Refomar la Administraci¨®n, no el Gobierno
Los cerebros pensantes y dirigentes de UCD -y en consecuencia del actual Gobierno- vienen trabajando activamente en las ¨²ltimas semanas en la elaboraci¨®n de una serie de estudios para dotar de nueva estructura al ejecutivo. La base de estos estudios no es otra que la configuraci¨®n administrativa de los pa¨ªses a los que UCD considera debemos aproximarnos; concretamente Francla y la Rep¨²blica Federal de Alemania. Ni qu¨¦ decir tiene que los ucedistas se sienten muy seguros de su triunfo en las urnas.En la recta final de la anterior convocatoria electoral, el primer Gabinete Su¨¢rez ya elabor¨® una reforma administrativa cuya ?mprovisaci¨®n ha quedado bien patente. Muchos de los problemas -no previstos- provocados por aquella reestructuraci¨®n persisten todav¨ªa, yugulando en cierto modo la actividad de algunos departamentos, especialmente en sus ¨®rganos perif¨¦ricos. Junto a la incapacidad de algunos ministros, es preciso contabilizar la ineficacia de una estructura en cuyo planteamiento pesaron m¨¢s las apetencias de los ministrables que el estudio ponderado de las necesidades del pa¨ªs.
La reforma de la Administraci¨®n es, sin duda, uno de los retos m¨¢s importantes con que -a corto plazo- debe enfrentarse este pa¨ªs. Se ha repetido hasta la saciedad que padecemos la m¨¢s cara e ineficaz de las Administraciones del mundo civilizado, con un colectivo funcionarial desmoralizado y mal retribuido y una proliferaci¨®n de cuerpos y cuerpecillos en perpetua emulaci¨®n de los ?reinos de taifas?. Y si resulta obvio que la d¨¦cima potencia industrial del mundo no puede soportar tal aparat¨®, no es menos cierto que el esfuerzo fiscal en el que gran parte de la sociedad est¨¢ inmersa reclama una contrapartida de gasto racional, eficaz y controlado.
Los rumores de las ¨²ltimas semanas se?alan la existencia de proyectos de remodelaci¨®n administrativa. Se ha hablado de reducci¨®n de puestos ministeriales, de cambios de rango, de fusiones de unos departamentos, de emancipaciones de otros, de, superministerlos y secretar¨ªas de Estado por doquier. Pero nadie ha aludido a un proyecto racional de lo que estimamos previo: el estatuto de la funci¨®n p¨²blica. Es decir, la definici¨®n exacta del dec¨¢logo de derechos y obligaciones de los responsables e integrantes de una Administraci¨®n que -resulta casi ocioso decirlo- est¨¦ aut¨¦nticamente al serviclo del Estado y la colectividad.
Ubicar la pesca -por citar un ejemplo- en este o aquel ministerio resulta casi trivial si se valora en el conjunto del problema. Como se antoja fr¨ªvolo poner el acento sobre el n¨²mero de asientos del Gabinete. Lo importante, lo trascendente para el futuro devenir econ¨®mico de este pa¨ªs es lograr una Administraci¨®n eficaz, racional y a su justo coste, como primer paso para sanear todo el sector p¨²blico. Ese es el aut¨¦ntico reto de futuro, al que el Gobierno que resulte de las pr¨®ximas elecciones deber¨¢ hacer frente. Justo es decir que UCD ha evidenciado escasa capacidad y los restantes partidos no han practicado m¨¢s que demagogia.
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