La escala de los precios y su impacto en el crecimiento econ¨®mico
Los productores de petr¨®leo, a lo largo de los ¨²ltimos meses, han mantenido claras pol¨ªticas de reducci¨®n de su oferta en el mercado. Los nuevos descubrimientos han sido pocos, y la relaci¨®n de producci¨®n y reservas ha descendido. Por ello, los abastecimientos se han hecho cada vez m¨¢s dif¨ªciles. Desde estos datos puede analizarse la situaci¨®n de los precios, ya que ¨¦stos no son m¨¢s que una consecuencia derivada de la situaci¨®n de suministros. La escasez y la rigidez a corto plazo de la demanda de energ¨ªa han convertido el mercado mundial del petr¨®leo en una especie de gigantesco zoco dominado por la especulaci¨®n, donde ya nadie sabe d¨®nde est¨¢n los precios reales y donde los pa¨ªses productores y las grandes compa?¨ªas est¨¢n obteniendo los beneficios m¨¢s gigantescos que el mundo haya conocido desde el comienzo de la revoluci¨®n industrial (cuadro 1).Para empezar, son mayor¨ªa los pa¨ªses que no respetan en absoluto la disciplina de precios de la OPEP, ni siquiera la flexible disciplina de precios m¨ªnimos y precios m¨¢ximos. Con la casi ¨²nica excepci¨®n de Arabia Saud¨ª y M¨¦xico (que no pertenece a la OPEP), el resto de los pa¨ªses productores est¨¢ destinando cantidades crecientes de crudo al mercado spot, a precios entre un 40% y un 50% por encima de los precios oficiales, mercado que en los ¨²ltimos meses ha adquirido una dimensi¨®n considerable cubriendo m¨¢s del 10% de las transacciones totales (gr¨¢fico).
Esta creciente importancia del mercado spot, a precios muy por encima de los oficiales, y las decisiones unilaterales de algunos pa¨ªses elevando los precios oficiales sin consultar con nadie, como est¨¢ sucediendo en estos ¨²ltimos d¨ªas, est¨¢n produciendo una espiral alcista cuyo l¨ªmite f¨ªsico no existe, pues mientras persista el d¨¦ficit oferta-demanda siempre habr¨¢ compradores dispuestos a pagar un 40% a un 50% m¨¢s por una parte marginal de su petr¨®leo antes que arriesgarse a un desabastecimiento, y mientras haya compradores dispuestos a pagar este sobreprecio habr¨¢ Gobiernos de pa¨ªses productores dispuestos a elevar sus precios oficiales hacia el nivel de spot en una espiral interminable que no tiene fin.
Adem¨¢s de los altos precios pagados en las transacciones spot (entrega inmediata), varias compa?¨ªas suministradoras han comenzado a pedir en las ¨²ltimas semanas primas ?extras? de ocho d¨®lares-barril o m¨¢s sobre los precios m¨¢ximos de la OPEP en los contratos a largo plazo para una tercera parte de la cantidad total, y pa¨ªses miembros de la OPEP, como Ir¨¢n (que est¨¢ colocando el 50% de su producci¨®n en el mercado spot), Kuwait e Irak han comenzado a practicar una nueva f¨®rmula denominada de ?primas de entrada? para los contratos a largo plazo. Esta nueva t¨¢ctica consiste en pedir un precio extra por determinadas cantidades (20%-30%), para poder obtener el resto al precio OPEP, lo que, en definitiva, equivale a la f¨®rmula se?alada m¨¢s arriba. Otros pa¨ªses, como Dubai e Indonesia, est¨¢n comenzando a hacer lo mismo tambi¨¦n.
En definitiva, las condiciones objetivas apuntan hacia una creciente inestabilidad de los mercados y a un crecimiento continuo de los precios arrastrado por el spot y las ?primas de entrada? que los pa¨ªses consumidores se ven obligados a aceptar. (Cuadro 2).
Efectos sobre el crecimiento y la inflaci¨®n
A primera vista puede parecer que el incremento medio del 105% en los precios del petr¨®leo desde el mes de diciembre pasado, que todos estos acontecimientos que acabo de relatar han producido, es todav¨ªa un juego de ni?os comparado con la cuadruplicaci¨®n de los mismos en 1973-1974. Pero debido a que la cuenta del petr¨®leo es hoy mucho m¨¢s importante relativamente en los PIB de los pa¨ªses industrializados, el impacto real es ya m¨¢s del 60% del de la primera crisis.
Para la media de la OCDE, por cada incremento del 10% en los precios del petr¨®leo, el nivel general de precios se incrementa en 0,25%, m¨¢s otro 0,50% o un 0,75% indirectamente, si el resto de los precios energ¨¦ticos se eleva tambi¨¦n y simult¨¢neamente los salarios se incrementan para evitar la reducci¨®n de su capacidad de compra en t¨¦rminos reales. Por otro lado, el mismo 10% de incremento de precios, reduce la producci¨®n industrial mundial en un 0,3%. Los efectos totales inmediatos de la subida de los precios del petr¨®leo se traducir¨¢n en una disminuci¨®n de la tasa de crecimiento del PIB del 3%, en el mejor de los casos, mientras que las rentas reales bajar¨¢n a¨²n en mayor medida a lo largo del pr¨®ximo a?o. Simult¨¢neamente a ello, los excedentes monetarios de la OPEF se situar¨¢n en una cifra superior a los 70.000 millones de d¨®lares anuales (cuadro 3).
En estas condiciones, las probabilidades de una fuerte recesi¨®n econ¨®mica del mundo industrializado son m¨¢ximas. El tipo de crecimiento previsto para el pr¨®ximo a?o, no ser¨¢ suficientemente alto para frenar el crecimiento del desempleo, que asciende ya a diecinueve millones de personas, ni tampoco lo suficientemente bajo para cizallar la demanda en forma suficiente que permita romper el nuevo desaf¨ªo de la OPEP.
Mientras los esquemas de conservaci¨®n de energ¨ªa y de nuevas energ¨ªas no comiencen a dar resultado, el gap oferta/demanda no tiene m¨¢s soluci¨®n que a trav¨¦s de nuevas elevaciones de precios o a trav¨¦s de la reducci¨®n de renta. Como el alza de precios acabar¨¢ siendo deflacionaria, las ¨²nicas soluciones reales que se ofrecen hoy al mundo industrializado son: o bien continuar en una mezcla de recesi¨®n y alza de precios, o bien acelerar deliberadamente la deflaci¨®n para detener definitivamente el alza de precios. La primera soluci¨®n es, sin duda, la menos mala, y a ella se est¨¢n adaptando casi todos los pa¨ªses industriales, no obstante, y como consecuencia del di¨¢logo de sordos que ¨²ltimamente rige entre casi todos los Gobiernos, muchos de ellos pueden sentirse forzados a combatir el desaf¨ªo que plantea la espiral alcista de precios y salarios mediante un endurecimiento de las pol¨ªticas monetarias y fiscales, lo que precipitar¨ªa la ca¨ªda y acabar¨ªa conduci¨¦ndonos a la segunda soluci¨®n. La deflaci¨®n voluntaria o inducida ser¨ªa una forma demasiado costosa para cortar la inflaci¨®n o la demanda de petr¨®leo.
En concreto, para reducir el d¨¦ficit actual de la oferta de petr¨®leo, que se estima en dos millones de barriles/d¨ªa, una pol¨ªtica de ajuste v¨ªa deflaci¨®n exigir¨ªa una ca¨ªda de 2,5 a tres puntos en la tasa de crecimiento, mientras que una pol¨ªtica de ajuste a trav¨¦s del mecanismo de precios exigir¨ªa un alza adicional de un 30% sobre el nivel actual, lo cual reducir¨ªa la tasa de crecimiento en un 1% y aumentar¨ªa la tasa de inflaci¨®n entre dos y tres puntos.
En definitiva, todo parece indicar que la opci¨®n ?recesi¨®n-lenta-incremento de precios?, prevalecer¨¢ en el futuro inmediato. No hay energ¨ªas alternativas ni planes de conservaci¨®n a la vista que permitan vislumbrar una salida a la crisis antes de 1985. El mundo industrializado ha perdido mucho tiempo desde 1973, y todos vamos a pagar un precio muy alto por ello.
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