El di¨¢logo patronal-sindicatos
POR PRIMERA vez desde que los sindicatos son legales, las fuerzas sociales, representadas por la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Uni¨®n General de Trabajadores (UGT), han sido capaces de llegar a un acuerdo sobre aspectos comunes en materia de relaciones laborales, y brindan al Gobierno la oportunidad de asumirlos y al Parlamento de legislar con el respaldo de algunos de los actores m¨¢s importantes de la vida econ¨®mica.Estos acuerdos suscritos por la patronal y una de las centrales sindicales espa?olas pueden tener, sin embargo, unos efectos pr¨¢cticos limitados por la ausencia de Comisiones Obreras, central con mayor implantaci¨®n en el pa¨ªs.
Probablemente, el campo en que se ha avanzado durante la transici¨®n con m¨¢s cautela, con m¨¢s reticencia, por las partes implicadas, ha sido el sindical. El Gobierno, hasta el momento, ha proyectado la impresi¨®n de que los sindicatos son algo molesto y perif¨¦rico, con los que se puede hacer pol¨ªtica seg¨²n las circunstancias. En determinados momentos se potencia a Comisiones en detrimento de UGT, se inician extra?as maniobras con USO o se chalanea con el patrimonio sindical para obtener ventajas en el terreno de la paz social. Este c¨²mulo de peque?os golpes de tim¨®n llevan a pensar inexorablemente que el Gobierno, sobre este importante tema, o ha carecido de rumbo o ha preferido simplemente navegar al paro.
Al mismo tiempo, en gran n¨²mero de ocasiones, las dos principales centrales sindicales del pa¨ªs han hecho parecer verdad la acusaci¨®n m¨¢s importante que le dirigen con insistencia los opositores recalcitrantes de un sindicalismo serio en Espa?a: UGT y Comisiones son simples correas de transmisi¨®n de sus partidos hermanos, PSOE y PCE, respectivamente.
Por eso, quiz¨¢, en estos momentos, el s¨ªmbolo de la negociaci¨®n de UGT con la patronal adquiere una relevancia singular, al ejercer la central de inspiraci¨®n socialista su verdadero cometido sindical.
Mientras tanto, Comisiones Obreras, que ayer obtuvo una respuesta desigual en lajornada de protesta contra el estatuto del trabajador presentado por el Gobierno, tiene que calibrar las consecuencias y el alcance de adoptar una estrategia sindical exclusivamente marcada por la pol¨ªtica del Partido Comunista. La clarificaci¨®n de las relaciones laborales es, probablemente, en estos momentos, uno de los aspectos m¨¢s importantes para la estabilidad del nuevo sistema econ¨®mico y pol¨ªtico. Y en este sentido, la iniciativa de CEOE y UGT disipa m¨¢s problemas que la adopci¨®n de otras posturas que deber¨¢n recibir -para llegar a su eficacia- el impulso del Gobierno y Parlamento para traducir en leyes los acuerdos suscritos estos d¨ªas. Paralelamente, el ejecutivo tiene, de una vez, que facilitar a las centrales los medios materiales necesarios para el ejercicio de su funci¨®n, poniendo fin al eterno guad¨ªana del patrimonio sindical.
En el terreno concreto de los acuerdos de UGT y CEOE, uno de los puntos m¨¢s destacados es el abandono del intervencionismo de la Administraci¨®n en las relaciones laborales. La solicitud de que existan menos laudos de obligado cumplimiento y m¨¢s comisiones de mediaci¨®n y arbitraje no hace sino abundar en la tesis de que son los actores de la vida econ¨®mica quienes han de propiciar sus acuerdos y, salvo casos muy excepcionales, marcar el ¨¢mbito de sus propias relaciones.
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