Nuestra experiencia de sindicalismo en la Administraci¨®n p¨²blica
De la Comisi¨®n Negociadora del MOPU
Estamos negociando el tercer convenio colectivo que ha de firmarse entre el MOPU y su personal laboral; el primero lo fue tambi¨¦n de toda la Administraci¨®n p¨²blica, y por ello, es posiblemente el colectivo de trabajadores de este ministerio, con relaci¨®n laboral, el que tiene una madurez sindical mayor dentro de la Administraci¨®n central. Hoy, aunque pueda parecer parad¨®jico, nadie sabe exactamente cu¨¢ntos trabajadores componen la plantilla (la masa salarial te¨®rica se calcula en base a 18.079). que est¨¢ repartida en jefaturas regionales y provinciales de carreteras, confederaciones hidrogr¨¢ficas, jefaturas de puertos, comisar¨ªas de aguas, servicios centrales y organismos distintos del antiguo Ministerio de Vivienda.
El proceso sindical que hemos seguido desde hace cuatro a?os ha sido el reflejo del tipo de contra dicciones con las que nos hemos ido encontrando y vamos lenta mente superando. Son, adem¨¢s de la influencia que tiene en cualquier proceso sindical la evoluci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, esencialmente tres. 1. C¨®mo negociar, dentro del marco de la legislaci¨®n sobre negociaci¨®n colectiva, con un ?patrono? que es el Ministerio y que, a su vez -al menos te¨®ricamente-, de be negociar sus gastos y los dere chos y obligaciones de sus trabaja dores con representantes de la so ciedad: ya se llamaran ?Cortes? (de procuradores) y Consejo de Estado o -felizmente- Parlamento. El aspecto agudo de esta con tradicci¨®n se plantea normalmente en las ?trampas? que el MOPU y Hacienda se hacen rec¨ªprocamente al negociar cap¨ªtulos presupuesta rios, y su soluci¨®n depende de los m¨¦todos cl¨¢sicos de presi¨®n sindical: huelga, conflicto, manifesta ci¨®n, etc¨¦tera. A ellos hemos tenido que recurrir en tres ocasiones y sin ellos estamos convencidos de que hubiera sido imposible una ?relaci¨®n laboral con el Estado?.
2. C¨®mo introducir dentro de un sector laboral sin apenas experien cla de lucha en el franquismo un, sistema de representaci¨®n sindical natural y ¨²nico, sin que por ello el papel que forzosamente deben ju gar las centrales sindicales de clase no entre en contradicci¨®n con ese mismo sistema de representaci¨®n (en nuestro caso, comit¨¦ estatal y comit¨¦s de centro). No es sencillo y el problema todav¨ªa no est¨¢ resuelto. Hemos sido enormemente respetuosos con las asambleas intentando siempre explicar las cosas pol¨ªticas y sindicales con toda su complejidad y hemos comprobado que los trabajadores las comprenden. Hemos fomentado la afiliaci¨®n sindical y llevado -normalmente- una relaci¨®n fraternal entre las centrales presentes en el comit¨¦ estatal. Pero hoy es necesario avanzar: la defensa de los intereses individuales del trabajador la negociaci¨®n de aspectos org¨¢nicos del Ministerio que nos afectan, la presencia en las juntas que dirijan actividades mutualistas, son tareas, entre otras, en las que los sindicatos deben llevar el peso fundamental.
3. C¨®mo compaginar los intereses econ¨®micos y profesionales de unas plantillas de trabajadores que van desde el ingeniero de caminos hasta la limpiadora, pasando por todo tipo de profesiones, con titulaci¨®n universitaria o profesional. Lo que en otras grandes empresas es un problema importante y de dif¨ªcil resoluci¨®n, es en nuestro caso definitivo, por las caracter¨ªsticas del colectivo, para la supervivencia del sindicalismo democr¨¢tico y de clase. Para resolver la cuesti¨®n son necesarios organismos unitarios y adem¨¢s son precisas las centrales sindicales por la perspectiva socioecon¨®mica y sindical amplia que contemplan. La verdad que en este terreno casi todo han sido ¨¦xitos excepto con un colectivo importante de trabajadores, el Cuerpo de Camineros del Estado, los cuales conservan una asociaci¨®n gremial, obediente a las autoridades del Ministerio, y que han sido la cu?a de la que se ha valido la Administraci¨®n para romper huelgas. Eso a pesar de que la existencia de dos colectivos de trabajadores que van juntos, en el mismo cami¨®n y realizan las mis mas tareas, sometidos a distintos reglamentos y retribuciones,es una barbaridad, ya s¨®lo desde el punto de vista empresarial.
Expuestos los problemas concretos que se nos han planteado te¨®ricamente a los militantes de las centrales en el Ministerio de Obras P¨²blicas, s¨®lo desear¨ªamos que nuestra experiencia sirviera a otros colectivos laborales de la Administraci¨®n central.
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