Guerra civil latente en El Salvador
Las t¨ªmidas promesas liberalizadoras formuladas por el presidente de El Salvador, general Carlos Humberto Romero, no han conseguido en lo m¨¢s m¨ªnimo detener el clima de violencia que vive el pa¨ªs. El abierto enfrentamiento entre la extrema derecha y la extrema izquierda salvadore?as se acent¨²a d¨ªa a d¨ªa y confirma las pesimistas impresiones del obispo de San Salvador, monse?or Oscar Arnulfo Romero, quien recientemente asegur¨® que en el peque?o pa¨ªs centroamericano ?ya hay una guerra civil ?.Como para ratificar las contradicciones del r¨¦gimen seudodemocr¨¢tico del general Romero, mientras ¨¦ste promet¨ªa que no habr¨ªa m¨¢s militares en la presidencia despu¨¦s de las elecciones generales de 1982 y que se garantizar¨ªa el respeto al pluralismo ideol¨®gico, la ultraderechista Uni¨®n Guerrera Blanca, auspiciada desde el poder, desencadenaba una de las m¨¢s violentas persecuciones de opositores que se recuerdan.
La culminaci¨®n de estas acciones se produjo el pasado viernes, cuando ocho enmascarados, armados hasta los dientes, asesinaron, a la vista del p¨²blico, a otros tantos empleados de un taller mec¨¢nico en la capital salvadore?a. Los asesinos penetraron violentamente en el taller, seg¨²n testigos presenciales, y sin mediar palabra, alinearon de cara a la pared a los ocho mec¨¢nicos y dispararon sobre ellos. De manera coincidente, la polic¨ªa pol¨ªtica realizaba en el barrio una redada para detener a presuntos miembros del grupo Fuerzas Populares de Liberaci¨®n, uno de los m¨¢s activos en la presente lucha pol¨ªtica.
La explicaci¨®n oficial a esta matanza fue que ninguna organizaci¨®n policial hab¨ªa participado en ella y que, en efecto, en el domicilio de uno de los mec¨¢nicos muertos se hab¨ªan hallado armas y propaganda que le identificaban como miembro de las FPL.
Con estos precedentes, la escasa credibilidad que pudiera tener a¨²n el presidente Romero se ha volatilizado. Su invitaci¨®n formal a la Cruz Roja para que visite las c¨¢rceles salvadore?as y compruebe que ?no existen presos pol¨ªticos? en el pa¨ªs, los anuncios de reformas de la ley Electoral para permitir la participaci¨®n de todas las fuerzas democr¨¢ticas en las elecciones legislativas de marzo de 1980, para las que pidi¨® la supervisi¨®n de la OEA y la promesa formal de que su partido presentar¨¢ un civil como candidato en los comicios presidenciales de 1982, no han causado el menor impacto ni en la poblaci¨®n salvadore?a ni entre los observadores diplom¨¢ticos.
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