El nuevo equipo econ¨®mico deber¨¢ plantearse con criterio prioritario el modelo energ¨¦tico

La revisi¨®n al alza de los precios de los productos energ¨¦ticos -especialmente los petrol¨ªferos- y, en general, del modelo energ¨¦tico espa?ol amenaza con ser el primer escollo con que tropiece el reci¨¦n constituido equipo econ¨®mico gubernamental, seg¨²n han indicado a EL PA?S fuentes solventes. El incremento anunciado a los precios de los crudos por los pa¨ªses de la OPEP no ha sido todav¨ªa repercutido en los derivados en Espa?a, debido principalmente a las intenciones electoralistas de UCD. Tampoco se tienen noticias de que la Administraci¨®n haya elaborado alternativa alguna para intentar reducir el consumo, ya sea por v¨ªa de restricciones o por la aplicaci¨®n de precios disuasorios.

Los escasos y t¨ªmidos intentos de racionalizar la estructura energ¨¦tica espa?ola, surgidos desde la primera crisis mundial de 1973, han ocasionado importantes tensiones en el seno de la Administraci¨®n y entre los distintos estamentos del sector petrol¨ªfero. La m¨¢s importante crisis derivada de esas tensiones fue la que, en febrero de 1978, culmin¨® con la salida del Gabinete del vicepresidente Fuentes Quintana y el ministro responsable de los temas energ¨¦ticos, Alberto Oliart.En los ¨²ltimos catorce meses, no menos de diez alternativas distintas sobre variaci¨®n al alza de los precios de la energ¨ªa se han elaborado en el seno de la Administraci¨®n, sin que ninguna de ellas haya conseguido franquear el muro del vicepresidente Abril, obsesionado por la contenci¨®n del ¨ªndice de precios al consumo. Estas alternativas arrancan de dos criterios b¨¢sicos: la elevaci¨®n de todos los productos petrol¨ªferos proporcionalmente a los incrementos aplicados por la OPEP o la progresiva supresi¨®n de las subvenciones que actualmente se aplican a determinados derivados. Ambas posturas tienen en el actual Gobierno -como en el anterior- buen n¨²mero de patrocinadores y detractores, por lo que cualquier aproximaci¨®n al acuerdo se considera cuando menos problem¨¢tica.

El temor evidenciado en la mayor parte de los medios relacionados con el tema energ¨¦tico consultados por EL PA?S radica precisamente en que la falta de acuerdo determine una vez m¨¢s la ausencia de decisiones. Las mismas fuentes se muestran en todo momento partidarias de una remodelaci¨®n profunda del modelo energ¨¦tico espa?ol, prioritaria frente a cualquier medida coyuntural de aumento de determinados precios.

Todos los precios actualmente vigentes para los productos energ¨¦ticos, y muy especialmente los derivados petrol¨ªferos de mayor consumo popular -gasolinas-, tienen un importante componente fiscal, adem¨¢s de los ingresos que cada a?o fluyen al Tesoro en concepto de rentas del monopolio. Esta composici¨®n de los precios al consumo parece aconsejar -en opini¨®n de algunos expertos- una revisi¨®n de los mecanismos de alza, aplic¨¢ndolos solamente al componente de producci¨®n en refiner¨ªa y no a la totalidad; es decir, incluyendo el componente fiscal.

Dejando al margen la decisi¨®n inmediata de incrementar los precios, ya anunciada por el todopoderoso vicepresidente Abril, uno de los temas que sin duda ser¨¢ objeto de debate en las pr¨®ximas semanas ser¨¢ el destino final del Plan Energ¨¦tico, ya presentado en las Cortes por el anterior equipo del Ministerio de Industria y Energ¨ªa. Dos puntos de dicho Plan se presentan de antemano controvertidos: la configurac¨ª¨®n del sector petrol¨ªfero y la altemativa nuclear. Sobre el primero gravitan -salvo acomodaciones de ¨²ltima hora- no pocas discrepancias entre los nuevos titulares de Econom¨ªa, Hacienda e Industria y el propio viceoresidente econ¨®mico, Fernado Abril. El tem¨¢ nuclear aparece notablemente enrarecido por el ace¨ªdente de Estados Unidos. Un tercer punto, que en tiempos pasados fue motivo de disputa, la nacionalizaci¨®n de la red de alta tensi¨®n el¨¦ctrica, est¨¢ zanjado en virtud del compromiso adquirido por UCD con las grandes compa?¨ªas para que ¨¦stas contribuyeran con 1.200 millones de pesetas a financiar su ¨²ltima campa?a electoral.

La pugna m¨¢s virulenta que se adivina es la que se centra en la creaci¨®n de un ente petrol¨ªfero estatal, que aglutine todas las participaciones p¨²blicas en el subsector petrol¨ªfero, actualmente dispersas, fundamentalmente entre el Instituto Nac¨ªonal de Industria (INI) y el holding empresarial del Patrimonio del Estado. Las discrepancias respecto al enfoque que pueda presidir la creaci¨®n del ente, cuya necesidad es destacada un¨¢nimemente, presentan un claro sustrato de intereses personales y corporativos de dif¨ªcil encaje, a menos que exista una aut¨¦ntica voluntad para ello.

Uno de los principales patrocinadores del proyecto de Plan Energ¨¦tico que deton¨® la crisis de febrero de 1978, elaborado por el Grupo de Trabajo, fue el actual ministro de Econom¨ªa, Jos¨¦ Luis Leal, aunque, posteriormente, pasara a defender el proyecto remitido definitivamente a las Cortes, cuyas directrices aparec¨ªan notablemente dulcificadas con respecto al texto inicial. Seg¨²n todos los indicios, el texto actualmente pendiente de debate en el Congreso goza del benepl¨¢cito del vicepresidente Abril, pero la entrada en Industria de Carlos Bustelo, estrechamente vinculado a algunos de los sectores m¨¢s progresistas del sector p¨²blico petrol¨ªfero y la posible incorporaci¨®n a la Comisar¨ªa de Energ¨ªa de otro de los integrantes del Grupo de Trabajo, pudieran decantar las posiciones, convirtiendo el tema energ¨¦tico en la primera piedra de toque del aut¨¦ntico car¨¢cter reformista del nuevo equipo econ¨®mico y el propio vicepresidente Abril.