Un vampiro ben¨¦fico
Nosferatu, el vampiro, se?or de la noche, no es otro que nuestro amigo el conde Dr¨¢cula, protagonista de la famosa novela decimon¨®nica de Bram Stoker, que en su versi¨®n cinematogr¨¢fica tom¨® tal nombre por cuestiones de derechos de autor. Tal versi¨®n, realizada por Murnau en 1922, precedente de todos los filmes del g¨¦nero, fue en su ¨¦poca considerada por unos como simb¨®lico alegato a favor del iniciado poder¨ªo nazi, mientras. otros creyeron adivinar en ella el triunfo de la revoluci¨®n y el amor por encima de toda tiran¨ªa.De un modo u otro esta historia capaz de iniciar una escuela cinematogr¨¢fica universal que llegar¨ªa hasta nosotros, entusiasm¨® a los surrealistas, decepcion¨® a Gide y fue reconocida como obra maestra del expresionismo germ¨¢nico en Francia y en Alemania sobre todo.
Nosferatu
Escrita y dirigida por Werner Herzog. Fotograf¨ªa: Jorg Schmidt-Reitwein. Escenograf¨ªa: Henning von Gierke. Int¨¦rpretes: Klaus Kinski, Isabelle A d¨ªani, Bruno Ganz, Jacques Dufilbo, Roland_Topor. Local de estreno: Proyecciones. Torre de Madrid.
Ideada y realizada como homenaje a Murnau, esta nueva versi¨®n, como su hermana precedente, se presta a diversas interpretaciones, en las que la raz¨®n, la represi¨®n, la libertad o el triunfo del amor, m¨¢s all¨¢ del terror podr¨ªan combinarse hasta l¨ªmites indefinidos. El mismo Herzog ha aludido repetidamente a la acci¨®n beneficiosa del mal, capaz de desatar la anarqu¨ªa en culturas agotadas, como la nuestra, pero por encima de tales claves o mensajes a la moda sin los que, al parecer, puede pasarse hoy cualquier filme que se tenga en algo, la verdad es que lo primero que en ¨¦ste salta a la vista es su car¨¢cter extremadamente rom¨¢ntico, a trav¨¦s de im¨¢genes suficientemente expl¨ªcitas para quien sea capaz de reconocerlas.
Las noches del vampiro sobre la ciudad, la figura blanca y trasl¨²cida de la protagonista, apasionada y virginal en su noche de entrega, amor y muerte, el viaje del buque fantasma, las magn¨ªficas secuencias de las ratas y la peste, son hitos en los que el romanticismo germ¨¢nico se halla Presente a trav¨¦s de una espl¨¦ndida escenograf¨ªa.
Como en toda la obra de Herzog, la naturaleza juega aqu¨ª un papel decisivo. El mar, el viento, las ruinas, los bosques, las nubes resultan elementos fundamentales, como la fantasmal ciudad donde la historia se inicia y concluye. Realizada la pel¨ªcula con un oficio exquisito e impecable es l¨¢stima que para el espectador habitual, estragado por tantas horas de vampiros actuales, imitadores de este primitivo Nosferatu, resulte esta pel¨ªcula demasiado lenta en ocasiones. Por ser fiel en ella a su maestro Murnau, Herzog ha sacrificado conscientemente el ritmo, el inter¨¦s, una actualizaci¨®n del tema que, sin duda, le hubiera puesto al alcance de un c¨ªrculo m¨¢s amplio. No ha dudado en dejar al p¨²blico fuera, creando para s¨ª y los cin¨¦filos en general un soberbio espect¨¢culo.
Hoy que la tierra de nadie entre esos iniciados y el espectador deformado por el mismo cine ha crecido de modo considerable es posible que para muchos resulte ajena esta obra, donde el absurdo y la fantas¨ªa, que no el terror o la sangre, van m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites normales, incluso dentro del mismo g¨¦nero. Y, sin embargo, hay en este cuento sobre el bien y el mal, que no llega a apasionamos, un af¨¢n por sacarnos de la realidad, una llamada a un tiempo en el que el cine era cine de verdad, taller de sue?os, para¨ªso cerrado para muchos, lugar abierto, en cambio, a toda hora para el mundo de la imaginaci¨®n y de la fantas¨ªa.
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