Las medidas de retorsi¨®n pueden desembocar en una guerra econ¨®mica sin precedentes
El conflicto pol¨ªtico-econ¨®mico entre Estados Unidos e Ir¨¢n alcanz¨® ayer su cota m¨¢xima con la decisi¨®n del ayatollah Jomeini de retirar de los bancos norteamericanos todos los fondos, activos Y financieros de propiedad iran¨ª, y con la subsiguiente medida del presidente Carter de congelar todos los dep¨®sitos bancarios y bienes p¨²blicos iran¨ªes en Estados Unidos.
La decisi¨®n iran¨ª, tomada como respuesta -en palabras de? ministro de Asuntos Exteriores, Bani Sadr- a la suspensi¨®n, por parte norteamericana, de las importaciones petrol¨ªferas estadounidenses, fue anunciada por la ma?ana en Teher¨¢n y expl¨ªcitamente ordenaba el traslado de los dep¨®sitos bancarios iran¨ªes en Estados Unidos a bancos e instituciones de cr¨¦dito propiedad de ?pa¨ªses amigos o que tienen buenas relaciones con Ir¨¢n?.La medida del Gobierno isl¨¢mico iran¨ª cay¨® como un terremoto en medios oficiales norteamericanos y entre la comunidad financiera y bancaria estadounidense. El presidente Carter, por vez primera desde que se desencaden¨® la crisis con el secuestro de 62 rehenes en la embajada norteamericana en Teher¨¢n, invoc¨® el precedente jur¨ªdico de que tal decisi¨®n representaba una ?amenaza extraordinaria para la seguridad nacional de Estados Unidos?, extremo que, seg¨²n muchos observadores, pod¨ªa , desembocar en una guerra econ¨®mica sin precedentes en los tiempos modernos.
Por su lado, la comunidad bancaria norteamericana, principal afectada por la medida iran¨ª, reaccion¨® con calculada frialdad ante la noticia, transmitida originalmente por la agencia Reuter. John McGillicudy, presidente del Manufacturers Hannover Trust, uno de los bancos directamente afectados, declar¨® ayer en Madrid, en una comida en la C¨¢mara de Comercio americana, que consideraba tal medida como desproporcionada, y se?al¨® que de llevarse efectivamente a la pr¨¢ctica, ser¨ªa exclusivamente ?temporal?, ya que los principales perjudicados ser¨ªan los iran¨ªes y el Gobierno isl¨¢mico.
El banquero norteamericano expres¨® su opini¨®n de que la decisi¨®n iran¨ª era de dif¨ªcil realizaci¨®n, ya que dichos fondos terminar¨ªan por regresar a los bancos estadounidenses, debido a lo complicado del sistema financiero mundial.
En cualquier caso, la invocaci¨®n por el presidente Carter del Acta de Poderes de Emergencia en Tiempos de Paz, de 1971, ley que todav¨ªa no ha sido usada por Washington en ninguna circunstancia, daba una idea de la gravedad de la crisis desencadenada entre Estados Unidos e Ir¨¢n. Simult¨¢neamente, Carter declaraba el ?estado de emergencia? en Estados Unidos, situaci¨®n que le permite actuar libremente sin una autorizaci¨®n expl¨ªcita del Congreso, y que, en t¨¦rminos jur¨ªdicos, s¨®lo es superada por una declaraci¨®n oficial de guerra.
Interpretaciones jur¨ªdicas
La retirada de los fondos iran¨ªes de los bancos norteamericanos, m¨¢s que un efecto inmediato sobre el sistema financiero estadounidense, significa la primera aplicaci¨®n de una amenaza que ha estado pesando, y ha sido muchas veces enarbolada como arma pol¨ªtica sobre Estados Unidos. En este sentido, la r¨¢pida reacci¨®n de la Casa Blanca da una idea del efecto con que tal medida, de ser adoptada a nivel global por otros pa¨ªses, ser¨ªa recibida en Washington.
Hist¨®ricamente, y tras el embargo petrol¨ªfero por los pa¨ªses ¨¢rabes en 1973, dicha amenaza s¨®lo hab¨ªa tenido visos de convertirse en realidad dentro del contexto del conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Sin embargo, ning¨²n pa¨ªs ¨¢rabe jam¨¢s ha ejercitado un aparente derecho de este tipo, en parte debido a las veladas amenazas de Washington de que medidas de esta clase ser¨ªan consideradas como virtuales declaraciones de guerra econ¨®mica, y sujetas, por tanto, a represalias de similar magnitud por el lado norteamericano.
En 1975, sin embargo, el entonces secretario norteamericano de Estado, Henry Kissinger, en una famosa intervenci¨®n, dio un paso adelante en la definici¨®n de esta pol¨ªtica al se?alar que incluso un embargo petrol¨ªfero similar al llevado a cabo en 1973 por los pa¨ªses ¨¢rabes podr¨ªa ser considerado casus belli por Estados Unidos. La reacci¨®n norteamericana, primero al embargo petrol¨ªfero iran¨ª, y despu¨¦s a la retirada de fondos, certifica que dicha pol¨ªtica se mantiene vigente.
Aunque parecen existir diferentes interpretaciones en torno a las repercusiones econ¨®micas de la medida iran¨ª, se calcula que unos 12.000 millones de d¨®lares de procedencia o propiedad oficial iran¨ª se encuentran depositados en bancos norteamericanos. Esta primera cantidad, citada por el responsable de la pol¨ªtica exterior iran¨ª, Abol Hassan Banisadr, ha sido oficialmente desmentida por Washington, que se ha apresurado a especificar que la cantidad no supera los 5.000 millones de d¨®lares.
Repercusiones econ¨®micas
Seg¨²n la agencia Reuter, la mayor parte de los fondos p¨²blicos iran¨ªes (los privados, incluidos los del sha, no est¨¢n afectados por la congelaci¨®n ordenada por Carter) se encuentran depositados en el Chase Manhatan Bank, tanto en sus oficinas norteamericanas como en el extranjero. No obstante, aunque tal cantidad, seg¨²n fuentes bancarias norteamericanas, es desproporcionada, no se descarta que, en su totalidad, es decir, considerando los dep¨®sitos y activos burs¨¢tiles, esta cifra sea razonable.
La congelaci¨®n ordenada por Carter, aparte de haberse justificado como medida de defensa en caso de peligro nacional, ha sido interpretada por medios financieros como una garant¨ªa m¨ªnima de los cr¨¦ditos que tanto los bancos como el Exinbank (Banco de Exportaci¨®n e Importaci¨®n estadounidense) han concedido a Ir¨¢n en los ¨²ltimos a?os. No hay que olvidar que fue la industria armamentista norteamericana, con cr¨¦ditos oficiales, la que arm¨® al Ej¨¦rcito del sha con el material m¨¢s moderno y sofisticado que existe en aquella parte del mundo. Simult¨¢neamente, Ir¨¢n ha sido uno de los para¨ªsos de inversi¨®n norteamericana durante los a?os en que rein¨® el sha.
La deuda acumulada por el sha
Fuentes financieras internacionales se?alaban ayer que el Estado iran¨ª, debido a los compromisos acumulados por el sha, tiene una deuda contra¨ªda con sectores p¨²blicos y privados norteamericanos que podr¨ªa alcanzar los 20.000 millones de d¨®lares. Esta cifra, a juicio de algunos banqueros, parece tambi¨¦n excesiva, pero existen algunos expertos que se?alan muy bien se podr¨ªa alcanzar si, en el caso supuesto de un enfrentamiento total entre Washington y Teher¨¢n, todas las propiedades norteamericanas en Ir¨¢n fueran nacionalizadas.
Efectos en el mercado de petr¨®leo
Las mayores repercusiones de la nueva crisis iran¨ª se registrar¨¢n ahora en el mercado petrol¨ªfero. Como consecuencia del nuevo paso dado en el enfrentamiento, el Gobierno iran¨ª orden¨® ayer que ning¨²n barco norteamericano, o de compa?¨ªa norteamericana, con destino a Estados Unidos, fuera cargado de petr¨®leo en los puertos iran¨ªes. Esta posibilidad se hab¨ªa dejado excluida de los embargos mutuos decididos el d¨ªa anterior y su aplicaci¨®n implica que a los 700.000 barriles diarios que Washington recib¨ªa directamente de Ir¨¢n, hay que a?adir ahora otro tanto que se canalizaba por entregas indirectas de compa?¨ªas.
Este ¨²ltimo factor quiere decir que Washington tendr¨¢ que buscar casi un mill¨®n y medio de barriles diarios de petr¨®leo en otros mercados diferentes al iran¨ª y que, en teor¨ªa, casi un 8% (y no un 4%, como se preve¨ªa) de las necesidades externas norteamericanas de petr¨®leo se habr¨¢n visto afectadas por el conflicto.
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