El refer¨¦ndum del Estatuto
Consejero de Gobernaci¨®n de la GeneralitatLa Generalitat ha abordado la campa?a institucional para el refer¨¦ndum del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a partiendo de la base de que se dirige a un pa¨ªs civilizado, esto es, a una sociedad adulta.
Porque, en efecto, la nuestra es, hoy en d¨ªa, una comunidad compleja, dif¨ªcil, por ello, de captar en todos sus matices, pero en modo alguno resulta un pa¨ªs primario o simplista, tendente por esta raz¨®n al ejercicio de la violencia. Catalu?a tiene una larga tradici¨®n de planteamientos y soluciones jur¨ªdicas -buenas o malas- a sus problemas pol¨ªticos. De ah¨ª que califique mi propia comunidad de civil o civilizada.
Pues bien, ante un acontecimiento inimaginable pocos a?os atr¨¢s como es el actual plebiscito del Estatuto de Autonom¨ªa, la Generalitat restablecida reh¨²sa introducir en la campa?a cualquier elemento que desmerezca de la instituci¨®n de Gobierno que es. De cualquier asomo de demagogia. De una propaganda compulsiva. De violentar, conciencias. Incluso de inclinar el sufragio al s¨ª un¨¢nime y rotundo que desean y piden al electorado por otros conductos la totalidad de las fuerzas pol¨ªticas presentes en el Gobierno catal¨¢n.
De ah¨ª que la campa?a se haya llegado a tildar de fr¨ªa. Contenida, reflexiva, informativa y respetuosa para el ciudadano lo ha sido; fr¨ªa, en absoluto. La Generalitat no puede confundir el voto al Estatuto con una promoci¨®n comercial.
El Estatuto que se refrenda el d¨ªa 25 de octubre se ataca, bien sea por exceso o defecto. Opciones pol¨ªticas que en Catalu?a no han obtenido representaci¨®n parlamentaria consideran que significa un riesgo para la integridad del Estado o, por el otro extremo, que su contenido no satisface las exigencias nacionales catalanas. En mi opini¨®n, m¨¢s importante que el documento jur¨ªdico -pues esto y no otra cosa es lo que se discute-, ser¨¢ el uso que seamos capaces de hacer del mismo. El partido que sepamos sacarle. Tengamos siempre en la memoria el ejemplo, no por reiterado menos cierto, de Prat de la Riba. Un estadista que, disponiendo ¨²nicamente de una mancomunidad de diputaciones, forj¨® el primer instrumento de gobierno de que dispuso la Catalu?a contempor¨¢nea.
Si colectivamente hablando somos capaces de aflorar lo que nos une y relegar a segundo t¨¦rmino lo que nos separa, podremos obtener una buena aplicaci¨®n del texto estatutario y, por tanto, prestar el servicio que el pa¨ªs pide a sus pol¨ªticos y tiene derecho a recibir.
Pero incluso en este supuesto de m¨¢ximo aprovechamiento de las posibilidades de autogobiemo que refrendamos el pr¨®ximo jueves, ser¨ªa faltar a la verdad, resultar¨ªa un puro ejercicio demag¨®gico, inducir a la falsa creencia de que los problemas que puedan abordarse, mejorarse o resolverse con el Estatuto hallar¨ªan inmediata satisfacci¨®n. Temo en gran manera que se haya infiltrado en los ciudadanos esta apreciaci¨®n tan err¨®nea, y que de no obtenerse de forma inmediata lo que s¨®lo podr¨¢ lograrse con a?os de aplicaci¨®n y esfuerzo, pueda aparejar des¨¢nimos, no por il¨®gicos menos nocivos.
Las cr¨ªticas al Estatuto -sean de diestra o de siniestra- pierden fuerza si tenemos presente que la Constituci¨®n es su marco legal. En todo caso habr¨ªa de atacarse la norma jur¨ªdica fundamental por la que nos regimos, y que lleva, -advirt¨¢moslo-, a lo que podr¨ªa denominarse un Estado de autonom¨ªas o Estado regionalizado, como f¨®rmula intermedia entre el Estado centralista y el federal.
Seamos muy conscientes, finalmente, de que no existe otra alternativa al Estatuto. Y de que ¨¦l mismo, con sus eventuales limitaciones, es la ¨²nica posibilidad pol¨ªtica de futuro que, hoy por hoy, se le abre a Catalu?a.
Ante los anteriores planteamientos del refer¨¦ndum y del Estatuto se impone una conclusi¨®n: hemos de acostumbrarnos a reflexionar y a desarrollar nuestro juicio. Y que el fruto de este criterio propio redunde en beneficio del pa¨ªs.
Y concluyamos por donde hemos empezado. Se ha dicho que la pol¨ªtica es pedag¨®gica. As¨ª lo ha entendido el Consell Executiu de la Generalitat al dar a la campa?a del refer¨¦ndum un car¨¢cter marcadamente informativo. Obrando de este modo no s¨®lo restituye dignidad al ciudadano y eleva el debate sobre el Estatuto, sino que presta un servicio inestimable a la causa de la democracia, al sustituir el eslogan y la consigna por el libre ejercicio de la inteligencia y de la voluntad
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.