Por qu¨¦ el emigrante debe dar el "s¨ª" al Estatuto
Escritor, ex senadorEste art¨ªculo no pretende ser un art¨ªculo coaccionante, sino convincente. El inmigrante en Catalu?a, quienes componen esa gran masa, son pobres, y el pobre siempre es pragm¨¢tico, o sea, que toca con los pies en el suelo. Al pobre no se le permite so?ar. Eso se queda para ciertas venas locas corpusculares. All¨¢ ellos se las compongan con sus sue?os. El inmigrante es pragm¨¢tico; Catalu?a es pragm¨¢tica; este Estatuto de Autonom¨ªa es pragm¨¢tico. Toca el l¨ªmite de los techos constitucionales, no ha alcanzado las cotas de los que todo lo quer¨ªan, pero no hay m¨¢s cera que la que arde. Y nosotros, los inmigrantes, y debido a nuestro humilde statu quo, nos alumbramos con esa cera.
El presente Estatuto de Autonom¨ªa catal¨¢n est¨¢ redactado y votado por todas las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias de Catalu?a, aquellas que nosotros votamos. Entre esas fuerzas se hallaban los dos partidos mayoritarios de la izquierda catalana, aquellos en los que nosotros militamos o con los que simpatizamos o que nos representan. Y esas dos fuerzas o partidos nos tuvieron constantemente en cuenta y procuraron, cuando su redactado, no herir nuestras susceptibilidades y defender nuestros derechos sociales y culturales. Esta exenci¨®n de ?obligatoriedades ? que podr¨ªan forzarte a lo que t¨² no puedes dar o hacer, te concede los plenos derechos de la catalanidad.
En realidad, Catalu?a, o con ella sus hombres m¨¢s l¨²cidos y conscientes, no han pretendido asimilarte, que equivale a absorberte, borrando de ti por completo tus se?as de identidad, haciendo de nosotros un borr¨®n y cuenta nueva. Tentaciones no han faltado. Pero tentaciones por carta de m¨¢s que por carta de menos. Cuando alguien quiere a alguien tiende, aun sin quererlo, a una posesi¨®n absoluta y disolvente. Hoy, y desde hace ya tiempo, Catalu?a y su gente consciente s¨®lo han pretendido integrar al inmigrante. Integrar es acogerte con toda tu caracterolog¨ªa y darte un puesto al lado, en el codo a codo ante la problem¨¢tica cotidiana que siempre tienes enfrente. Y eso es lo que hay que entender. Se puede ser catal¨¢n sin olvidar tu lugar de origen, tus nostalgias, tus querencias, y que desde donde est¨¢s no olvides lo tuyo y a los tuyos de all¨¢, pero, al mismo tiempo, est¨¢s obligado a entender el pa¨ªs en el que permaneces, no ser arena chirriante en ¨¦l,, y meterte de lleno en todo lo que es y representa siendo t¨² tambi¨¦n todo eso. Si yo me fuera a vivir a Andaluc¨ªa, es un ejemplo, me transformar¨ªa en andaluz, pero sin olvidar Catalu?a, sin dejar de ser catal¨¢n.
Aves agoreras han graznado, graznan y seguir¨¢n graznando contra estos sencillos, l¨®gicos y l¨²cidos planteamientos, queriendo hacernos ver fantasmas donde s¨®lo hay realidades. Han abogado por nuestra cultura, pero como si fuera una cultura universitaria la que hemos tra¨ªdo de nuestras tierras, cuando en realidad s¨®lo hemos tra¨ªdo o trajimos la cultura de la pobreza. Y el caballo de batalla de esos falsos culturalismos ha sido el idioma. Al m¨¢s sencillo e ingenuo inmigrante le han dado a entender que ahora el idioma catal¨¢n se comer¨¢ al idioma castellano, y pobre de ti si no lo aprendes. Olvidan por completo muchas cosas, entre ellas, el derecho que nosotros tenemos a poder aprender el idioma de esa tierra en la que vivimos y viviremos. En Catalu?a conviven ambos idiomas; el catal¨¢n y el castellano, y nuestros ni?os tendr¨¢n derecho a aprenderlos ambos bien. Siempre se pone el ejemplo de que hay gente mayor venida de fuera que ya no podr¨¢ aprender el catal¨¢n por m¨¢s que quiera. Llevan ya una esclerosis ling¨¹¨ªstica, por decirlo as¨ª. Yo a?ado que gente mayor y gente joven. Y no por t¨¢cito rechazo, sino porque sufren un disculpable bloqueo mental a este respecto. Pero cuando el catal¨¢n sea en Catalu?a un idioma tan normal como lo es el castellano, ser¨¢ un entorno tan natural que lo entender¨¢s sin complicaciones, como generalmente ya lo entiende, sin haberse esforzado nada, el que lleva un tiempo en el pa¨ªs. El idioma catal¨¢n s¨ª que hubiera podido desaparecer de haber continuado aludes migratorios como los del a?o 1965, pero el castellano, idioma hablado por medio mundo...
Todos aquellos que fomentan la formaci¨®n de dos comunidades en Catalu?a cometer¨¢n, adem¨¢s de un error pol¨ªtico, un crimen. Las culturas, fuera de su caldo de cultivo, que es el lugar de origen, agonizan en su genuinidad. Se pierden en los hijos. De todos modos, las culturas pueden convivir y coexistir, abrazarse, dejar herencias y. transmisiones. Pretender que esto equivalga a dos comunidades o dos bandos es un error de bulto. Chipre, Israel, el Ulster tienen que hacernos reflexionar. Nosotros, catalanes e inmigrantes, que nos hemos descrismado tras este problema, s¨®lo queremos que las distintas procedencias de gente con que hoy se alimenta Catalu?a coexistan, y que no solamente se conlleven, sino que vivan fraternalmente, creadoramente y sin discriminaciones.
El actual Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a, y con todas sus limitaciones de techo, ayuda a eso. Por ello yo votar¨¦ si a este Estatuto, y la mayor¨ªa de inmigrantes har¨¢ igual. Ellos decantar¨¢n la balanza del s¨ª como en el Estatuto de 1932. Ahora tambi¨¦n lo har¨¢n as¨ª. Su olfato no les puede fallar.
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