Juli¨¢n Gorkin, un libertario en las filas del Partido Socialista
El se?or Gorkin, que vive en Par¨ªs y ha pasado ahora unos d¨ªas en Madrid, considera positiva la vigencia del anarquismo en Espa?a, ?siempre que los anarquistas act¨²en contra todos los que se oponen al reconocimiento de los derechos de los individuos y a favor de las libertades humanas?. Juli¨¢n Gorkin, ex revolucionario profesional que viste con la misma precisi¨®n que habla, considera que dentro del PSOE, del que es militante de base desde hace ocho a?os, puede desarrollar esos ideales libertarios, que comparte con un amigo suyo, Diego Abad de Santill¨¢n.A lo largo de sus 61 a?os de lucha, cincuenta de los cuales los ha pasado en el exilio, Juli¨¢n Gorkin ha llevado a rajatabla su convicci¨®n libertaria: ?Jam¨¢s estuve en ning¨²n cargo. No fui ni concejal de pueblo. Al entrar en el PSOE expliqu¨¦ que nunca aceptar¨ªa puestos ejecutivos o de responsabilidad.?
En el PSOE se halla Juli¨¢n Gorkin m¨¢s c¨®modo que en las diluidas filas anarquistas, porque en aquel partido no se dan los elementos que ¨¦l deplora de la actitud de sus amigos ¨¢cratas. ?Una cr¨ªtica que yo hago del anarquismo en Espa?a es que esa corriente niega la acci¨®n pol¨ªtica y electoral, y yo creo que en el per¨ªodo hist¨®rico que vivimos debemos responder a las necesidades de una doble democracia: la democracia pol¨ªtica, que se expresa por medio del voto popular, y la que yo llamo democracia funcional, porque se produce en funci¨®n de los problemas reales que sufre la sociedad. En ese marco, lo que el ¨¢crata debe hacer es utilizar su esp¨ªritu libertario para defender aquellos valores del hombre sin los cuales todo puede degenerar, burocratizarse convirtiendo a los pol¨ªticos en politicastros. El papel del anarquista debe ser el de la aplicaci¨®n de una ¨¦tica absoluta, haciendo de la pol¨ªtica y la lucha una moral de acci¨®n.?
A Juli¨¢n Gorkin no le preocupan los aparatos de poder ni la maquinaria de producci¨®n. ?Lo que es importante es saber a d¨®nde va lo producido. Lo esencial es que los individuos sean solidarios para crear la base de una fraternidad aut¨¦ntica, de la que parta una s¨ªntesis libertaria de los valores humanos. ?
Juli¨¢n Gorkin considera que es ?un saldo de la historia?. Por eso piensa que debe utilizar su experiencia para salvar un grave problema de la presente historia de Espa?a. ?Entre mi generaci¨®n y las generaciones posteriores se produjo un vac¨ªo, acrecentado por la tard¨ªa muerte de Franco. Hab¨ªa que llenarlo. Creo que nuestra participaci¨®n pol¨ªtica en la Espa?a de ahora puede contribuir a acortar esas distancias. ?
Juli¨¢n G¨®mez y Garc¨ªa Ribera, el verdadero nombre de Gorkin, naci¨® en Valencia, hijo de un carpintero y nieto de un pastor de ovejas. Antes de cumplir los veinte anos ya era lo que ¨¦l llama ?un revolucionario profesional?, que viv¨ªa del internacionalismo comunista organizando partidos, asociaciones obreras, dirigiendo revistas y viajando de un lugar a otro de Europa. En esta capacidad fue uno de los fundadores del Partido Comunista de Espa?a, a cuyos dirigentes actuales no profesa simpat¨ªas. Su desagrado ante la figura de Stalin le aconsej¨® el abandono del comunismo oficial en 1929. A partir de entonces, Juli¨¢n Gorkin estuvo m¨¢s cerca de los anarquistas de la FAI y la CNT que de sus antiguos correligionarios. Como l¨ªder del Partido Obrero de Unificaci¨®n Marxista (POUM) hizo la guerra y huy¨® por igual de franquistas y comunistas cuando se vio acorralado en la c¨¢rcel del Estado, en Barcelona. Comi¨® bellotas y casta?as en enero de 1939 en el Pirineo de L¨¦rida y se dedic¨® a recordar su etapa sovi¨¦tica.
?En mis tiempos de revolucionario profesional -dice Gorkin, como quien informa del estado del tiempo- me dediqu¨¦ a contemplar a Stalin. Mir¨¢ndole, en Mosc¨², me dio la impresi¨®n de estar ante un domador de animales. Discerniendo sobre su personalidad me di cuenta de que el dictador ten¨ªa perfil de monstruo. En efecto, preparaba la monstruosidad de liquidar a Trotski. para instaurar una tiran¨ªa personal. Lenin lo hab¨ªa advertido en su testamento, al que yo tuve acceso en 1925. Lenin reconoc¨ªa que Stalin era "demasiado brutal y grosero" y que llevar¨ªa al Partido Comunista sovi¨¦tico a la escisi¨®n y a la cat¨¢strofe.? Stalin oblig¨® a la viuda de Lenin y a Trotski a silenciar este mensaje p¨®stumo que s¨®lo se dio a conocer en 1956, cuando Kruschev hizo el ataque contra el culto a la personalidad protagonizado por Stalin.
Gorkin dej¨® de ser un revolucionario profesional hasta que Trotski fue al exilio. ?Entonces comprend¨ª que la revoluci¨®n en manos de Stalin llevaba al fracaso.? Ahora analiza aquella larga profesi¨®n suya con simpat¨ªa: ?El revolucionario profesional no practicaba el terror, sino que se dedicaba a la organizaci¨®n de grupos obreros e intelectuales. El terrorismo, por otra parte, es nihilista, no conduce a ninguna parte.? El alejamiento del comunismo fue progresivo y rapid¨ªsimo en Gorkin. Hoy considera que ?para los comunistas todo se ha convertido en estrategia y t¨¢ctica?. ?Cree usted que Santiago Carrillo no ha demostrado suficientemente en Espa?a que es sincero en su deseo de querer la convivencia democr¨¢tica? ?El pide la convivencia pac¨ªfica como la pide todo el mundo. Para m¨ª, el comunismo y su secuela, el eurocomunismo, usan una estrategia y una t¨¢ctica que les conducir¨¢ al poder. Sobre Santiago Carrillo soy m¨¢s que esc¨¦ptico.? Gorkin no creer¨¢ en el dirigente comunista espa?ol ?hasta que no se autocritique por la carta que le envi¨® a su padre y a Largo Caballero por no haber comprendido al genial Stalin?.
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