La ocupaci¨®n de una vivienda en La Ventilla destapa la historia de un hombre-topo
La ocupaci¨®n de una vivienda en La Ventilla por una familia de chabolistas ha puesto al descubierto una curiosa historia personal, de las que abundan en la gran ciudad y que raras veces trascienden del ¨¢mbito vecinal de la calle pero que ahora se ha convertido en la comidilla del barrio y ha provocado incluso enfrentamientos verbales entre los vecinos. En la casa, con signos de estar infrautilizada y en medio de una gran suciedad, se encontraron 1. 14 1.000 pesetas en met¨¢lico, montones de comida en conserva, un buen n¨²mero de electrodom¨¦sticos sin desembalar y algunos objetos de utilizaci¨®n poco clara, que han llamado la atenci¨®n de la polic¨ªa, que actualmente investiga el caso.El martes, la Asociaci¨®n de Vecinos de La Ventilla ayud¨® a Roberto P¨¦rez y su familia (mujer y dos hijos), que llevan a?os habitando una chabola sin las m¨¢s m¨ªnimas condiciones higi¨¦nicas, a entrar en la casa n¨²mero 130 de la calle Cedros. La casa es propiedad (el Instituto Nacional de la Vivienda a¨²n no ha completado legalmente el expediente de desahucio) de Jos¨¦ Manuel Aparicio, hombre de unos treinta a?os, con fama de introvertido. Los ocupantes se quedaron sorprendidos al observar que, en su interior, se encontraban dos televisores, uno de color y otro en blanco y negro, nuevos; un aspirador, dos equipos estereof¨®nicos, dos planchas, un molinillo, un secador, un calentador de gas; todo ello embalado. Hab¨ªa, adem¨¢s, m¨¢s de veinte botes de leche condensada, cuarenta cajas de galletas, unos quince kilos de az¨²car, botes oxidados y sin abrir de tomate, estropajos, chorizos casi en estado de putrefacci¨®n, etc¨¦tera. Se encontraron, asimismo, varias bolsas peque?as de un polvo no identificado y un pegote de cera con la marca de una llave. Los ocupantes procedieron a guardar todo en una de las habitaciones, y fue entonces cuando hallaron, tirada descuidadamente en una cama sin hacer, una bolsa de pl¨¢stico que conten¨ªa 1.141.000 pesetas, algunas sin sacar de los sobres de n¨®minas que estaban a su nombre, por lo que se supone que la procedencia del dinero es perfectamente legal. Jos¨¦ Manuel Aparicio trabaja de auxiliar de caja en el Banco de Espa?a, y parece estar encargado del traslado de fondos en las furgonetas blindadas al efecto. EL PAIS no pudo localizarle porque se encuentra hospitalizado, reponi¨¦ndose de un accidente
Investigaci¨®n
La familia de ocupantes y la Asociaci¨®n de Vecinos dieron parte a la polic¨ªa, quien incaut¨® los objetos mencionados y ha abierto una investigaci¨®n. Los rumores comenzaron a difundirse por La Ventilla, cada vez m¨¢s exagerados, y ya se hablaba de que se hab¨ªan encontrado incluso joyas de gran valor. La opini¨®n de los vecinos m¨¢s cercanos se encuentra dividida. Todos coinciden en que se trata de una persona extra?a, con man¨ªas, pero mientras unos defienden el derecho a la diferencia, a que haga con su vida lo que quiera, otros plantean que esta actitud no es v¨¢lida si se hace a costa de infrautilizar una vivienda, cuando en el barrio quedan un buen n¨²mero de chabolistas. Otro de los datos que contribuyen a hacer m¨¢s confusa la situaci¨®n es que, al parecer, Jos¨¦ Manuel Aparicio ha comprado un piso en propiedad, para lo que ha pedido un cr¨¦dito bancario, cuando parece que dispon¨ªa de dinero suficiente. Y mientras los primeros argumentan que Jos¨¦ Manuel Aparicio s¨ª viv¨ªa en la casa, aunque fuera a su peculiar manera, los segundos afirman que s¨®lo se acercaba algunas pocas horas al mes.
Hijo de un alto cargo militar, parece que viv¨ªa frecuentemente en el piso de unos familiares. El padre ha acusado a la asociaci¨®n de allanamiento de morada, y de quedarse con parte del dinero, ya que sostiene que la cantidad que deber¨ªa haberse encontrado supera los dos millones de pesetas.
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