Sesenta mil chabolistas esperan que la Administraci¨®n les adjudique una vivienda
Uno de los primeros problemas que se presentan a la hora de analizar el chabolismo es la inexistencia de un estudio actualizado. Los ¨²ltimos datos conocidos, provenientes de un estudio realizado por la empresa Intecsa por encargo del Ministerio de Obras P¨²blicas, hace m¨¢s de tres a?os, arroja la alarmante cifra de 60.000 chabolas. Este dato no concuerda con las cifras que oficialmente ha dado el MOPU, 30.000, ni con las facilitadas por los partidos pol¨ªticos.
Lo cierto es que el chabolismo es uno de los mayores problemas existentes en la capital de Espa?a, ya que la cifra real de infraviviendas, sea cual sea, se ha mantenido escandalosamente a lo largo de todos estos a?os. Los planes de vivienda realizados desde la Administraci¨®n han tocado muy tangencialmente las casitas bajas y todo aquello clasificado inmediatamente despu¨¦s del alojamiento realizado con cuatro ladrillos y lat¨®n; pero los n¨²cleos de chabolas de Fuencarral, Orcasitas, Carabanchel o Vallecas siguen pr¨¢cticamente intactos. Las familias -gitanos en su mayor¨ªa- que salieron de all¨ª han sido sustituidas por otras de las que todav¨ªa siguen llegando a Madrid en busca de trabajo, pero que todav¨ªa no tienen d¨®nde alojarse.El ¨²ltimo anuncio de erradicaci¨®n de chabolismo lo hizo el delegado provincial de Urbanismo, quien anunci¨® que en colaboraci¨®n con el Ayuntamiento se estaba realizando un censo -cuyos datos globales se ignoran y en torno a los parciales ya han surgido las primeras cr¨ªticas-, y que un primer plan de alojamiento consistir¨ªa en alojar a los chabolistas en las viviendas prefabricadas de las Unidades Vecinales de Absorci¨®n (UVA) que queden vac¨ªas cuando sus ocupantes consigan una vivienda social. Si se tiene en cuenta que las viviendas de las UVA fueron construidas hace unos quince a?os, con una provisionalidad de cinco, se puede tener idea de lo poco que supondr¨¢ el cambio e incluso se entiende como totalmente leg¨ªtimo el rechazo de las familias gitanas a trasladarse.
Excepticismo en los resultados
Del proyecto de construcci¨®n de 15.000 viviendas para este a?o por parte del Instituto Nacional de la Vivienda y de las que el titular del organismo dijo en su d¨ªa que la mayor parte ser¨ªan destinadas a acabar con el chabolismo, tampoco caben esperar resultados espectaculares, ya que, de esta oferta el MOPU se ha comprometido a construir 17.500 viviendas en barrios que esperan ser remodelados. De cumplirse estos compromisos, la oferta quedar¨ªa en negativo para los chabolistas. No parece, pues, que la erradicaci¨®n vaya a conseguirse en un plazo inmediato.
No obstante, hay que se?alar que algunos de estos chabolistas, en concreto los de Carabanchel, por medio de una coordinadora vecinal, son los ¨²nicos que han conseguido algo m¨¢s tangible que las eternas promesas. De todas formas, la cifra parcial de chabolistas que han conseguido viviendas no supera la de quince o veinte.
Ahora, frente a estas elecciones municipales, la coordinadora de chabolistas intenta, por todos los medios, que los partidos asuman el tema. Los chabolistas de Los C¨¢rmenes, Bilbao, Fontarr¨®n, Valdevivar, el Pozo, La Celsa y otros n¨²cleos semejantes esperan que al cambio pol¨ªtico se le sume un cambio en la calidad de vida.
Los pol¨ªticos y el chabolismo
Los partidos pol¨ªticos que concurren a las elecciones municipales han coincidido en sus primeros m¨ªtines en pedir una mayor autonom¨ªa para el Municipio. Esta autonom¨ªa quieren que se traduzca por un mayor n¨²mero de competencias en temas tales como la vivienda o la educaci¨®n, hasta ahora dependientes de la Administraci¨®n central.
Sin embargo, ninguno ha explicado claramente c¨®mo resolver¨ªan el d¨¦ficit de viviendas existente en Madrid y, mucho menos, c¨®mo acometer¨ªan la erradicaci¨®n definitiva del chabolismo.
Una de las razones de la escasa atenci¨®n que las fuerzas pol¨ªticas conceden a este tema puede ser la escasa rentabilidad pol¨ªtica que de ¨¦l se pueda conseguir. El abstencionismo gitano y su falta de organizaci¨®n pol¨ªtica para exigir una vivienda en condiciones pueden retardar el conseguir la atenci¨®n que su situaci¨®n merece.
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