La profesionalizaci¨®n polocial, dificultada por la escasez de medios y la burocracia
Una comisar¨ªa de polic¨ªa se encarga de una amplia gama de asuntos que producen una gran cantidad de burocracia. Permisos de permanencias para extranjeros, certificados de buena conducta, normales y para el IMEC (milicias universitarias), permisos de armas para escopeta, buscas y capturas, comunicaci¨®n e intercambio de documentaci¨®n con los juzgados, informes varios y archivo de documentos, etc¨¦tera.El horario de trabajo en una comisar¨ªa comprende las veinticuatro horas del d¨ªa. El personal se turna. En general, este personal no puede dar abasto al trabajo que se acumula.
Junto a esa burocracia, los servicios especiales (tronchas, o vigilancias ocasionales), turnos de patrulla callejera, intervenci¨®n ante un delito, investigaci¨®n de asuntos pendientes de aclarar, informes de personas o entidades, y otros temas
Mientras el personal auxiliar administrativo -personal femenino- intenta dar salida al papel, los polic¨ªas hacen el acopio de material. Por ejemplo, nueve inspectores estar¨¢n en el servicio de inspecci¨®n de guardia, en turnos de tres por d¨ªa. Otros tres o cuatro funcionarios se dedicar¨¢n a informes. Y de tres a seis u ocho formar¨¢n el equipo de investigaci¨®n. Al mando est¨¢n los comisarios jefe y segundo jefe. Y, de forma auxiliar, una variable dotaci¨®n de Polic¨ªa Nacional que depende de la comisar¨ªa, pero que puede recibir instrucciones directas de la superioridad.
Dice un inspector: ?Nos teledirigen sin conocer la realidad de los barrios. Desde la Direcci¨®n ordenan, de pronto, vigilar todas las gasolineras o los bancos de la zona. Y no se dan cuenta de que ni hay hombres ni coches suficientes. Si hay de turno dos inspectores haciendo informes y otros dos investigando alg¨²n delito y en la guardia dos atienden al p¨²blico y otro se ha ido a comer, porque tiene que comer, ?de qui¨¦n se echa mano??
Los medios materiales no presentan mejor cuadro. ?Retiraron los coches Z, los blancos, que los controla orden p¨²blico. Si necesitas uno, te lo mandan, si quieren, claro, o s¨ª pueden, o lo que sea. La realidad es que s¨®lo cuentas con los dos camuflados, cuando alguno de ellos no est¨¢ en el taller. Con uno o dos coches hay que atender a todo: acudir a una persecuci¨®n, hacer una troncha, etc¨¦tera. Lo dem¨¢s, es decir, la mayor¨ªa de las cosas, lo haces a pie, con la consiguiente enorme p¨¦rdida de tiempo.?
No se puede decir que est¨¦n contentos, precisamente, los funcionarios de polic¨ªa de las comisar¨ªas. Que si la radio no se oye bien en los coches y ya pod¨ªan revisarlas, que si los coches son peque?os y s¨®lo tienen dos puertas, que si no hay entrenamiento de tiro obligatorio, que si las oficinas de las comisar¨ªas no re¨²nen condiciones.
?Pero, vamos a ver -dice otro inspector-, ?es que no se nos pod¨ªa dotar de coches m¨¢s potentes? ?D¨®nde vamos con un R-5. cuando el delincuente m¨¢s chorizo lleva un 132? En cambio, muchos coches oficiales estupendos se utilizan simplemente para llevar del trabajo a su casa a los cargos superiores y cambiarlos de cuando en cuando, antes de que se los conozcan todos los delincuentes del distrito.?
El resultado es no investigar los delitos cotidianos, o dejar sin inspecci¨®n, por ejemplo, los horarios y la entrada de menores en clubs o salas de fiestas. ?Hay que limitarse a patrullar con el K y, si hay suerte, de paso a lo mejor se ve algo.?
Exigencia de profesionalizaci¨®n
La concienciaci¨®n profesional in crescendo que se advierte en el seno de la polic¨ªa corre parejas al proceso democr¨¢tico. Esta corriente de profesionalizaci¨®n pide suficiente dotaci¨®n de personal y medios, un reparto racional de los mismos, y una potenciaci¨®n de la igualdad,entre los funcionarios, sin camarillas, sin favoritismos, sin estrellas.
?Las brigadas centrales y otros funcionarios siguen teniendo gratificaciones, que no se dan en las comisar¨ªas.?
?Una cosa es la colaboraci¨®n con las brigadas, que disponen de mejores medios, y otra cosa es que, cuando en una comisar¨ªa inicias un asunto importante, luego vengan y se lo llevan otros, para su gloria personal o por intereses de otro tipo?, seg¨²n dicen algunos funcionarios.
?Bien est¨¢n, y bien funcionan los gabinetes centrales cuando funcionan, pero es excesiva la dependencia que tenemos de ellos.?
-?Puede ser cierto que en un establecimiento donde se ha cometido un robo el gabinete de huellas acuda a los tres meses?
-Puede ser cierto. Creo qu¨¦ s¨®lo hay dos coches para este cometido en Madrid y se producen al d¨ªa m¨¢s de doscientos delitos, o sea, que ni aunque vayan volando -dice un inspector, que a?ade-: De todas formas, lo m¨¢s normal es que t¨¢rden tres o cuatro d¨ªas si el asunto no es muy importante. Pero, claro, las huellas pueden haberse perdido ya.
Algo similar ocurre con el gabinete central de investigaci¨®n, Este debe abastecer de informaci¨®n a todas las comisar¨ªas, pero, como se hace por tel¨¦fono, casi siempre est¨¢ comunicando. ?Cuando te toca el turno, igual tienes que esperar una hora o dos.?
Este af¨¢n de profesionalizar su cometido empieza a situar el plano del oficio por encima del plano ideol¨®gico. ?Lo cual no quiere decir que la polic¨ªa sea apol¨ªtica, que no lo es. Primero, porque un funcionario puede tener sus ideas pol¨ªticas, y segundo, porque la polic¨ªa respalda y defiende una legislaci¨®n vigente y, adem¨¢s, eso puede ser instrumento del Gobierno en el poder.? Esta frase del comisario Moreno, de Los C¨¢rmenes, responde a una idea bastante com¨²n entre los funcionarios consultados y centra los problemas en el momento sociopol¨ªtico actual.
?Quiz¨¢ el principal problema estriba en que va m¨¢s deprisa la legislaci¨®n que los medios t¨¦cnicos. Se suple con inter¨¦s y con prisa?, apunta el comisario P¨¦rez Cayuela, de Buenavista. ?El otro d¨ªa, cuando la muerte del magistrado, diez minutos despu¨¦s, las balas estaban en el laboratorio de bal¨ªstica. Pero esto que aqu¨ª se hace en situaciones excepcionales, en Italia, por ejemplo, est¨¢ preparado para ser habitual.?
As¨ª, por ejemplo, seg¨²n viene a ser una opini¨®n bastante generalizada, se dan circunstancias complicadas. En el caso del presunto delincuente, que no puede estar m¨¢s de 72 horas retenido sin pasar a disposici¨®n judicial, ?sin que se tenga en cuenta que unos delitos requieren m¨¢s tiempo que otros para su investigaci¨®n m¨¢xime conIa nueva disposici¨®n de que ¨¦I detenido tiene derecho a avisar a un ¨¢bogado inmediatamente para que ¨¦ste llegue en las ocho primeras horas de su detenci¨®n?.
Es pronto para opinar dicen respecto de los nuevos cambios en algunos aspectos de la mecanica operativ¨¢.
El art¨ªculo 520 del C¨®digo Penal faculta a Ios detenidos para avisar a sus familiares y a un abogado privado o de oficio, que acudir¨¢ antes de ocho horas. La polic¨ªa no puede interrogar al detenido si no es en presencia del abogado el cual no puede hacer gestos, ni decir palabras durante el interrogatorio, cuya declaraci¨®n firmar¨¢ el detenido, as¨ª como el abogado con un comentario adjunt¨®. ?Pero esto est¨¢ originando problemas de trabajo. El Colegio d¨¦ Abogados ha respondido bastante bien. Pero los abogados, a veces, llegan tarde y nos hacen perder ocho horas en la investigaci¨®n. Seguramente son problemas de rodaje?, comentan. Por otra parte, el Colegio de Abogados ya ha establecido un sistema de guardias para poder atender esta situaci¨®n. Un joven polic¨ªa de Usera dir¨ªa algo m¨¢s: ?Yo me alegro de este sistema, porque, as¨ª, estoy tranquilo de que nadie me va a decir que torturo en un interrogatorio.?
El comisario de Usera, Jes¨²s Maroto, al hilo de estas ideas, mezcladas con los problemas de trabajo, ven¨ªa a decir que, a su juicio, uno de los fallos estructurales del sistema actual de comisar¨ªas; radicaba, posiblemente, en la distribuci¨®n territorial del personal. Creaci¨®n de nuevas comisar¨ªas por toda Espa?a, incluida Madrid. Dotadas con personal de las anteriormente existentes, en gran medida. Consecuencia, restar en unas, para poner en otras, ?muchas de las cuales son innecesarias o les sobra gente, por ejemplo, en zonas rurales de Andalucia?.
En el proceso democratizador, la polic¨ªa en general, y las comisar¨ªas madrile?as en particular, no se terminan de adecuar a la nueva situaci¨®n sociopol¨ªtica.
?No vale trasplantar, sin m¨¢s, unas determinadas normas de unos pa¨ªses a otros -generaliza el comisario P¨¦rez Cayuela-; sin suficientes medios policiales se puede originar una falta de respeto del delincuente hacia la polic¨ªa que se traduzca en mayor violencia por su parte y, a la vez, por parte de la polic¨ªa.? Y a?ade: ?En Estados Unidos, por ejemplo, todas las garant¨ªas del ciudadano se basan en la gran importancia que se concede al juramento; jurar en falso es severamente castigado.?
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