El destino y el dinero
El dinero de los dem¨¢s. En este aniversario del hundimiento de la Bolsa all¨¢ en el Nueva York de los a?os veinte, contratiempo econ¨®mico que seg¨²n algunos bien podr¨ªa repetirse en estos tiempos, nos llega este filme franc¨¦s sobre el dinero y su influencia en el destino de los hombres, de uno en concreto, elegido como cabeza de turco, para salvar si no el honor de un banco, s¨ª, al menos su dinero.Basado en una novela de Nancy Markham, y al igual que un reciente serial proyectado en televisi¨®n acerca de la emancipaci¨®n de la mujer y su capacidad para regir imperios de negocios, tambi¨¦n aqu¨ª el protagonista, en este caso masculino y de car¨¢cter bien opuesto, ve su vida amenazada por tan vil metal, caballero poderoso seg¨²n nos explic¨® Quevedo. Mas poderoso y todo, el dinero suele ser poco fotog¨¦nico. Toda la filmograf¨ªa americana, televisi¨®n incluida, sobre el tema trata siempre de salvar tal escollo a base de aventuras m¨¢s o menos sentimentales.
Direcci¨®n: Chistian de Chalonge
Adaptaci¨®n: Pierre Dumayet y Christian de Chalongue, seg¨²n la novela de Nancy Markham. Fotograf¨ªa: Jean Luis Picavet. M¨²sica: Patrice Mestral. Int¨¦rpretes: Jean Luis Trintignant, Claude Brasseur, Catherine Deneuve, Francois Perrot. Comedia dram¨¢tica. Francia, 1978. Locales de proyecci¨®n: Patace y Gayarre.
Sin embargo, no sucede as¨ª en esta ocasi¨®n. El realizador se ha enfrentado con el tema directamente, ilustr¨¢ndolo con una t¨¦cnica, si no original, al menos v¨¢lida para llegar hasta el espectador, consiguiendo hacerle comprensible el complicado mundo de los negocios y sus fraudes. La primera parte, con el interrogatorio, que nos muestra a la vez las aut¨¦nticas razones del despido del protagonista y su b¨²squeda de un nuevo trabajo a trav¨¦s d¨¦ una agencia que parece adelantarnos un futuro cercano, tiene inter¨¦s. Luego, a medida que el filme avanza, la acci¨®n se complica, empa?ada en conseguir cierto tipo de suspense aun a costa de situaciones no del todo veros¨ªmiles.
Forzado por un exceso de di¨¢logo inevitable, por una acci¨®n escasa y el peligro de la monoton¨ªa, la historia, tal como se nos ofrece, revela m¨¢s oficio que inspiraci¨®n, cierto saber hacer que incluye unos cuantos momentos de humor que el p¨²blico agradece. As¨ª sucede en la segunda parte, cuando el tema roza cuestiones sindicales o la vertiente puramente social de los humildes ahorradores. La familia -Catherine Deneuve incluida- desempe?a un papel puramente decorativo, y a la postre, cuando Trintignant, un tanto monocorde, como siempre, pierde el empleo definitivamente, no llegamos a saber bien si la culpa de su final frustrado es toda suya o de ese banco corrompido, si su aventura le ha mermado o enriquecido, si, despu¨¦s de todo, no tendr¨¢n un poco de raz¨®n sus jefes que desde arriba le desde?an o esos otros empleados m¨¢s modestos que desde abajo le apoyan, aun a sabiendas de que sus mundos corren paralelos, no enfrentados.
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