La econom¨ªa mundial, pr¨®xima al crecimiento cero
El Fondo Monetario Internacional (FMI) revis¨® ayer a la baja sus ya pesimistas perspectivas para la econom¨ªa mundial durante el a?o 1980 y precis¨® que el crecimiento de la misma apenas superar¨¢ un t¨ªmido 1,8% en lugar del 3% que predec¨ªa en su informe anual. Mientras tanto, la aprobaci¨®n eventual de una llamada cuenta de sustituci¨®n de divisas por derechos especiales de giro (DEG), unidad monetaria internacional, aparece ya como el tema central de discordia entre los 138 miembros del organismo monetario mundial, que iniciar¨¢n pasado ma?ana, en la capital yugoslava, su 34 reuni¨®n anual.Las pesimistas predicciones sobre el inmediato futuro de la econom¨ªa mundial fueron adelantadas ayer en Belgrado por Jacques Polak, consejero econ¨®mico del FMI, quien se?al¨® que un informe confidencial presentado ante los gobernadores del FMI establece que ?el crecimiento de la econom¨ªa mundial ser¨¢ inferior al porcentaje precisado en el informe anual del organismo?, hecho p¨²blico tan s¨®lo a mediados de septiembre. En este informe, el porcentaje de crecimiento se estimaba en un 3%, mientras que las predicciones actuales se acercan, en t¨¦rminos reales, a un modesto 1,8%.
El Fondo Monetario Internacional prev¨¦ el 1,8% de crecimiento en la econom¨ªa mundial para 1980
El tema que ha dado lugar a la cuenta de sustituci¨®n, por otra parte, tiene su origen en los graves problemas que afronta el euromercado, cuya liquidez lleva varios anos increment¨¢ndose peligrosamente muy por encima de la ya alta tasa de inflaci¨®n. Por dicha raz¨®n, piensan algunos, mientras no se resuelva este primer problema, de nada o muy poco servir¨¢n las f¨®rmulas de reciclaje de los d¨®lares flotantes en Europa. Por eso, en Belgrado se concede m¨¢s importancia al encuentro de ayer en Hamburgo entre William Miller, secretario norteamericano del Tesoro, con las autoridades monetarias y econ¨®micas germanas, que a las especulaciones que corren por los pasillos del centro Sava de esta capital.La reuni¨®n de Hamburgo, por otro lado, empez¨® con mal pie para los norteamericanos, ya que el presidente del Banco Central de la RFA, Otmar Emminger, declar¨®, poco antes de recibir a sus hu¨¦spedes del otro lado del Atl¨¢ntico, que la intervenci¨®n de su banco en los mercados cambiarios en apoyo del d¨®lar no remediar¨¢ los problemas fundamentales del sistema. Para el alem¨¢n, la ca¨ªda del d¨®lar no justifica el alarmismo reinante en los mercados, ya que, seg¨²n ¨¦l, la crisis del d¨®lar no es m¨¢s que ?otra crisis del d¨®lar, a la que los norteamericanos nos tienen muy acostumbrados en los ¨²ltimos a?os?.
Si esto quiere decir que todo debe seguir igual para los alemanes (al menos para ellos significa una revaluaci¨®n de su moneda y un control simult¨¢neo de su inflaci¨®n), para el grupo de los pa¨ªses en desarrollo implica que las dificultades para hacer frente a sus facturas petrol¨ªferas se van a incrementar. Y para que eso no suceda, o para paliar los 50.000 millones de d¨®lares que se deber¨¢n repartir en 1979, y otros tantos en 1980, exigen que el FMI considere el establecimiento de la cuenta de sustituci¨®n dentro de un ?paquete? de medidas que conlleve la adopci¨®n de sus propuestas para una ?inmediata acci¨®n? de reforma del organismo. Simult¨¢neamente, piden un mayor acceso a las facilidades crediticias del FMI, una reducci¨®n de los intereses de la facilidad extendida y suplementaria del Fondo y el establecimiento de una cuenta de subsidio de la que se beneficien tambi¨¦n los clientes de las dos anteriores. Para compensar estos gastos adicionales del FMI sugieren que se ampl¨ªen las ventas de oro del FMI hasta un l¨ªmite de doce millones de onzas durante los pr¨®ximos diez o quince a?os. Estas reclamaciones de los pa¨ªses menos desarrollados pueden quiz¨¢ retrasar la entrada en vigor de la cuenta de sustituci¨®n, pero aun as¨ª ni los m¨¢s optimistas consideran que ¨¦sta est¨¦ lista para antes de seis meses. Mientras tanto, pocas cosas servir¨¢n para calmar los mercados financieros mundiales y, desde luego, casi ninguna permitir¨¢ que los c¨¢lculos pesimistas del Fondo sobre la econom¨ªa mundial se vuelvan, de la noche a la ma?ana, optimistas.
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