El 2 de marzo ?qu¨¦?
Del Comit¨¦ Ejecutivo de la LCR y dirigente de la IV Internacional
Se ha dicho, y es cierto, que el 2 de marzo los problemas fundamentales del pa¨ªs, desde el paro a las amenazas reaccionarias, seguir¨¢n pendientes. Precisamente por eso las elecciones deben ser la ocasi¨®n para buscar nuevas soluciones a estos problemas. O, dici¨¦ndolo con m¨¢s precisi¨®n, para buscar soluciones. Porque en los veinte meses transcurridos desde el 15 de junio esas soluciones no han existido.
UCD ha gobernado seg¨²n los intereses de clase a los que sirve. Y es una regla hist¨®rica sin excepciones que, en los momentos de crisis como los que vivimos, los partidos de la burgues¨ªa tienden a gobernar cada vez m¨¢s ?a la derecha?. En nuestro pa¨ªs estamos comprobando esta tendencia con creciente brutalidad: sirva de muestra el reciente decreto, llamado c¨ªnicamente de ?seguridad ciudadana?, y sirve de caricatura el idilio ?Mart¨ªn Villa-Conesa?, presentado en sociedad por el se?or ministro ante las c¨¢maras de la RTVE.
Ciertamente estos partidos necesitan regularmente ?balones de ox¨ªgeno? desde su izquierda, que en nuestro caso, PSOE y PCE han suministrado cuantas veces ha sido necesario. Pero en cuanto lleg¨® el aire a los pulmones de UCD se archivaron los compromisos y se dio un paso m¨¢s a la derecha. Esta ha sido la historia real de los pasados meses.
Y por ello mismo la opci¨®n real que se plantea ante el 1 de marzo, y m¨¢s all¨¢ del 1 de marzo, consiste en: o mantener la pol¨ªtica de pactos y consenso, con formas m¨¢s o menos diferentes a las del pasado, o levantar una alternativa de unidad de los trabajadores para vencer a UCD y acabar con la reacci¨®n.
Por el primer camino sabemos a d¨®nde se va: al aumento del paro; al fortalecimiento de las provocaciones reaccionarias (con nuevos episodios del tipo ?operaci¨®n Galaxia?, el entierro del general Ort¨ªn o el plante de oficiales de la Polic¨ªa Nacional); al incremento de la presi¨®n pol¨ªtica derechista de instituciones del aparato de Estado y de fuera del aparato de Estado (particularmente la Iglesia); en fin, por no hacer la lista interminable, a un desarrollo de la Constituci¨®n que, en especial en lo referente a los estatutos de autonom¨ªa, recortar¨¢ o negar¨¢ derechos y libertades fundamentales. Al cabo de pocos meses, los problemas fundamentales de la sociedad espa?ola no s¨®lo se mantendr¨ªan pendientes: se habr¨ªan agravado.
Y esto ocurrir¨ªa as¨ª porque pactando con UCD no es posible ni llevar adelante un plan de obras p¨²blicas que proporcione empleo masivo.
Por eso el lema pol¨ªtico central de todos los trabajadores y trabajadoras debe ser: vencer a UCD.
Pero desgraciadamente este no es el lema central de los partidos obreros mayoritarios.
La direcci¨®n del PSOE se prepara para gobernar Con UCD. Si se constituyera un Gobierno as¨ª, aunque su presidente fuera Felipe Gonz¨¢lez, los trabajadores no contar¨ªan con un ?Gobierno firme?. El precio que UCD reclamar¨ªa para colaborar en un Gobierno de mayor¨ªa PSOE y el que exigir¨ªa pagar al PSOE a cambio de algunos ministerios, en el caso de que UCD fuera la dirigente de la coalici¨®n, ser¨ªa respetar escrupulosamente los intereses capitalistas b¨¢sicos. En estas condiciones, quien terminar¨ªa benefici¨¢ndose de la coalici¨®n ser¨ªa la derecha.
Por su parte, la direcci¨®n del PCE es la m¨¢s decidida partidaria del Gobierno UCD-PSOE, dirigido por UCD. Que con esta pol¨ªtica se reclame a los militantes socialistas que ?voten PCE?, como medio de ?salvar al PSOE del hundimiento en una pol¨ªtica socialdem¨®crata y antiunitaria?, es uno de los aspectos m¨¢s decididamente grotescos y demag¨®gicos de la actual campa?a electoral. Har¨ªan falta instrumentos de alta precisi¨®n para establecer qui¨¦n hace una pol¨ªtica m¨¢s ?socialdem¨®crata?, si es la direcci¨®n del PSOE o del PCE.
As¨ª, los partidos obreros mayoritarios, que son los que actualmente podr¨ªan y deber¨ªan protagonizar la alternativa frente al Gobierno de la derecha, no quieren hacerlo del ¨²nico modo posible: levantando la alternativa de un Gobierno socialista, basado en la alianza de los partidos obreros mayoritarios PSOE y PCE. Que sus ministros sean de ambos partidos, o solamente del PSOE, tiene una importancia secundaria. Lo que tiene importancia es que no haya un solo ministro de un partido burgu¨¦s. Un Gobierno como este, con un programa que recogiera las necesidades fundamentales de los trabajadores y buscara el apoyo de los sindicatos y la movilizaci¨®n de masas s¨ª ser¨ªa un Gobierno firme y fuerte.
Significativamente, cuando se afirma que este Gobierno es ?imposible?, no se utilizan argumentos electorales; no se dice que este Gobierno no podr¨ªa tener la mayor¨ªa absoluta en las Cortes. Lo que se dice es que el aparato de Estado no lo tolerar¨ªa. Pero ante la presi¨®n reaccionaria del aparato de Estado s¨®lo hay dos opciones: o se la deja seguir creciendo, cant¨¢ndole la nana de ?la unidad del pueblo y las Fuerzas Armadas?, o se la afronta decididamente y cuanto antes mejor.
Entonces, ?qu¨¦ hacer? ?C¨®mo llevar adelante una pol¨ªtica de unidad e independencia de clase de los trabajadores, cuando los partidos y las direcciones sindicales mayoritarias se niegan a hacerlo? Pues hay que fortalecer a quienes defienden esa pol¨ªtica en las palabras y en los hechos: hay que reforzar y ampliar el ?ala izquierda? del movimiento obrero, la izquierda obrera, en las luchas de todos los d¨ªas. Y hay que votar a quien asume decididamente esa pol¨ªtica: hay que votar LCR.
El 2 de marzo puede haber o no diputados de la LCR. Si los hubiera, ser¨ªan los portavoces de la pol¨ªtica unitaria y anticapitalista que nuestro partido defiende todos los d¨ªas en las f¨¢bricas y en la calle. Y si esa pol¨ªtica ha demostrado ser ¨²til en las luchas cotidianas, tambi¨¦n lo ser¨ªa en el Parlamento. Si no conseguimos diputados, los votos que obtengamos ser¨¢n el imprescindible apoyo pol¨ªtico para las tareas que nos aguardan, para construir desde CCOO y UGT una izquierda sindical unitaria, para impulsar los movimientos ?olvidados?, c¨®mo el feminista o el de la juventud, en fin, para construir la alternativa capaz de vencer a UCD y acabar con la reacci¨®n.
Este es todo el sentido de la campa?a electoral de la LCR y para esto pedimos el voto".
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