Los elegantes
Adolfo Su¨¢rez y Nicol¨¢s Sartorius han quedado igualados en elegancia, seg¨²n reciente concurso que: se ha movido en el viejo y cansado spleen de esta ciudad, que por algo tiene sus a?os y pasa de todo, mucho antes que los pasotas, eligiendo a Su¨¢rez por elegante, cuando el personal le elige o no le elige por flecha, y eligiendo a Sartorius por esbelto, cuando el personal le elige o no le elige por rojo. Como debe ser.Tengo o¨ªdo que anda por ah¨ª fuera el ruido y la furia de unas elecciones generales, pero corno eso ya no tiene remedio ni veo manera de evitarlo, con todo el personal en las colas, como si dieran butano, me he refugiado en la gaceta y la gacetilla de unas elecciones a guapos, a guapas, a elegantes., a finos, a arreglados, que dir¨ªa mi querido Miguel Delibes.
Porque de lo que se trata es de saber (en las elecciones y en el f¨¦stival de la moda) qui¨¦n va mejor arreglado, qui¨¦n va arreglado y qui¨¦n no. Manuela Vargas, la mujer herm¨¦tica del flamenco puro y la danza seca, ha salido elegante del a?o. M¨¢s de una vez la tengo entrevistada en mis tiempos de reportero audaz. Si la elegancia de Espa?a no est¨¢ en Andaluc¨ªa, ya me dir¨¢n ustedes d¨®nde est¨¢. Claro que en Andaluc¨ªa est¨¢ tambi¨¦n el subdesarrollo y el paro, m¨¢s de eso se va a ocupar Felipe en cuanto Mart¨ªn Villa, eterno ni?o de San Ildefonso de la loter¨ªa democr¨¢tica nacional, nos cante al alba, con cadencia navide?a, el n¨²mero premiado y ese estribillo de que el gordo est¨¢ muy repartido.
El marqu¨¦s de Castro se ha llevado el primer premio de elegancia masculina. ?Por qu¨¦ el marques y no yo? Yo tuve hace a?os el gesto de renunciar a mis elegancias, porque me lo dijo Pitigrilli:
-Mon petit, la elegancia es una cuesti¨®n de esqueleto.
Y a mi esqueleto no voy a renunciar, claro. Ni siquiera pienso donarlo al museo ese de Ciencias Naturales, para que no sepan los escolares venideros de qu¨¦ manera milagrosa creci¨® un ni?o franquista de derechas, en gloriosa posguerra, a base de calcificarse comiendo las tizas que el se?or maestro ten¨ªa que reponer todos los d¨ªas, inexplicablemente, en la pizarra.
Del mismo modo, Camilo Jos¨¦ Cela, que tambi¨¦n ha crecido m¨¢s de lo que habitualmente permite una guerra civil, dijo hace pocos a?os, en la presentaci¨®n de su Oficio de tinieblas 5:
-Abdico de mi magisterio de novelista.
Bueno, pues ni a ti ni a m¨ª nos han agradecido el gesto, Camilo, tronco. Ni a m¨ª el dejarme la corbata en casa ni a ti el dejarte La Colmena en casa. A la hora de dar un premio de elegancia masculina, se lo dan, ya ves, a un marqu¨¦s m¨¢s, habiendo tantos. Mira, Camilo: en Espa?a, a pesar de tantas elecciones, s¨®lo se puede ser marqu¨¦s o rojo. Y t¨² no puedes quejarte, que llegaste a senador. Debe ser el bipartidismo ese de que hablan los memoriones de este peri¨®dico: marqu¨¦s o rojo.
Una boite madrile?a y la revista Hola conceden y conceder¨¢n el premio anual de la elegancia. En el jurado, ayer estaban Anal¨ªa Gad¨¦, Francisco Delgado, Pedro del Hierro, Luis Gil, Javier Ruiz del Portal, Jos¨¦ Luis, Miguel Marinero, Dur¨¢n, Teresa Baviera, Cary Lapique, Mary Carmen Abreu, Marichari, Jaime Pe?afiel y m¨¢s gente. Carmen Abreu es la mujer m¨¢s guapa de Espa?a, se pongan ustedes como se pongan. Lo ha sido siempre y ?ni admiraci¨®n por su belleza s¨®lo se detiene, transform¨¢ndose, en mi amistad por su marido, C¨¦sar Lucas. Pero me duele que: Carmen no me haya votado elegante del a?o. Ya s¨¦ que no lo soy, pero me gusta que las mujeres cometan injusticias y locuras por m¨ª.
Sartorius y Tamames, dos comunistas, estaban en la lista de elegantes. Pina L¨®pez-Gay, extremocomunista, entre Ana Castor y Mercedes Royo Villanova. La elegancia de izquierdas es hoy el ¨²ltimo air¨®n de un nuevo estilo que se llam¨® eurocomunismo, y que nuestros hermanos franceses han traicionado como siempre. En comunismo y alta costura quieren seguir siendo los primeros. A ver qu¨¦ te inventas, Santiago, que ni siquiera estamos en lista de espera. Y eso que yo soy m¨¢s alto que t¨².
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