Villeneuve, de discutido a l¨ªder del mundial
Despu¨¦s de cuatro carreras disputadas del presente Campeonato de Mundo de F¨®rmula 1, dos hombres est¨¢n al frente de la clasificaci¨®n provisional, despu¨¦s de haberse repartido a partes iguales las victorias. A los dos primeros triunfos del franc¨¦s Laffite han seguido las dos victorias del canadiense Villeneuve. Lo curioso es que estos hombres, a priori, estaban lejos de ser favoritos, ocupando en ambos casos los segundos puestos en sus respectivos equipos. Esta sorprendente igualdad puede romperse en el Jarama, pr¨®xima prueba puntuable, que es la que abre la temporada europea.
En poco m¨¢s de un a?o en f¨®rmula 1, el canadiense Villeneuve, de veintisiete a?os reci¨¦n cumplidos, ha pasado de un debut pol¨¦mico a la cima de la clasificaci¨®n provisional del campeonato del mundo. Su entrada en el seno del equipo Ferrari, al final de la temporada de 1977, constituy¨® toda una sorpresa. Ven¨ªa, adem¨¢s, a cubrir el hueco dejado por Lauda, cuando ¨¦ste decidi¨® abandonar el equipo italiano para fichar por Brabham. Villeneuve era un desconocido para el gran p¨²blico, por lo que su firma con Ferrari no fue suficientemente comprendida.Adem¨¢s, las dos primeras carreras constituyeron sendos grav¨ªsimos accidentes por parte del joven piloto, que pusieron en entredicho su capacidad y levantaron una oleada de comentarios sobre la posibilidad de que le fuera rescindido su contrato antes de que la temporada 78, para la que realmente hab¨ªa sido contratado, comenzara.
Sin embargo, el viejo comendatore mantuvo su fe en ¨¦l. Y en una sola temporada, la pasada, el diminuto piloto canadiense demostr¨® que Ferrari no se habla equivocado. Una victoria en su propio pa¨ªs, m¨¢s una serie de grandes actuaciones, en las que no consigui¨® el triunfo por imponderables, confirmaron que los t¨¦cnicos del equipo italiano ten¨ªan raz¨®n al ratificarle su confianza.
Para esta temporada, Ferrari decidi¨® dar de baja a su primer piloto, el argentino Carlos Reuteman -que fue a parar a Lotus despu¨¦s de pagar m¨¢s de veinticinco millones de pesetas-, para dar entrada en el seno del equipo al surafricano Jody Scheckter. La fama de este hombre, el multimillonario contrato que le firm¨® la Ferrari y la ilusi¨®n con que comenz¨® su trabajo de adaptaci¨®n a su nuevo veh¨ªculo sirvieron como acicate a Villeneuve. ?La anterior fue mi primera temporada en f¨®rmula 1, por lo que era l¨®gico que ocupase el segundo lugar en el equipo. M¨¢xime, en una escuder¨ªa de la talla de Ferrari. Pero este es ya mi segundo a?o, y est¨¢ por ver si Jody es el primer piloto o lo soy yo?, dir¨ªa el diminuto canadiense a comienzo de temporada en lo que algunos calificaron de declaraci¨®n presuntuosa. En poco tiempo s¨®lo cuatro carreras, Villeneuve ha demostrado que no era una fanfarronada.
El canadiense es un hombre muy trabajador y tremendamente fr¨ªo. Su poder de concentraci¨®n es enorme, y sorprende incluso a los m¨¢s introducidos en esta dif¨ªcil especialidad. Su rostro raras veces denota la preocupaci¨®n propia de los momentos previos a una carrera, ni siquiera las alegr¨ªas de la victoria o el susto de un accidente. Tras sus espectaculares colisiones en sus primeras carreras, en las que su coche vol¨® por los aires de manera asombrosa -las fotograf¨ªas dieron la vuelta al mundo, ocupando las primeras p¨¢ginas de muchos peri¨®dicos para estrellarse despu¨¦s y quedar totalmente destrozado, Villeneuve volvi¨®: a pie a su box y con un semblante inexpresivo dijo como todo comentario: ?He tenido un peque?o incidente.? Ese mismo semblante es el que tiene despu¨¦s de haber ganado una carrera, haber realizado el mejor tiempo en los entrenamientos o batir un r¨¦cord. S¨®lo al cabo de un rato de recibir abrazos y felicitaciones, de ser estrujado por sus mec¨¢nicos, parece volver a la realidad.
Su capacidad de concentraci¨®n le hace meditar mucho cada soluci¨®n que va a adoptar en su coche en unos entrenamientos o en una carrera. Estudia concienzudamente todas las posibilidades, los pros y los contras, para decid irse finalmente por una entre las muchas opciones que se le ofrecen. Casi siempre realiza esta operaci¨®n en s¨®lo unos momentos -los razonamientos que da luego demuestran que no lo deja al azar- y rara vez se equivoca. Es un hombre que vive totalmente entregado a esta actividad. Ha tra¨ªdo a su familia desde Canad¨¢, con la que comparte una roulotte especialmente acondicionada para vivir durante largo tiempo De esa forma, no pierde tiempo en los desplazamientos. Vive a pie del circuito y pasa todo su tiempo en la pista o en su vivienda ambulante, situada detr¨¢s de los boxes. Entre jornada y jornada de entrenamientos previos a una carrera, suele convivir con los mec¨¢nicos y realizar trabajos conjuntamente, para estar m¨¢s, integrado, y de paso aumentar su nivel de conocimientos mec¨¢nicos. Y cuando la carrera termina, se dirige en su casa ambulante a la pista de pruebas que posee Ferrari, en Fiorano, para seguir entrenando y trabajando sobre la puesta a punto de los veh¨ªculos de competici¨®n. Su triunfo actual es un premio a su labor, a su dedicaci¨®n y a su indudable clase.
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