El apoyo del pueblo es nuestra fuerza
Candidato del PSOE al Congreso por Madrid Vengo comprobando a lo ancho y a lo largo del pa¨ªs, en los m¨²ltiples contactos directos que la presente campa?a electoral me brinda, el inquietante aumento de los sentimientos de inseguridad y de desconfianza que se est¨¢n enquistando dentro de la gran esperanza del pueblo de plasmar la libertad y la solidaridad.Si efectuamos una valoraci¨®n pol¨ªtica del proceso de democratizaci¨®n desde sus inicios hasta la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n, pasando por el 15 de junio, hemos de concluir que, objetivamente, ha sido un ¨¦xito y un ejemplo de equilibrio y madurez de las fuerzas populares. La causa de ese sentimiento evidente de frustraci¨®n no se encuentra, pues, en los resultados pol¨ªticos b¨¢sicos de la v¨ªa emprendida hacia la democracia; no hace falta ahondar mucho para constatar que esos sentimientos de inseguridad y de desconfianza proceden de una evidente desinformaci¨®n P¨²blica sobre el desarrollo del propio proceso, de la incapacidad de gobierno para amortiguar. los costos de la crisis econ¨®mica, de los intentos minoritarios del terrorismo seudonacionalista o de extrema derecha para hacer fracasar la democracia 31 de la impermeabilidad a todo cambio democratizador de las viejas y todav¨ªa supervivientes estructuras del franquismo, que a nivel de actividad cotidiana hacen perdurar los antiguos esquemas de funcionamiento autoritario e injusto. Hay que superar estas causas de frustraci¨®n r¨¢pidamente, si no queremos que se conviertan en una desmoralizaci¨®n definitiva y paralizante.
El deterioro sufrido por el naciente sistema democr¨¢tico es imputable en su totalidad a la derecha espa?ola, y, especialmente, a su gestor, la UCD. Mientras el pueblo ha dado sobradas muestras de tranquilidad y de generosidad, la derecha espa?ola ha demostrado su incapacidad para encabezar el cambio pol¨ªtico y la modernizaci¨®n socioecon¨®mica que Espa?a precisa en esta coyuntura hist¨®rica, de bido al bloqueo mental y a la esclerosis moral que sufre por el hecho de ser la heredera directa del autoritarismo del reciente pasado. Su incapacidad conduce inexorablemente -como ya se est¨¢ comprobando- a. la congelaci¨®n de la democracia en su raquitismo actual, con sus secuelas de distorsiones, tensiones y corrupciones en todos los ¨¢mbitos sociales, econ¨®micos y culturales. El estancamiento, de persistir, producir¨¢, a su vez, un desgaste progresivo que minar¨¢ el ¨¢nimo nacional y amenazar¨¢ permanentemente la con vivencia pac¨ªfica entre las gentes y pueblos de Espa?a. La democracia ha de sentirse y vivirse en el municipio, en las f¨¢bricas, en las escuelas, en los hospitales, en las universidades, en los talleres, y dejar de ser un instrumento abstracto para uso exclusivo de los pol¨ªticos profesionales o de los que estamos obligados a hacer pol¨ªtica en raz¨®n de nuestro compromiso ideol¨®gico o moral.
El pueblo desea consolidar la aut¨¦ntica democracia y sabe que puede lograrlo a trav¨¦s de su extensi¨®n y de su profundizaci¨®n mediante una gesti¨®n firme y decidida en la que se integren y corresponsabilicen los ciudadanos de carne y hueso y todas las nacionalidades y regiones de Espa?a.
Hay dos orientaciones claramente diferenciadas y opuestas entre s¨ª. La que sustenta la derecha, la UCD, que supone paralizar de forma m¨¢s o menos enmascarada el proceso en curso para mantener las posiciones de poder actual y los privilegios, al tiempo que se intenta legitimarlas, y que por extra?as y no claras razones estimula una cierta izquierda minoritaria.
La orientaci¨®n que propugna la izquierda responsable y madura, que impone una din¨¢mica de cambio continuo, renovador y profundo, sin saltos bruscos, pero sin retenciones. La posici¨®n conservadora que propugna el mantenimiento del statu quo actual, apoyada por cierta izquierda minoritaria en el Parlamento y sectaria en sus planteamientos, llevar¨¢ al pa¨ªs a la impotencia y a un permanente desgaste improductivo de energ¨ªas. La progresista, protagonizada por el PSOE, nos conducir¨¢ a convertirnos en un pueblo seguro de s¨ª mismo, condici¨®n indispensable para encarar con decisi¨®n el reto de hacer una sociedadjusta.
Ante esta disyuntiva, el PSOE, por su historia, por su implantaci¨®n actual, por su preparaci¨®n t¨¦cnica y por su representatividad, es el partido mejor situado pol¨ªtica y socialmente para ser el motor de la alternativa progresista y transformadora,y hacia ¨¦l debe converger sin vacilaciones el respaldo popular masivo para hacerla posible.
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