Nuevo cine familiar

El cine familiar evoluciona. Quedaron atr¨¢s los elogios a las familias numerosas, los guardias urbanos bondadosos y sentimentales, los golfillos modosos m¨¢s o menos cantores. Nuestra nueva burgues¨ªa pseudoliberal y predemocr¨¢tica ya no se asusta de lo que antes denominaba palabrotas, aunque los ni?os las pronuncien, ni de que una prostituta joven y guapa y un tanto desvalida se dedique a ejercer su profesi¨®n.Esto quiere decir que hay un modo de condimentar filmes a la medida del p¨²blico, seg¨²n recetas que nunca fallan. Se trata de rellenar esquemas tradicionales con una serie de elementos que por su actualidad dan a la historia un aparente aspecto de moderada denuncia entre osada y madura. As¨ª, este sainet¨®n a la italiana, al aire de sus hermanos mayores que de Roma nos llegan a¨²n con retraso evidente, re¨²ne en tomo de su manida an¨¦cdota una serie de elementos que, por acumulaci¨®n, pretenden llenar el tiempo de una historia que apenas comenzada se adivina y agota. Esa historia va de lo bufo a lo sentimental, del humor negro al relato escatol¨®gico, sin orden ni concierto, sin olvidar tampoco las consabidas alusiones, al parecer imprescindibles en el cine de hoy, si se quiere agradar a una clase que gusta de verse deformada en el espejo de su cine.

No existen personajes, sino protagonistas, que van y vienen, r¨ªen o lloran, o nos sueltan sus chistes al paso, seg¨²n ordena el director, quien para justificar su oficio mueve la c¨¢mara a ratos en sentido circular, quiz¨¢ para evitar que el travelling se oxide.