Debate feminista sobre la liberaci¨®n del hombre y la mujer
Jos¨¦ Luis L. Aranguren y Rosa Montero se ganaron el t¨ªtulo de pareja estelar o d¨²o fant¨¢stico del feminismo en la conferencia-coloquio que se celebr¨® anteayer en Madrid, organizada por la Asociaci¨®n de Mujeres Universitarias, a la que fueron en calidad de invitados especiales. Hombres y mujeres era el tema de la charla, pero en realidad se podr¨ªa haber titulado de cualquier otra forma, porque la gente acudi¨® al reclamo de sus nombres -la sala de la Asociaci¨®n registr¨® un lleno ins¨®lito en su historia, salvo aquella sonada intervenci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez.
De lo que se habl¨® fue de la liberaci¨®n; de la liberaci¨®n de la mujer y tambi¨¦n de la del hombre, pues, como exclam¨® el profesor Aranguren: ?Aqu¨ª nos liberamos todos o no se libera nadie.?Los que fueron con la oculta ilusi¨®n de asistir a un enfrentamiento entre Rosa Montero y Aranguren, como representantes de sus respectivos sexos, se ir¨ªan chasqueados porque en lo esencial ambos coincidieron -?como si antes nos hubi¨¦ramos puesto de acuerdo para estar de acuerdo?, coment¨® el profesor con su proverbial sentido del humor-
Contra la idea tan extendida de que las feministas carecen de sentido del humor y tienden a dramatizar y desorbitar la discusi¨®n, el coloquio se desarroll¨® sin que en ning¨²n momento las posturas encontradas llegaran a enconarse, ni la gente a tirarse de los pelos. La espontaneidad de Rosa Montero, su falta de dogmatismo, junto a la inefable iron¨ªa y eclecticismo de J. L. Aranguren, marcaron la pauta y el tono general de la reuni¨®n.
Feminista t¨ªmida
Comenz¨® Rosa Montero declarando su condici¨®n de feminista, feminista t¨ªmida en estos trances oratorios, y r¨¢pidamente cogi¨® el toro por los cuernos: ?Las mujeres que hemos querido salir del papel que la sociedad machista nos asigna hemos ca¨ªdo en la trampa de la masculinizaci¨®n, hemos adoptado los valores masculinos sin ponerlos en cuesti¨®n?, dijo. ?Esto es algo que me preocupa porque veo que para salir de su marginaci¨®n la ¨²nica salida que tiene la mujer es entrar en el juego de la competitividad masculina.?Personalmente no s¨¦ c¨®mo resolver esta especie de contradicci¨®n?, a?adi¨®. ?Supongo que por lo ¨²nico que vale la pena luchar es por buscar un nuevo camino, un nuevo orden y sistema en el que la mujer encuentre su puesto como tal.?
Jos¨¦ Luis L. Aranguren insisti¨® en el car¨¢cter global de la liberaci¨®n. ?Ser feminista significa liberar a la mujer, pero tambi¨¦n a los hombres?, empez¨®, y m¨¢s adelante volvi¨® a recordar: ?Lo que hay que cambiar es la sociedad, adem¨¢s del papel que la mujer desempe?a en ella.? Habl¨® de la cultura andr¨®gina que puede generar la liberaci¨®n feminista, ?una cultura en la que no tengamos que estar por necesidad identificados con nuestro papel individual, social y, sobre todo, sexual?. Apunt¨® tambi¨¦n el riesgo de que esa revoluci¨®n lleve a un segregacionismo y de que las mujeres caigan en la fascinaci¨®n del poder ahora que algunos hombres empiezan a despreciarlo. ?Hemos visto que hasta Felipe Gonz¨¢lez renuncia al poder pol¨ªtico?, coment¨® a t¨ªtulo de ejemplo.
Otro ejemplo, el de la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, fue el detonante de la pol¨¦mica. ?Se tendr¨ªa que llegar a una situaci¨®n tal en la que no importara nada que un ministro fuera un hombre, una mujer o un caballo?, afirm¨® J. L. Aranguren.
Estas palabras suscitaron la en¨¦rgica r¨¦plica de la abogada feminista Cristina Alberdi, que subray¨® la importancia simb¨®lica que tiene el acceso de una mujer al poder desde el momento que contribuye a destruir la imagen tradicional y el status que la sociedad le atribuye. ?El acceso de la mujer a lo p¨²blico es una de las transformaciones parciales necesarias para llegar al ¨²ltimo objetivo de la revoluci¨®n feminista, que es la revoluci¨®n cultural?, dijo.
El profesor Aranguren repuso que este planteamiento reformista puede cerrar el camino a una aut¨¦ntica revoluci¨®n feminista, a lo que Cristina Alberdi objet¨®: ?El reformismo feminista no tiene parang¨®n con cualquier otro tipo de reformismo; es una escalada que no imprime car¨¢cter.?
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