Un documento sin grandes novedades
Quien esperara de la primera enc¨ªclica del papa Wojtyla grandes novedades o sorpresas se ha quedado desilusionado. Se trata, sin duda, de un documento importante, porque en la historia de todos los papas la primera enc¨ªclica es como el programa de pontificado. Juan Pablo I se muri¨® sin haber promulgado su primera enc¨ªclica. Es importante la Redemptor hominis porque, sin duda, es la enc¨ªclica que en toda la historia de la Iglesia habla m¨¢s del ?hombre?.Al mismo tiempo, ha desilusionado en los ambientes m¨¢s progres¨ªstas porque es un documento m¨¢s bien ?ret¨®rico?, en repeticiones y contradicciones, con explosiones de optimismo y ca¨ªdas de gran pesimismo existencial, llegando a considerar nuestro siglo como el m¨¢s negro de la historia y alimentando nostalgias milenaristas, como si hubiera que esperar al a?o 2000 para que llegue el gran milagro cristiano de un ?nuevo advenimiento?.
Ha extra?ado, por ejemplo, que un intelectual como Wojtyla haya dado tanta importancia en su enc¨ªclica a este hecho en base a unafecha concreta, como si para el cristiano, coment¨® un te¨®logo, no fuesen iguales todos los d¨ªas y todos los a?os. ?Dios no mueve la historia seg¨²n un calendario?, afirm¨®.
La enc¨ªclica es una mezcla de elementos de la teolog¨ªa de San Pablo, filosof¨ªa existencialy sociolog¨ªa moderna. Un an¨¢lisis de la Iglesia, de la pol¨ªtica y de la cultura lo lleva a un pesimismo de fondo en lo que se refiere a las conquistas ?humanas?, para afirmar que s¨®lo la Iglesia puede presentar al mundo una alternativa capaz de dar sentido a la historia.
Por lo que se refiere a una cierta concepci¨®n teol¨®gica, la enc¨ªclica refleja el lenguaje y la visi¨®n b¨ªblica de los nuevos te¨®logos moderados franceses y hubiese sido considerada ?progresista? hace veinte a?os. Hoy se presenta m¨¢s bien como pol¨¦mica, con todo lo que surge en la nueva teolog¨ªa, tanto europea como del Tercer Mundo. La visi¨®n monol¨ªtica del sacramento del matrimonio y del sacerdocio, con la apolog¨ªa del celibato, la defensa. de la confesi¨®n ?privada?, la llamada a los te¨®logos para que no se alejen del magisterio, la insistencia sobre la fidelidad a las ?normas lit¨²rgicas can¨®nicas?, la visi¨®n de la misi¨®n del cristiano como hombre ?de certezas?, como sujeto de ?hero¨ªsmo?, como ?perseguido? en la sociedad moderna, como admirador de la ?firmeza de la fe de los adoradores de las religiones no cristianas?, son algunos botones de muestra de una concepci¨®n de la Iglesia si no como Cruzada, por lo menos como ¨²nica instituci¨®n capaz de ofrecer al mundo salvaci¨®n
Es importante que el Papa haya insistido tanto en esta enc¨ªclica sobre la ?dignidad del hombre? y que haya condenado con tanta fuerza todos los abusos ?contra el hombre?, que haya condenado el hambre de tantos y la opulencia de quienes provocan este hambre; pero convence menos cuando presenta como el mayor esfuerzo contra ?tantas injusticias y sufrimientos?, producidos por ?un siglo de grandes calamidades para el hombre?, ?el magn¨ªfico esfuerzo llevado a .cabo para dar vida a la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas?, a la que presenta como ?profunda esperanza para le futuro?, y no nombra para nada todos los esfuerzos realizados por cuantos en los ¨²ltimos tiempos han luchado para combatir la opresi¨®n de millones de hombres, v¨ªctimas, por ejemplo, de las dictaduras militares.
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