F¨¢cil y pobre parodia

El perro de Baskerville (The hound of the Baskervilles). Director: Paul Morrissey. Gui¨®n: Peter Cook, Dudley Moore y Paul Morrissey, basado en la novela hom¨®nima de Sir Arthur Conan Doyle. Fotograf¨ªa: Dick Bush. M¨²sica: Dudley Moore. Int¨¦rpretes: Peter Cook, Dudley Moore, Denholm Elliott, Joan Greenwodd, Terry Thomas y Kenneth Williams. Norteamericana, 1978. Locales de estreno: Alcal¨¢-Palace y Oxford 1.Paul Morrissey es un extra?o personaje que en la d¨¦cada de los sesenta realiz¨® una r¨¢pida ascensi¨®n dentro del personal de la hoy legendaria Factory de Andy Warhol, pasando de ser un miembro m¨¢s del perenne s¨¦quito de ¨¦ste, a ser una especie de director gerente de las Producciones Warhol.

A partir del intento de asesinato de que Warhol fue objeto en 1968, Morrissey fue el verdadero director de todos los filmes firmados como A Andy Warhol's Film. A Morrissey se deben Blue Movie, Flesh, Trash, Women in revolt, Heat, L'amour, Carne para Frankenstein y Sangre para dr¨¢cula, es decir lo que puede considerarse como la decadencia y el fin de la obra cinematogr¨¢fica de Warhol. El desprecio t¨¦cnico y el descuido est¨¦tico que hab¨ªan caracterizado los filmes de Warhol fue sustituido por im¨¢genes cuidadas, fotograf¨ªa publicitaria y argumentos rebuscadamente sofisticados. Si el ¨¦xito comercial hab¨ªa alcanzado a los filmes de Warhol sin este buscarlo, Morrissey cre¨® una amanerada marca de f¨¢brica y sus pel¨ªculas resultaron descaradamente comerciales.

Con El perro de Baskerville Morrissey se apunta a la moda Sherlock Holmes. Si Billy Wilder e I. A. L.. Diamond hicieron con La vida privada de Sherlock Holmes la mejor recreaci¨®n. hasta la fecha de las andanzas de los inquilinos del 221 B de Baker Street, Herbert Ross realiz¨® una simp¨¢tica pel¨ªcula con Elemental, doctor Freud, cuyos m¨¦ritos se deb¨ªan m¨¢s al gui¨®n de Nicholas Meyer, basado en su novela The seven-per-cent solution, que al solo discreto trabajo de Ross. Ambas pel¨ªculas ofrec¨ªan argumentos originales cuya gracia estribaba en la fidelidad con que los personajes de Conan Doyle eran presentados. Morrissey, en cambio, ha echado mano de una de las mejores novelas del ciclo Holmes para poner en escena un proceso de supuesta desmitificaci¨®n. Si no fuera por sus nombres y su indumentaria, Holmes y Watson no ser¨ªan reconocibles por el espectador.

Ambos personajes han sido reducidos a grotescas caricaturas de las que el director se sirve para organizar una gran parada de locas a las que es tan habitual. Morrissey no ha aprovechado en absoluto la intriga de la novela para su parodia y la ha simplificado hasta hacerla irreconocible.

El humor que ya existe en los escritos de Doyle aqu¨ª ha sido sustituido por otro, bastante superficial y chabacano, que intenta copiar el estilo de Mel Brooks, pero que ni siquiera eso consigue. Todas las infidelidades del filme ser¨ªan perdonables si Morrissey lograra hacernos reir, pero desgraciadamente no lo consigue ni una sola vez. Su paso del underground al comercialismo rampl¨®n ha sido fugaz y descendente.