Lutoslawski, en Madrid
Orquesta Nacional.
Director: W. Lutoslawski. Solista: LI. Claret. ?Sinfon¨ªa n¨²mero.1 ? y ?Concierto para violoncello?, de Lutoslawski.
La visita de Lutoslawski para dirigir algunas de sus obras a la Orquesta Nacional supone uno de los puntos de m¨¢s alto inter¨¦s en la temporada sinf¨®nica madrile?a. No en vano Lutoslawski es un maestro de nuestro tiempo, uno de los compositores verdaderamente grandes con que cuenta Europa. En su programa enfrent¨® (los obras de diversa ¨¦poca y estilo: la Primera sinfon¨ªa (1941-1947) y el Concierto para violoncello (1970). Estrenado en Madrid por Corostola, con la Sinf¨®nica de RTVE- (1975), ha tocado ahora el Concierto otro espl¨¦ndido violoncellista espa?ol: Lluis Claret. Creo que su labor merece no s¨®lo el ¨¦xito alcanzado, sino cierta atenci¨®n particular. Porque Claret (veintiocho a?os) ha logrado ya espl¨¦ndida madurez t¨¦cnica y estil¨ªstica. La p¨¢gina de Lutoslawski pide al instrumento todo cuanto puede dar de s¨ª y lo hace no en nombre de vanos fuegos artificiales, sino obediente a imperativos de honda musicalidad. Desde el sorpresivo comienzo, con esa a modo de cadenza del solista, hasta el decidido final, pasando por los episodios y la cantilena, el discurso es una sucesi¨®n incesante de imaginaci¨®n. A la del compositor ha de responder el violoncelista con la suya propia, y Lluis 0aret logr¨®, en todos los aspectos, una versi¨®n magistral.
La cercan¨ªa a la l¨ªnea Debussy-Strawinsky-Bartok-Varese, confesada por el compositor, sin olvidar el enlace con tradiciones propias, no por recientes menos significativas (pienso en Szimanowski), explica con claridad una p¨¢gina como la Primera sinfon¨ªa, tan rigurosa en su estructuraci¨®n como en su t¨ªmbrica, considerada como valor sustantivo y constructivo. Lutoslawski, que tanto ha de evolucionar, se vislumbra en las creaciones de este per¨ªodo y, en definitiva, confirmar¨¢, una y otra vez, lo escrito por Zielinski: ?Nace como compositor cl¨¢sico para, de modo progresivo, ir absorbiendo todas las mutaciones de la vanguardia a trav¨¦s de un talante individual que otorga a su producci¨®n gran unidad ... ? Con todo, creo exagerado hablar de neoclasicismo en obras como la Primera sinfon¨ªa, por m¨¢s que enlace con valores anteriores, bien sean ideol¨®gicos, t¨¦cnicos, culturales o popularistas. Todo queda sometido al pensamiento del compositor, tan calculado en su realizaci¨®n como human¨ªstico y trascendente en su contenido y expresi¨®n. (Bohdan Pociej se refiere a dos ¨®rdenes en la significaci¨®n de la, m¨²sica de Lutoslawski: el orden, del mundo y el de la belleza.)
Entre la Primera sinfon¨ªa y el Concierto para violoncello, el pensamiento y el lenguaje del m¨²sico polaco se han enriquecido y liberado gracias a una serie de asimilaciones. Quiz¨¢ sea la m¨¢s importante la de la aleatoriedad, amplia y controlada. Pero ha mudado tambi¨¦n el orden estructural y la diversificaci¨®n e individualizaci¨®n instrumental, todo ello impostado en un proyecto dram¨¢tico, quiero decir, un continuo mantenimiento de fuerzas en conflicto, y sin olvidar el amor por el sonido puro, las posibilidades arm¨®nicas y polif¨®nicas, as¨ª como lo que se ha denominado acciones musicales paralelas.
A los cincuenta y siete a?os, Lutoslawski (en el Concerto, en los Preludios y fuga) se manifiesta individualista, comunicativo y heredero, sobre todo, de cuanto hab¨ªa hecho anteriormente. Cuando el creador arriba a semejante s¨ªntesis puede decirse, con rigor, que pisa el terreno de la definitiva madurez.
Lutoslawski dirigi¨® muy bien su m¨²sica, lo que no siempre sucede con los compositores, hasta explicarla con meridiana claridad y conseguir de los profesores de la ONE un excelente rendimiento.
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