actualmente ocupados por AZCA. ?
Pero lo que m¨¢s duele a Bidagor es la alteraci¨®n sufrida en las zonas verdes y de reserva previstas en el Plan, ya de siempre criticadas.
Unas han sido cercenadas, as¨ª el Palacio de Exposiciones y Congresos, erigido sobre una de ellas. Otras se han inaugurado hace poco, a pesar de estar planificadas desde hace m¨¢s de veinte a?os, y es que el planeamiento se ajusta m¨¢s a los intereses privados, aun a costa de la ciudad y sus habitantes.
De zona verde a gran almac¨¦n
Alfonso Alvarez-Mora apunta como ejemplo y antecedente de la actual ordenaci¨®n el proceso de destrucci¨®n del palacio de Larios y la posterior edificaci¨®n de los almacenes Sears y el hotel Villamagna. ?En el plan del 60 se destinaba esta parcela a zona verde, pero esto entraba en conflicto con los intereses de los propietarios, y, aduciendo una serie de razones, se solicita, en base a esta manzana, el cambio de ordenanza a lo largo de todo el eje. En definitiva, se promueve dicha transformaci¨®n, que es concedida antes de ser aprobado el nuevo plan, llegando as¨ª un momento en el que surge una fuerte contradicci¨®n entre el uso (zona verde) que se asignaba en el plan del sesenta, todav¨ªa vigente en aquel momento, y la disposici¨®n de la Comisar¨ªa General de Urbanismo, que hab¨ªa aprobado el cambio de ordenanza. Adem¨¢s, en este caso, fue necesaria la anulaci¨®n de un testamento que expresamente imped¨ªa la transformaci¨®n del palacio.
Abundando en el tema, Fernando Roch resalta en todo este proceso ?una absoluta falta de escr¨²pulos?, que convierte en cosa normal la variaci¨®n e incluso anulaci¨®n de las ordenanzas urban¨ªsticas ante intereses privados, de claro matiz especulador, que, al final, se imponen de forma inapelable.
Antonio Lamela enfoca el origen de este estado catastr¨®fico desde un punto de vista m¨¢s global: ?EI problema es m¨¢s profundo, se ha llegado a la situaci¨®n actual porque la sociedad no ha sabido crear los instrumentos necesarios para dise?ar las ciudades, no ha creado urbanistas, estamos haciendo urbanismo personas no capacitadas para ello, profesionales de otras procedencias con una visi¨®n muy limitada y, adem¨¢s, sin una ordenaci¨®n general. La ciudad es algo m¨¢s que un conjunto de calles y plazas con su infraestructura, tiene que ser consecuencia de una planificaci¨®n territorial amplia y ambiciosa, que deber¨¢ rebasar no s¨®lo el nivel regional, sino el nacional. Hay que dejar de confundir ciudad con arquitectura, abandonar esa importancia suprema que damos al ?planismo? y al ?maquetismo?.
Azca, un invento de la Administraci¨®n
Pero, a niveles m¨¢s concretos, uno de los elementos cruciales en el desarrollo del nuevo plan es el complejo Azca, constituido como ?asociaci¨®n mixta de compensaci¨®n? de la zona comercial de la avenida del General¨ªsimo en 1964, cuyo objetivo primordial es la urbanizaci¨®n de la manzana limitada por las calles General¨ªsimo, General Per¨®n, Orense y Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde. La asociaci¨®n est¨¢ regida por cinco organismos de administraci¨®n interna. El delegado del Gobierno del Area Metropolitana de Madrid es el presidente de cuatro de ellos, en otro figura el alcalde de la Villa, sin faltar tampoco los directores de Arquitectura y Urbanismo, as¨ª como el gerente municipal de Urbanismo, razones, en teor¨ªa, suficientes para asegurar la correcta realizaci¨®n del proyecto.
Vicente Padilla, gerente de la asociaci¨®n, nos refiere los fundamentos y funcionamiento de Azca, as¨ª como las ventajas que aporta a Madrid: ?Fue la Administraci¨®n quien impuso, en esta manzana un centro comercial. Los propietarios no lo aceptaron en un principio, y la Direcci¨®n General de Urbanismo les oblig¨® a hacerlo. Se reparcel¨® el terreno y se adjudicaron, a cambio de los solares, unos "puntos valor" proporcionales a las propiedades, de los cuales participaban el Ayuntamiento y Coplaco, que controlan la ejecuci¨®n directamente. En 1954, Antonio Perpi?¨¢ gan¨® el concurso convocado para el proyecto de ordenaci¨®n. En el 64 se constituye Azca, y se empiezan a realizar estudios de viabilidad, demanda de usos transporte, etc¨¦tera, con los cuales Perpi?¨¢ "pone al
El Eje Castellana-General¨ªsimo, un escaparate de irregularidades urban¨ªsitcas
d¨ªa" su plan. Comienza la construcci¨®n en 1968.?Actualmente est¨¢ a punto de terminarse la urbanizaci¨®n, y si en un principio se habl¨® de disolver la asociaci¨®n para fin de a?o, se prev¨¦ su aplazamiento para dentro de unos meses. Esta urbanizaci¨®n ha costado unos 3.000 millones de pesetas, lo que supone 15.000 pesetas por metro cuadrado. La densidad se ajusta a la impuesta por la Administraci¨®n. Se han realizado grandes obras: 2.000 metros cuadrados del colector axial, dos niveles de circulaci¨®n subterr¨¢nea con un tr¨¢fico diario de 50.000 veh¨ªculos, de los que s¨®lo 5.000 tienen origen y destino en Azca, aport¨¢ndose m¨¢s de 5.000 plazas de aparcamiento, cuyo uso en la actualidad no llega al 2 %, pero el Ayuntamiento nos presiona ahora, prohibiendo su utilizaci¨®n a los oficinistas, y amenaz¨¢ndonos con no dejarnos utilizar algunos ya construidos.? Curioso criterio que, antes de crear una red de transporte p¨²blico adecuada y suficiente, intenta impedir el uso del veh¨ªculo privado, que es pr¨¢cticamente la ¨²nica opci¨®n que nos dejan. Lamela opina que ?el caos circulatorio tendr¨ªa f¨¢cil arreglo si se construyesen, en cada edificio, aparcamientos suficientes para usuarios y visitantes, con lo cual no s¨®lo se despejar¨ªan las calles, sino que habr¨ªa vados tan pr¨®ximos que ser¨ªa imposible dejar los coches mal aparcados?. Por su parte, Alvarez-Mora y Fernando Roch consideran que este proceso es el ¨²nico posible dentro del sistema en que nos movemos.
Si hasta aqu¨ª hemos analizado un presente nada halag¨¹e?o, donde nos encontramos con la casi total destrucci¨®n de lo que supuso La Castellana, nuestro futuro, con semejante herencia, es poco prometedor. Por una parte, habr¨ªa que detener este proceso inmediatamente, recuperando lo poco que queda e imponiendo un nuevo planeamiento urban¨ªstico que no pudiera ser modificado por intereses particulares, contando por supuesto, con el elemento fundamental de la ciudad, sus habitantes, y en colaboraci¨®n con ellos conseguir que ?nuestra? Administraci¨®n lo sea y lo parezca.
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