La Comisi¨®n de Trabajo del Congreso aprob¨® el Estatuto de los Trabajadores

El Estatuto de los Trabajadores, la ley que, en buena medida, va a configurar el futuro de las relaciones laborales en nuestro pa¨ªs qued¨® el viernes dictaminado por la Comisi¨®n de Trabajo del Congreso de los Diputados. Cuatro semanas de debates y m¨¢s de mil votaciones ha requerido la aprobaci¨®n de este texto que, al final, ha salido de la Comisi¨®n de Trabajo en el mismo clima de controversia y pol¨¦mica con el que lleg¨® a la misma.Como en los d¨ªas previos a la apertura de los trabajos en la Comisi¨®n, al final de los debates el Gobierno -a trav¨¦s de su ministro de Trabajo, Rafael Calvo- insist¨ªa en que el Estatuto de los Trabajadores es un instrumento precioso para crear empleo y combatir el paro. Los socialistas, como entonces, se han mostrado posibilistas y moderadamente satisfechos. Y los comunistas, que desde el verano ven¨ªan calificando el proyecto de ley de ?estatuto de la patronal?, han calificado de ?bodrio? y ?aborto? el texto aprobado. En el camino, sin embargo, ha desaparecido del Estatuto la regulaci¨®n de los conflictos colectivos y el cierre patronal, reivindicaci¨®n un¨¢nime de la izquierda, y la homologaci¨®n de convenios, as¨ª como la exclusi¨®n de las secciones sindicales de cara a la negociaci¨®n colectiva en la empresa. Por el contrario, se han puesto topes a la antig¨¹edad, se ha fijado la jornada laboral en 43 horas semanales, se ha reducido el tiempo sindical retribuido y se ha eliminado la readmisi¨®n obligatoria en caso de despido improcedente, entre otros puntos negativos ajuicio de los sindicatos.

Pocas sorpresas

Los debates se han producido tal y como se preve¨ªa. La inclusi¨®n de los funcionarios p¨²blicos en el Estatuto de los Trabajadores, planteada por la izquierda, no pudo llevarse a efecto por la firmeza de UCD en este punto. La pretensi¨®n socialista de que los sindicatos pudieran negociar convenios, otra de las reivindicaciones claves de este partido, fue satisfecha por el partido del Gobierno mediante la interpretaci¨®n en acta del t¨¦rmino ?representantes legales de los trabajadores?. Por representantes legales de los trabajadores, seg¨²n tal interpretaci¨®n, se entienden tanto los delegados de personal como los comit¨¦s o secciones sindicales. M¨¢s adelante, en los art¨ªculos referentes a la negociaci¨®n colectiva, UCD asumi¨®, como cab¨ªa esperar, las enmiendas socialistas que recog¨ªan los acuerdos UGT-CEOE. Lo que provoc¨®, tambi¨¦n como cab¨ªa esperar a la vista de la larga pugna entre CC00 y UGT por dar mayor protagonismo a los comit¨¦s de empresa o a las secciones sindicales, la mayor irritaci¨®n del Grupo Comunista.. Y, finalmente, tal y como se hab¨ªa dicho antes del comienzo de los debates (v¨¦ase EL PAIS de 27 de octubre), el partido del Gobierno accedi¨® a transferir a un tratamiento legislativo diferenciado la regulaci¨®n del cierre patronal.

Durante las primeras semanas, que coincidieron con el examen del t¨ªtulo I del Estatuto de los Trabajadores, se produjeron graves enfrentamientos entre los partidos de la oposici¨®n, que durante jornada y media votaron de forma unitaria, y el del Gobierno. Dos razones explican estos enfrentamientos. En primer lugar, los temas regulados por el citado t¨ªtulo, relativos a los derechos individuales del trabajador, que han supuesto las cr¨ªticas y objeciones m¨¢s generalizadas al texto por parte de las centrales sindicales. Y, en segundo lugar, el p¨¦simo funcionamiento de la organizaci¨®n de los debates, consecuencia directa del nulo trabajo previo de la ponencia, que provoc¨® desconfianzas e irritaciones innecesarias.

Posteriormente, aprobado ya el t¨ªtulo I, el panorama cambi¨® radicalmente en la Comisi¨®n de Trabajo. Socialistas y centristas llegaron a un gran entendimiento, con reuniones casi continuas fuera de la Comisi¨®n, lo que junto al mejor funcionamiento de os debates, m¨¦rito que hay que reconocer al presidente Mart¨ªn Oviedo y a los vicepresidentes Berenguer (UCD) y V¨¢zquez (PSOE), contribuy¨® a una mayor diligencia en los trabajos. Paralelamente, fue in crescendo el radicalismo, de comunistas Euskadiko Ezkerra y, en menor medida, del PSA. Los primeros, especialmente, al ir viendo c¨®mo se iban introduciendo en el articulado las secciones sindicales y los acuerdos UGT-CEOE, que ellos siempre hab¨ªan rechazado.

Finalmente, aunque a punto estuvo de evitarse, surgi¨® el previsto conflicto con los nacionalistas vas-cos. Socialistas y centristas hicieron claras concesiones a este grupo, pero no se lleg¨® al acuerdo definitivo. El mi¨¦rcoles ¨²ltimo, tras haber permanecido tres semanas en los debates como convidado de piedra, el diputado Monforte (PNV) torn¨® la palabra y abandon¨® los debates. Con ¨¦l se ir¨ªa Bandr¨¦s, de Euskadiko Ezkerra, aunque sus razones no coincid¨ªan exactamente con las del PNV.

En la ¨²ltima sesi¨®n, por ¨²ltimo, se registr¨® la renuncia a la voz y al voto del diputado Camacho, tras un furibundo ataque al proyecto de ley, a UCD y a los socialistas.

Confianza de cara al Pleno

El entendimiento entre centristas y socialistas, siempre desmentido y siempre presente en los debates, puede traducirse en algunas modificaciones de fondo en el t¨ªtulo I del Estatuto de los Trabajadores de cara al Pleno del Congreso.

Las minor¨ªas nacionalistas, casi seguro la catalana y, muy prob¨¢blemente la vasca encontrar¨¢n satisfacciones suficientes para votar a favor del texto en el Pleno. No habr¨¢, sin embargo, marco aut¨®norno de relaciones laborales para Euskadi en toda la amplitud de la palabra.

El mayor escollo de cara al Estatuto y a su aplicaci¨®n efectiva procede del PoCE y de CCOO, que siguen movilizando -lo vienen haciendo desde hace meses- en contra del proyecto de ley. Las ¨²ltimas conversaciones entre el ministro de Trabajo y el secretario general de CCOO, as¨ª como la grave situaci¨®n econ¨®mica por la que atraviesa el pa¨ªs, pueden, sin embargo, depararnos un acuerdo en el ¨²ltimo momento.