Las restricciones de petr¨®leo
Los PAISES occidentales est¨¢n apresurando sus medidas de ahorro de petr¨®leo y sus derivados: no parece que Espa?a tenga intenci¨®n de seguir este camino. Ninguna f¨®rmula de ahorro, de austeridad o de restricci¨®n parece concordar con una psicolog¨ªa espa?ola de despilfarro: somos unos nuevos ricos de la expansi¨®n y del consumismo que no sabemos damos cuenta de que esos elementos, apenas iniciados, se han acabado ya. Seg¨²n algunos economistas, para siempre. La soluci¨®n del aumento de precios en los productos escasos parece que es un est¨ªmulo -a gastar m¨¢s y, por tanto, a sentir mayor falsa sensaci¨®n de libertad y de poder- que produce resultados contrarios.En el Consejo de Ministros comunitario de la semana pasada y en la reuni¨®n de Par¨ªs -lunes y martes- de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa no prospera la solicitud brit¨¢nica de la, elevaci¨®n de precios para los derivados del petr¨®leo: tiene m¨¢s audiencia, hasta ahora, la ponencia italiana, que consiste en la adopci¨®n de medidas restrictivas. Lo cual parece que entra?a una mayor justicia: el alza de precios favorece a los econ¨®micamente fuertes, mientras que las restricciones son iguales para todos.
El modesto globo sonda del alcalde de Madrid, Tierno Galv¨¢n, al decir que posiblemente, y como ensayo, durante unos d¨ªas de verano, intentar¨ªa limitar la circulaci¨®n en la ciudad alternando, matr¨ªculas pares y matr¨ªculas impares, tiene como objeto principal mejorar el tr¨¢fico de la capital (aunque curiosamente el ensayo se vaya a hacer en los d¨ªas en que el tr¨¢nsito no tiene apenas importancia); pero podr¨ªa tener una incidencia importante en el ahorro de gasolina. Probablemente, el alcalde Tierno recuerda un tiempo en que esa disposici¨®n existi¨® -durante la era del gas¨®geno-, y quiz¨¢ recuerde tambi¨¦n el n¨²mero de excepciones. Ciertas profesiones, ciertos empleos, los coches oficiales, las misiones extraordinarias, los casos de urgencia, los que sal¨ªan o regresaban de viaje y algunos m¨¢s quedaban exceptuados de su cumplimiento.
En el Plan Energ¨¦tico Nacional se habla de algunas medidas restrictivas. Ser¨¢ interesante observar su desarrollo y medir la realidad de las excepciones. Lo que la Comunidad aborda, sin disfraz ni eufemismo ninguno, es una revoluci¨®n en el concepto de la sociedad y en su organizaci¨®n. El l¨ªmite de quinientos millones de toneladas de petr¨®leo que se pretende alcanzar y la reducci¨®n de un 5% en el consumo actual (que supone -una reducci¨®n mucho m¨¢s grave, puesto que adem¨¢s hay que frenar la tendencia al consumo mayor) son suficientes para cambiar toda la sociedad europea. ?Habr¨¢ el mismo valor en Espa?a?
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