El entendimiento UCD-PSOE, necesario para el desarrollo de la Constituci¨®n
El desarrollo de una Constituci¨®n elaborada por el procedimiento del consenso lleva necesariamente a alg¨²n tipo de entendimiento sobre el contenido de ese medio centenar de leyes. UCD y PSOE niegan, a trav¨¦s de sus fuentes m¨¢s responsables, haber llegado a un pacto, pero aceptan la necesidad mutua de ese entendimiento, en un marco de comunicaci¨®n fluida entre los dos partidos.Las tentaciones de hacer valer la relativa mayor¨ªa centrista o de apoyarse en Coalici¨®n Democr¨¢tica o en otra minor¨ªa para obtener mayor¨ªas mec¨¢nicas o coyunturales ha sido definitivamente abandonada para las grandes leyes posconstitucionales. El ministro de la Presidencia, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca, refleja con lucidez el hecho: ?Cuando una de esas leyes no obtiene el acuerdo UCD-PSOE, la opini¨®n se alarma?.
Lo que ocurre es que ambos partidos, sobre la convicci¨®n com¨²n de necesitar entenderse, juegan mutuamente a enga?arse, a volcar el equilibrio consensual en el sentido de la propia l¨ªnea pol¨ªtica de partido, lo cual es perfectamente leg¨ªtimo. Los mismos que desde el Gobierno avalan el acuerdo con el PSOE aseguran que la primera ley org¨¢nica aprobada, tras una dif¨ªcil negociaci¨®n en ambas C¨¢maras, ha sido una victoria centrista. ?Hemos ganado?, afirman, ?en la ley del Tribunal Constitucional.? Y similar conclusi¨®n obtienen los socialistas. Unos y otros se van habituando a creer ganar cuando no pierden del todo.
Un problema sobre el que no se han puesto todav¨ªa de acuerdo ambos partidos es el alcance de las leyes org¨¢nicas, definidas en la Constituci¨®n como ?las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades p¨²blicas, las que aprueben los estatutos de autonom¨ªa y el r¨¦gimen electoral general y las dem¨¢s previstas en la Constituci¨®n?. Existen dict¨¢menes para todos los gustos. En unos predomina el car¨¢cter de la ley org¨¢nica como de rango superior, a mitad de camino entre la Constituci¨®n y las leyes ordinarias; en otros se entiende que la org¨¢nica es una ley ordinaria que regula determinadas materias prefijadas.
La trascendencia del tema deriva de que la aprobaci¨®n, modificaci¨®n o derogaci¨®n de las leyes org¨¢nicas exigir¨¢ mayor¨ªa absoluta del Congreso, en una votaci¨®n final sobre la ley en su conjunto. El intento de UCD de dotar de estabilidad al edificio legal que desarrolla la Constituci¨®n es contemplado con desconfianza por la oposici¨®n. UCD quiere hacer la interpretaci¨®n de una Constituci¨®n ambigua a trav¨¦s de unas leyes en las que predominen los propios criterios, pero capaces de obtener los votos socialistas. Seg¨²n uno de los coordinadores del Grupo parlamentario Socialista, Virgilio Zapatero, ?el Gobierno trata de vendernos un caramelo con diez sapos?.
Las intrincadas conversaciones que exige cada uno de los proyectos de ley de cierta importancia o dificultad han contribuido tambi¨¦n al retraso del calendario de desarrollo de la Constituci¨®n. Junto a ello y a las disensiones internas del Gobierno hay que registrar el coyunturalismo de la pol¨ªtica de UCD, que permanentemente va ?saliendo del paso?. Ante la fecha del 25 de octubre fijada para los referendos auton¨®micos vasco y catal¨¢n, buena parte de la tarea legislativa fue congelada para no estorbar el ¨¦xito de los estatutos, sobre todo aquellas leyes, como las de financiaci¨®n y polic¨ªas aut¨®nomas.
Superada la fecha m¨¢gica del 25 de octubre, el Gobierno anuncia una aceleraci¨®n, que no es m¨¢s que una leve desralentizaci¨®n de un calendario imposible ya de cumplir -seg¨²n algunos miembros del Gobierno, poco realista desde el principio- y que antes de fin de a?o ser¨¢ probablemente remodelado para adaptarlo a las posibilidades pr¨¢cticas de desarrollo legislativo. Un Gobierno dividido, respaldado por un partido ideol¨®gicamente plural y con un primer partido de la oposici¨®n que se sabe necesario, requiere un ritmo m¨¢s lento. La v¨ªa r¨¢pida pasa por el Gobierno de coalici¨®n UCD-PSOE, que nadie parece querer.
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