Psquiatr¨ªa infantil: el ant¨ªdoto del manicomio
Manicomios y reformatorios es todo lo que la asistencia psiqui¨¢trica ofrece en Espa?a para esa nunca calculada poblaci¨®n infantil que padece trastornos psiqui¨¢tricos. Faltan centros de rehabilitaci¨®n y tratamiento, y falta incluso el reconocimiento a trav¨¦s de una rama o especializaci¨®n de la psiquiatr¨ªa, de que el ni?o plantea problemas completamente diferentes a los del adulto en lo que se refiere a la enfermedad mental. Informa Lola Gal¨¢n.
?Supongo que es demasiado duro para la gente admitir que en esa etapa tradicionalmente inocente y maravillosa que es la infancia se producen tantos conflictos psicol¨®gicos; de ah¨ª que la psiquiatr¨ªa infantil no exista ni como rama ni dentro de la como especialidad psiquiatr¨ªa.? Entonces, los psiquiatras que se han sentido hasta ahora sensibilizados con los problemas del mundo infantil han optado, como Federico Men¨¦ndez, por ser autodidactas o formarse como han podido en capitales extranjeras, leyendo mucha bibliograf¨ªa y a?adiendo, adem¨¢s, una buena dosis de vocaci¨®n.Es tanta la distancia entre la mente del ni?o y la del adulto, que normalmente los padres s¨®lo llegan a percatarse del trastorno psicol¨®gico a trav¨¦s de las notas escolares, cuando existe una baja en el rendimiento del ni?o, o se producen en su conducta alteraciones graves que dificultan sus relaciones con el medio. ? En todos estos casos la soluci¨®n es dif¨ªcil -afirma el doctor Men¨¦ndez-. Me llegan muchos ni?os a la consulta que, inexorablemente, terminar¨¢n por ser carne de manicomio, airnacenados en centros desastrosos, entre oligofr¨¦nicos, viejos, man¨ªacos, etc¨¦tera.?
En el piso espacioso y desierto que da a un patio con ¨¢rboles se apilan las historias cl¨ªnicas. Peque?as blograf¨ªas sin salida, porque en este Pa¨ªs no existen pr¨¢cticamente centros donde seguir una terapia adecuada. ?Se ha hecho hasta ahora una psiquiatr¨ªa normafizante y anticuada. Los ni?os psic¨®ticos en nuestro pa¨ªs son un descubrimiento de hace poco m¨¢s de cincuenta a?os, y otro tanto podr¨ªamos decir de los autistas. Se hace algo de psiquiatr¨ªa infantil en la Cruz Roja, en el sanatorio del Ni?o Jes¨²s, en La Paz, aunque sin posibilidad de hospitalizar a nadie, y en pocos sitios m¨¢s. Pero el drama de la gente es incre¨ªble. ?
En alguna carpeta figura el caso de Eduardo. Un ni?o de un pueblo de Castilla, de once a?os, que de ser el primero de la clase pas¨® repentinamente a convertirse en poco menos que la amenaza de todos los vecinos. ?Era un ni?o psic¨®tico con muchas posibilidades de recuperaci¨®n cuando vino a mi consulta -comenta Federico Men¨¦ndez-, y durante un tiempo estuvo asistiendo a sesiones de psicodin¨¢mica en la cl¨ªnica de la Concepci¨®n, pero ni su familia ten¨ªa medios para tener al ni?o en Madrid, ni tampoco el equipo de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz dur¨® demasiado. Se ha disuelto por problemas econ¨®micos. Hoy, Eduardo est¨¢ internado en un centro para enfermos mentales. ?
S¨ªntomas distintos
Detr¨¢s de las alarmantes cifras de ni?os subnormales se esconde muchas veces un tipo de trastorno distinto. ?El ni?o expresa su enfermedad con s¨ªntomas totalmente distintos a los del adulto. De ah¨ª la enorme dificultad que plantea su comprensi¨®n. En cambio, y seg¨²n la experiencia de algunos hospitales extranjeros, se consiguen resultados espl¨¦ndidos en cuanto a recuperaciones.? Cuando el mundo se vuelve hostil y lleno de conflictos para el ni?o, ¨¦ste tiende a encerrarse en una realidad ficticia, a desconectarse de todo lo exterior. Y aunque los s¨ªntomas son diversos, desde el caso de la peque?a Ana, que tiene a?o y medio se niega rotundamente a comer poniendo en serio peligro su vida, hasta el de cualquier ni?o autista encerrado en su mutismo, el trastorno refleja siempre esta entrada en Sonilicto total con el ambiente que le rodea.Amparo Ferrer, psic¨®loga y asistente social de la Federaci¨®n Espa?ola de Asociaciones Protectoras de Subnormales, se queja tambi¨¦n de ese breve diagn¨®stico psicom¨¦trico que acompa?a siempre a los ni?os subnormales. ?Ya me los s¨¦ de memoria, porque son fichas siempre igual de aburridas, "su grado de comprensi¨®n verbal, su respuesta a los est¨ªmulos", su coeficiente intelectual, etc¨¦tera. Y, sin embargo, he visto muchos casos entre esos ni?os l¨ªmite que rozan casi un coeficiente normal, que me han parecido ni?os con problemas de psicosis. El otro, d¨ªa me encontr¨¦ con un muchacho de ¨¦stos que ten¨ªa dieciocho a?os y estaba destinado a un centro para ni?os deficientes. Yo misma le apliqu¨¦ unos lests y comprob¨¦ que su inteligencia era perfectamente normal. Si no llego a hacerlo, en el centro le habr¨ªan dado alguna ocupaci¨®n rentable para ellos y estos muchachos, que les resultan sumamente ¨²tiles, pierden la opci¨®n de rehabilitarse para siempre. Pero es que en el caso de los subnormales profundos, esos peque?os que viven en una especie de nebulosa, en un mundo abismal, me da la impresi¨®n de que esto tambi¨¦n se produce. La mayor¨ªa de las veces, por supuesto que yo no me atrevo a hacerles ninguna clase de test, pero creo que habr¨ªa que dedicarles mucho m¨¢s tiempo de observaci¨®n para detectar si en realidad no existe en lugar de un retraso mental una psicosis infantil profunda.?
Ilustran esta afirmaci¨®n de Amparo Ferrer algunos casos que ella misma recuerda en el peque?o despacho de la Federaci¨®n, lleno de dibujos ingenuos y carteles. ?Vino Pedrito, de siete a?os, con su madre como ni?o retrasado profundo. Era un ni?o hiperquin¨¦tico, de esos que no paran quietos un segundo y en un momento dado sali¨® a la otra habitaci¨®n, cuando fui a buscarle vi que hab¨ªa sido capaz de poner en marcha una m¨¢quina de escribir el¨¦ctrica en una peque?a fracci¨®n de tiempo, y de verdad que me qued¨¦ at¨®nita. ?C¨®mo un ni?o subnormal profundo puede hacer una cosa as¨ª? Es evidente que se trataba de un ni?o psic¨®tico, un ni?o autista.?
Y, sin embargo, el destino de todos estos ni?os no ser¨¢ mucho mejor que el de los subnormales. ?Hay muy poca cosa que funcione seriamente y es realmente angustios, tener que dec¨ªrselo a los padres.?
?No existe tampoco ninguna medicina preventiva que podr¨ªa hacerse a?ade el doctor Mert¨¦ndez , y si se considera que muchos de los trastornos psicol¨®gicos se gestan en la infancia es a¨²n m¨¢s grave el que se siga manteniendo este estado de cosas en el tema de la psiquiatr¨ªa infantil.? A pesar de que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud aconseja en lo que se refiere a psiquiatr¨ªa inf¨¢ntil una asistencia sectorizada sin desencajar al ni?o de su medio social, los pocos centros que existen en Espa?a acogen ni?os de todo el pa¨ªs sin atenerse a criterios l¨®gicos de selecci¨®n y en condiciones de hacinamiento la mayor¨ªa de las veces.
?Cuando el problema que plantea el ni?o es de agresividad, entonces existen los reformatorios, pero nada m¨¢s. La relaci¨®n de psiqu¨ªatras en centros infantiles oficiales o privados llega a ser de 1/263.012, o bien de uno por 467.687 habitantes, y en muchas provincias no se dispone en absoluto de psiquiatras en dichas instituciones. ?
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