El profesor Tugenhadt propone, una fundamentaci¨®n ling¨¹¨ªstica de la ¨¦tica
Ernesto Tugenhadt, profesor del instituto Max Planck, de Munich, disert¨® en las Jornadas del XVI Congreso de Fil¨®sofos J¨®venes sobre Etica y lenguaje. Con una construcci¨®n filos¨®fica rigurosa y transparente, ensay¨® la fundamentaci¨®n ling¨¹¨ªstica de la ¨¦tica. Tarea dificultosa e ¨ªmproba, ya que busc¨® conciliar el platonismo inevitable del lenguaj en la presencia obsesiva de la idea del Bien, con las realidades socioecon¨®micas de toda ¨¦tica.Tugenhadt busc¨® unificar el an¨¢lisis sem¨¢ntico con el marxista. Despu¨¦s de reafirmar la unidad del m¨¦todo ling¨¹¨ªstico en la ¨¦tica, el ¨²nico v¨¢lido, seg¨²n el pensador alem¨¢n, pues coincide con la reflexi¨®n filos¨®fica misma, estudi¨® las proposiciones morales subjetivas que se hallan en todas las oraciones gramaticales. Descubri¨® de esta forma que si predominan las preferencias subjetivas palpita siempre el anhelo hacia una preferencia objetiva. Ahora bien, esta objetividad solamente puede aparecer a trav¨¦s del an¨¢lisis sem¨¢ntico, que es a la vez filos¨®fico.
Explic¨® despu¨¦s la diferencia que existe entre una cosa buena para un gusto personal y la bondad de la cosa misma, lo que lleva impl¨ªcito una aseveraci¨®n objetiva. Pero toda preferencia objetiva debe estar tambi¨¦n justificada y encontrar razones que la expliquen; s¨®lo m¨²ltiples raciocinios nos remiten a una raz¨®n justificadora. Se trata, pues, de una moral racionalista que nace del uso plural cotidiano y pragm¨¢tico del lenguaje mismo. La palabra bueno cambia con su empleo diversificado. Tenemos un bueno ¨²til, otro est¨¦tico, otro moral, para llegar finalmente a lo que es realmente bueno, es decir, lo justo.
A continuaci¨®n explic¨® que algunos fil¨®sofos ling¨¹istas como Hare llevan hasta el extremo la exigencia de una regla objetiva moral. As¨ª, propone un uso formal y general de las palabras como una regla kantiana de validez universal que se impone a todos los hablantes como una norma indiscutible, tir¨¢nica. De esta forma, comete una tremenda injusticia, pues una sociedad como la nuestra, basada en la desigualdad, no puede aprobar reglas generales que beneficien a las clases dominantes. Por esta raz¨®n, Habermas opuso un asentimiento voluntario a las puras reglas ¨¦ticas formales. Bueno es aquello a lo que todos podr¨ªamos asentir. Pero esta teor¨ªa tambi¨¦n la consider¨® el profesor Tugenhadt insuficiente.
El asentimiento por s¨ª mismo no justifica, por libre y voluntario que sea, una regla moral. Es necesaria una raz¨®n que explique el asentimiento. Esa raz¨®n se encuentra en el concepto de justicia. Ahora bien, un sistema social es justo si todos participamos en las decisiones que elaboran las normas colectivas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.