Inseguridad social
Hace unos d¨ªas una se?ora marc¨® un n¨²mero de tel¨¦fono, y el di¨¢logo fue el siguiente:-?Es la casa del doctor X?
S¨ª.
-A ver si pudiera venir a este domicilio, pues mi marido tiene fiebre.
-?Es asegurado?
-S¨ª.
-Pues hasta las cinco no podr¨¢ ir.
-Mire usted, nosotros somos tambi¨¦n igualados.
-Eso cambia, en seguida va.
Y en efecto, a las 11.15, diez minutos despu¨¦s, est¨¢ el doctor en su domicilio.
Otro caso fue el siguiente: un se?or tuvo un accidente no laboral y fue al m¨¦dico del seguro; ¨¦ste le mand¨® al especialista de huesos, y hasta pasados ocho d¨ªas no lo vio y, por tanto, no pudieron hacerle radiograf¨ªas, que dieron una peque?a fisura; este se?or no quiso pedir el libro de reclamaciones, pues como ten¨ªa que atenderle el mismo m¨¦dico, ten¨ªa miedo de que en represalia le dejara manco.
Un amigo m¨ªo est¨¢ en tratamiento y tiene que estar en Madrid hospedado mientras le hacen las pruebas necesarias, y le dan cuatrocientas pesetas por d¨ªa para el alojamiento. Yo me pregunto si hay alguien que pueda alojar a una persona por ese dinero, aunque sepan tanto de econom¨ªa como el se?or Abril Martorell. Yo creo que a los que vivimos en provincias la ?Inseguridad Social? nos est¨¢ estafando, pues las cuotas a pagar son las mismas que los que viven en Madrid. Yo creo que el monopolio del seguro obligatorio deb¨ªa desaparecer y que cada cual pudiera ir al m¨¦dico que quisiera o hubiera unas compa?¨ªas aseguradoras y que cada cual fuera de la que quisiera, y habr¨ªa competencia, que buena falta nos hace.
Otro problema es el de la subida continua del tanto por ciento de las recetas y el haber quitado las prestaciones econ¨®micas para aparatos ortop¨¦dicos y profilaxis dentales y ¨®pticas, etc¨¦tera, pero las cuotas no bajan para compensar esos gastos que sufre el trabajador.
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