Xabier Rubert de Vent¨®s inaugur¨® el ciclo "La filosof¨ªa en el Estado espa?ol"
El pasado lunes se inaugur¨® el ciclo La filosof¨ªa en el Estado espa?ol que tratar¨¢ de c¨®mo se investiga y qu¨¦ se investiga en el pensamiento espa?ol contempor¨¢neo. Organizado por el Departamento de Historia de la Filosof¨ªa y de la Ciencia, de la Universidad de Barcelona, van a participar m¨¢s de quince profesores que presentar¨¢n sus ponencias hasta el pr¨®ximo d¨ªa 18.
La primera conferencia la dict¨® Xavier Rubert de Vent¨®s, que se ocup¨® de Hegel y problemas de la est¨¦tica. Comenz¨® reconociendo que era una reflexi¨®n, mejor dicho, una pataleta contra Hegel y su concepci¨®n est¨¦tica. Rencor que proven¨ªa de la enorme sugesti¨®n que el hegelianismo hab¨ªa ejercido sobre ¨¦l. Despu¨¦s se adentr¨® en el tema mismo de su disertaci¨®n. La Historia, para comprenderla, la dividen los historiadores en grandes per¨ªodos, como cataclismos naturales; pero, de esta forma, hacemos geolog¨ªa hist¨®rica. Por el contrario, si contamos peque?os episodios cotidianos, caemos en la psicolog¨ªa o en la minuciosidad introspectiva. La Historia se disuelve en geolog¨ªa o psicolog¨ªa. Por esta raz¨®n, es necesario acortar los per¨ªodos hist¨®ricos, para llegar a una inteligibilidad accesible. Este ha sido el m¨¦todo del materialismo hist¨®rico.Un dios en que no se cree
Ahora bien, debemos reconocer que el arte es algo que pertenece al pasado, ?es una tecnolog¨ªa que ya no funciona?, como el encanto que se desprende de un viejo, feo caser¨®n del siglo XVIII que nos gusta porque es una. antigualla. ?Arte es cualquier dios; en que no se cree?, afirm¨® Rubert de Vent¨®s, y para apoyar esta afirmaci¨®n cit¨® la definici¨®n de Malraux de que los dioses aztecas no son ¨ªdolos, sino obras de arte. A continuaci¨®n pas¨® a referirse a las cuatro interpretaciones de la historia del arte: superestructuras, estructuras, infraestructuras, endoestructuras. Una evoluci¨®n de las superestructuras es la est¨¦tica de Hegel. El arte es la manifestaci¨®n sensible de la idea; en el curso de sus manifestaciones se divide en tres etapas. La primera, donde la idea es puro animismo, habitan faunos en el bosque, ?entorpecidos por sue?os confusos ?, como dice el poema de Mallarm¨¦, y desatados son los esp¨ªritus o las ¨¢nimas que nos pueblan. Tambi¨¦n el arte egipcio es simb¨®llico: el sol y la luna constituyen el orden c¨®smico; el escarabajo y el cuervo simbolizan las hembras o el poder de la vida en general. La segunda etapa, para Hegel, de esta encarnaci¨®n divina es el arte griego. Para los griegos, el arte era paradigma o prototipo y el dios que representaba era un hombre m¨¢s perfecto. El arte griego es la escultura, porque siendo representativa es objetiva e impersonal y lo que refleja del hombre es su divinidad: el ojo, la frente, la nobleza del pensamiento, en desmedro de su mand¨ªbula y nariz, que simbolizan su voracidad animal. Pero ante los dioses grilegos, dice Hegel, no caemos nunca de hinojos. As¨ª surge una tercera etapa en que los dioses vuelven al coraz¨®n del hombre y en el arte reina la ley cristiana del coraz¨®n. La m¨²sica y la pintura, por su intimismo, reflejan la concepci¨®n est¨¦tica de los caballeros rom¨¢nticos cristianos.
Existe otra interpretaci¨®n del arte, sigui¨® explicando Rubert de Vent¨®s, que se basa en la infraestructura de los sistemas de producci¨®n econ¨®micos. As¨ª la Historia social del arte, de Hauser, opone los per¨ªodos naturalistas, que corresponden a las clases progresivas ascendentes, frente a per¨ªodos hier¨¢ticos, que reflejan el arte de unas clases dominantes que se refugian en el hermetismo y en el enigma. Por otra parte, se busca la influencia que la idea o el sistema de producci¨®n, como factores externos, puedan ejercer en la textura del arte mismo. As¨ª las obras de Wollfin y de Riegl siguen este m¨¦todo de investigaci¨®n formal. Por ¨²ltimo, se busca, en la endoestructura, la sintaxis, el lenguaje, la estructura del arte. Esta metodolog¨ªa busca lo que est¨¢ oculto, lo que se quiere decir a trav¨¦s del arte. la lengua secreta del deseo.
Rechazo de Hegel
Todas estas historias del arte, para Xavier Rubert de Vent¨®s, son ficciones, cuentos o inventos, pero ficciones operativas que pueden convertirse en hip¨®tesis y dogmas. Debemos, pues, rechazar la historial tal como la interpret¨® Hegel: el despliegue temporal de la verdad. Historia que culmina en la idealizaci¨®n del Estado, que es el absoluto, pues es la s¨ªntesis del esp¨ªritu objetivo y subjetivo. El Estado es la libertad que niega la libertad. La historia, pues, nos somete a su identidad vac¨ªa y elimina toda postura individual, que es prohibida y rechazada. En consecuencia, el profesor Rubert de Vent¨®s desech¨® las concepciones de Hegel, Marx, Freud, porque disuelven a la individualidad en una universalidad totalizadora y aniquilante. S¨®lo un pensamiento cr¨ªtico individual, afirm¨®, puede salvarnos de esa disoluci¨®n en la totalidad de la historia.
En resumen, una conferencia brillante, di¨¢fana. Debemos se?alar que este pensamiento cr¨ªtico, libre, que defendi¨® puede tener un valor positivo para corroer los dogmatismos hist¨®rico-pol¨ªticos al uso o llevar, por el juego reflexivo de la intimidad, a una novela personal que equivale a la reconstrucci¨®n de la filosof¨ªa de Derrida o la esterilidad cr¨ªtica de la Escuela de Frankfurt.
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