El viaje del Papa ha sido tambi¨¦n un ¨¦xito para los dirigentes polacos
Juan Pablo II ha obtenido en Polonia un ¨¦xito indiscutible y sus efectos se ver¨¢n pronto. Esta es la impresi¨®n predominante entre los observadores que han seguido el viaje pontificio, concluido el domingo. El Gobierno polaco, visiblemente satisfecho, comparte este ¨¦xito: los disidentes no han aparecido, la posici¨®n internacional del pa¨ªs socialista se ha visto reforzada y sus dirigentes se han abrazado p¨²blicamente con el ex cardenal Wojtyla antes de que ¨¦ste abandonase Cracovia, rumbo a Roma. Ha sido el ep¨ªlogo feliz de una gira sin incidentes.
Juan Pablo II concluy¨® su viaje en Polonia aclamado por m¨¢s de dos millones de personas. Se despidi¨® de sus compatriotas en Cracovia con un pontifical solemne celebrado en honor del IX centenario de San Estanislao, m¨¢rtir, patr¨®n de Polonia. En sus palabras, dirigidas a todo el mundo, pidi¨® que se abran todas las fronteras y afirm¨® ?la Iglesia no es un imperialismo, sino un servicio".En el aeropuerto de Cracovia, antes de salir para Roma, el presidente del Consejo de Estado, Henryk Jadlonski, se abraz¨® con el Papa.
La noche anterior al gran encuentro final de Wojtyla con sus conciudadanos se temi¨® que el Papa estuviera enfermo, porque, por vez primera, por la noche no pudo salir al balc¨®n a saludar a los j¨®venes y les grab¨® s¨®lo una cinta con las buenas noches.
Pero al d¨ªa siguiente, a las diez en punto de la ma?ana, el Papa se present¨® a la ¨²ltima cita con los polacos. Las autoridades hab¨ªan dado s¨®lo 700.000 invitaciones para la misa, que se celebr¨® en los grandes prados de Blonia, a las afueras de la ciudad. Pero ya durante la noche y desde el amanecer r¨ªos de gentes llegaban de todas partes, dispuestos a asistir a la despedida del Papa.
El Papa pronunci¨® un discurso religioso. La ceremonia tuvo tonos profundamente espirituales, pero tambi¨¦n con gran tensi¨®n patri¨®tica, que el Papa no aliment¨®. Durante la misa, por ejemplo, se levant¨® en el aire un globo rojo con un aguila, que es el s¨ªmbolo de la naci¨®n, y la ?P?, s¨ªmbolo de ?Polonia que lucha?, un signo de la resistencia que muchas noches aparece en los muros de la ciudad y que la polic¨ªa borra en seguida.
Otro gran cartel dec¨ªa: ?Santo Padre, ven tambi¨¦n a despertar Checoslovaquia. ? El Papa tuvo que leerlo porque durante la misa salud¨® a los hermanos de este pa¨ªs e hizo votos para que manifestaciones semejantes puedan celebrarse en otros pa¨ªses del Este europeo.
M¨¢s de un mill¨®n de personas se qued¨® en las calles despu¨¦s de la ceremonia, a lo largo de los doce kil¨®metros de carretera que van desde el centro de Cracovia hasta el aeropuerto, para volver a saludar al Papa.
Al aeropuerto salieron a despedirle el presidente Jablonski y los ministros de Asuntos Exteriores y del Culto. Fue despedido con los honores de jefe de Estado. Jablonski, sin protocolos, se abraz¨® al Papa, bes¨¢ndolo ante todas las c¨¢maras de televisi¨®n del mundo. En su discurso dijo, mientras le aplaud¨ªan los obispos y cardenales presentes de veinticuatro naciones, que hab¨ªa encontrado muchos puntos de contacto con el Papa, sobre todo en lo que se refiere a la dignidad del trabajo, a la colaboraci¨®n por la paz, a la distensi¨®n y a la lucha contra todas las guerras. El Papa le respondi¨® diciendo: ?Me doy cuenta que mi viaje ha sido el resultado del coraje de ambas partes?, y afirm¨® que ?el mundo necesita hoy m¨¢s coraje que nunca?, y que, a veces, ?es necesario este coraje para aventurarse en direcciones nuevas, porque la paz es un bien que va m¨¢s all¨¢ de los diversos sistemas?.
En Roma, donde lleg¨® con el primer vuelo directo de la historia desde Cracovia, le esperaban, junto al jefe de Gobierno, Andreotti, y los representantes diplom¨¢ticos, miles de romanos.
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