El f¨²tbol proh¨ªbe trabajar
El f¨²tbol ha dado nuevamente la espalda a la legislaci¨®n vigente en el pa¨ªs. La aprobaci¨®n de la normativa del jugador amateur compensado vuelve a ser un ejemplo. Los clubs del bal¨®n redondo y el presidente federativo, que se reparten la culpabilidad de quienes asienten y el que lo promueve, se han arrogado el derecho de prohibir ?trabajar? en Tercera Divisi¨®n nacional a los jugadores que no se ajusten a ?sus leyes?En un tono paternalista muy curioso, por llamarlo de alguna forma, el texto de las normas reguladoras aduce objetivos como ?no desarraigar a los jugadores del ambiente familiar; permitir que su futuro se oriente en un trabajo desarrollado en su lugar de residencia; evitar gastos de desplazamiento por causa del f¨²tbol o cuidar de su insertaci¨®n social a los que quieren triunfar y no pueden, por lo que van de un equipo a otro?. Es absolutamente incre¨ªble: ?Qui¨¦n es la Federaci¨®n para decidir todo esto? Cuesti¨®n distinta es que no existan ?puestos de trabajo?, pero cortarlos de ra¨ªz, si los hay, es anticonstitucional. Resulta que si todos los espa?oles tienen derecho al trabajo, a la libre elecci¨®n de profesi¨®n u oficio, el f¨²tbol, y ah¨ª est¨¢ la aberraci¨®n que sigue vigente, es caso aparte. Porque haya jugadores de tercera que apenas cobran dinero y no viven de ello, existen otros que s¨ª, y s¨®lo es cuesti¨®n de que se les quiera pagar.
Otra cosa es que se quiera velar por la mejora del f¨²tbol desde la base. Pero los medios para conseguir esto pueden ser distintos. Una Liga Sub-23 aparte, como ya existe en otros pa¨ªses, o fomentar mucho m¨¢s la incipiente liga juvenil s¨ª son caminos que no coartan a nadie.
Una vez m¨¢s se toman las medidas contra los m¨¢s indefensos entre los jugadores y con el agravante de que ya se ha pedido que la misma medida se aplique pr¨®ximamente en Segunda B. Unos clubs, los pobres, naturalmente, se empezar¨¢n a ahorrar unos dineros, pero dif¨ªcilmente se podr¨¢ controlar que no los vayan a seguir dando bajo cuerda. Otros, los te¨®ricamente ricos, los continuar¨¢n tirando impunemente en fichajes millonarios. La Federaci¨®n podr¨ªa empezar su patemalismo por ah¨ª, aunque s¨®lo aconsejando, pues, cada uno puede hacer tambi¨¦n con su dinero lo que quiera. Como con el trabajo, paros aparte y salvo el f¨²tbol, ya se ve.
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