Ram¨®n Hern¨¢ndez: "La novela debe desvelar lo oculto"
Acaba de publicar su octava novela, "F¨¢bula de la ciudad"
F¨¢bula de la ciudad es la ¨²ltima novela de Ram¨®n Hern¨¢ndez y acaba de aparecer publicada por Arce. Antes que ¨¦sta, otras siete, de las que dos -Palabras en el muro (1968) y El tirano, inm¨®vil (1970)- se inclu¨ªan en la n¨®mina de narrativa nueva espa?ola de Seix Barral, e Invitado a morir (1972) y, sobre todo, Eterna memoria (1975), publicadas por Planeta, marcaban, curiosamente, la exacerbaci¨®n y la maduraci¨®n de una comprensi¨®n del mundo y de un lenguaje surrealista. ?La ¨²nica manera de salvar la novela -dice Ram¨®n Hern¨¢ndez a EL PAIS- est¨¢ en esconder sus claves. En convocar el sentido creador del lector.?
?La an¨¦cdota de F¨¢bula de la ciudad -dice- est¨¢ en la historia de una chica de una ciudad de provincias. Soria, concretamente, a la que el ambiente familiar y de la peque?a ciudad agobia. As¨ª que la chica se escapa y vive la gran ciudad, para esc¨¢ndalo de sus familiares y vecinos. Se da, entre otras cosas, un proceso de desintegraci¨®n personal y terrible, que pata m¨ª tiene, por encima, una lectura casi dir¨ªa que pol¨ªtica. Esa chica con necesidad de ser libre es la nueva Espa?a, y detr¨¢s, su padre, un ex combatiente, y su madre, una beata, son de alg¨²n modo la vieja Espa?a. En la novela, en esas muertes ambiguas que el lector descubrir¨¢, est¨¢ de alguna manera el cainismo espa?ol, el lobo estepario, la doble Espa?a, el Leviat¨¢n devorador.??Su estructura -sigue diciendo Ram¨®n Hern¨¢ndez- est¨¢ construida con una t¨¦cnica de montaje alterno: de un lado, lo que ella vive en Madrid; de otro, las repercusiones, en su familia y en su ciudad, de las noticias que van llegando sobre su vida. Y por fin, hay ambig¨¹edades de identidad. Tal vez el personaje s¨®lo sea un sue?o, uno de tantos sue?os cruzados.?
?La novela -sigue- termina mal. Yo soy proclive a que las novelas acaben mal.... pero el final tambi¨¦n es surrealista, y creo que ambiguo.? ?Para m¨ª -dice- la novela es surrealidad o no es nada. Yo creo que las realidades superiores existen y que subyacen en nuestra personalidad y en nuestro entorno. Mostrar esas realidades superiores es surrealismo. Esa mistificaci¨®n, esa sofisticaci¨®n de la realidad que da un resultado m¨¢s real ... ; la realidad monda y lironda es la que m¨¢s se presta al error: ah¨ª est¨¢ lo oculto, y toda mi vida he intentado desvelarlo. La novela, creo, debe contar precisamente lo que no se ve, lo que la gente no ense?a. Si adem¨¢s a?adimos que soy un existencialista convencido, y que de alg¨²n modo me atormenta la idea de morir, est¨¢ claro que debe aflorar en mi trabajo ese mundo on¨ªrico y surreal.?
?El surrealismo -sigue Ram¨®n Hern¨¢ndez- es adem¨¢s una misi¨®n de lenguaje. Para entendernos, pienso que las cosas est¨¢n tan claras para Joyce como para Gald¨®s. No creo que la realidad que cuenta Gald¨®s sea menos enjundiosa que la del Ulyses: simplemente, su lenguaje es m¨¢s pobre... Y volviendo a m¨ª, creo que sin dejar de contar la realidad -como podr¨ªa- no abandono ese lenguaje, que es la manera que conozco de huir de lo trivial y de lo anodino. ?
?La novela -dice- es tambi¨¦n una forma de conocimiento del mundo. Y de transformaci¨®n de uno mismo. Yo me hago con cada novela: escrib¨ª Eterna memoria, por ejemplo, y ya era otro. Igual act¨²an algunas lecturas y algunas experiencias, y no reconocerlo ser¨ªa una frivolidad.? ?Frivolidad -dice m¨¢s tarde- es una de las caracter¨ªsticas del panorama literario espa?ol. Yo no creo que mi escritura sea dif¨ªcil -dice-, aunque s¨ª creo que es ambiciosa desde el punto de vista narrativo. Pasa que los lectores prefieren a veces otras cosas. El arte abstracto, por ejemplo, necesita un aprendizaje. La lectura, tambi¨¦n. Y hay novelas -y creo que las m¨ªas est¨¢n entre ellas ante las que el lector debe plantarse a leer, dispuesto a pensar y a comprender. Efectivamente -dice-, me temo que el panorama literario espa?ol no es demasiado propicio para estas cosas, porque est¨¢ frivolizado y comercializado.
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