PNV: las ra¨ªces de un conficto y 3
Las bases ¨²ltimas del conflicto actual, aunque tardar¨ªan m¨¢s de un a?o en manifestarse, estaban ya presentes en los resultados de la asamblea nacional, celebrada en Pamplona en marzo de 1977. En ella, lo que hab¨ªa de ser la corriente Ormaza, mayoritaria en Vizcaya, sufri¨® un serio rev¨¦s al ver c¨®mo prosperaban las tesis ?modernistas? defendidas por Xabier Arzallus o Kepa Sodupe (autor este ¨²ltimo de la ponencia socioecon¨®mica que resultar¨ªa aprobada, y que fue inmediatamente calificada de ? socialdem¨®crata ? por la tendencia rival). Mientras vivi¨® Juan Ajuriaguerra, l¨ªder indiscutido y ¨¢rbitro inapelable en todas las disputas internas durante casi treinta a?os, las tensiones permanecieron soterradas. Estas saltar¨ªan, sin embargo, violentamente a la luz a ra¨ªz de la publicaci¨®n en un peri¨®dico de Bilbao de una serie de art¨ªculos firmados por un tal ?Teodosio?, quien tras confesarse miembro del PNV arremet¨ªa contra lo que consideraba veleidades socializantes de algunos dirigentes y contra la falta de respeto a los estatutos que cre¨ªa percibir en ciertos nombramientos. Resulta significativo que el detonante inmediato de la crisis fuera el nombramiento de Juan Jos¨¦ Pujana, miembro de la direcci¨®n nacional del partido, como sucesor de Ajuriaguerra, fallecido en agosto de 1978, en el Consejo General Vasco. En opini¨®n de ?Teodosio? -plenamente coincidente con lo que habr¨ªa de ser eje fundamental de la campa?a del sector Ormaza contra los ?parlamentarios? durante todo el a?o 1979- ning¨²n dirigente interno del partido deb¨ªa acceder a cargos p¨²blicos, para evitar ?la creaci¨®n de una burocracia no controlada por los ¨®rganos regionales?.
La contraofensiva del grupo Ormaza estaba en marcha. A fines de diciembre, la asamblea regional de Vizcaya. elige una nueva direcci¨®n, en la que nueve de sus quince miembros pertenecen a dicha corriente.
Las divergencias entre las dos alas rivales hab¨ªan tenido ocasi¨®n de manifestarse poco antes, con motivo del debate constitucional.
Ajuriaguerra, heredero fiel de Jos¨¦ Antonio Aguirre respecto al tema auton¨®mico, fue siempre partidario de una l¨ªnea ?estatutista?, es decir, de aceptaci¨®n de un marco estatal en,el que se negociar¨ªan unas competencias compartidas. Poco antes de su muerte, en pleno debate constitucional, cobr¨®, sin embargo, fuerza la v¨ªa ?fuerista?, privativa en el pasado de los sectores m¨¢s conservadores del nacionalismo vasco, que enlazaba a su vez con la tradici¨®n carlista- integrista.
El neoforalismo hab¨ªa sido defendido en los ¨²ltimos a?os por la revista Goiz Argi, caracterizada tanto por su radicalismo nacionalista como por sus furibundos ataques a la izquierda ?espa?olista?. El hecho de que durante los ¨²ltimos a?os del franquismo s.ocialistas y comunistas aceptasen sin reticencias la v¨ªa ?estatutista?, e incluso el principio de la autodeterminaci¨®n, hizo concebir a Ant¨®n Irala, principal te¨®rico de Goiz Argi, la idea de ese ?neoforalismo?, considerado como la m¨¢s id¨®nea ?l¨ªnea de demarcaci¨®n? respecto a la izquierda estatal.
Esto ¨²ltimo se revelar¨ªa hasta cierto punto veraz. Cuando el planteamiento no presente, por ejemplo en los debates sobre el r¨¦gimen preauton¨®mico, aparece por sorpresa en pleno debate constitucional, la reacci¨®n de la izquierda es, a partes iguales, de irritaci¨®n y desconcierto, y amenaza de hecho con romper la alianza existente hasta entonces entre nacionalistas, socialista y comunistas respecto a la autonom¨ªa.
Los sectores m¨¢s tradicionales del partido, que ven en los socialistas m¨¢s al rival que les ha arrebatado la presidencia del CGV que a un aliado, apoyan con entusiasm¨® esta nueva l¨ªnea. Los parlamentarios que deben defenderla en Madrid, aunque la aceptan a falta de otra alternativa, constatan las dificultades de cualquier negociaci¨®n seria sobre esa base y buscan algu,na f¨®rmula de s¨ªntesis con el planteamiento estatutista tradicional. El voto afirmativo de Marcos Vizcaya, en la Comisi¨®n Constitucional, a la redacci¨®n propuesta por los socialistas a la ?enmienda foral? ocasiona una tormenta intema que no llegar¨¢, sin embargo, a trascender fuera del partido. El sector Ormaza reprocha a los parlamentarios su intenci¨®n de votar s¨ª ?a una Constituci¨®n que no reconoce nuestros fueros?. El enfrentamiento m¨¢s grave se produce a fines de octubre -con ocasi¨®n de la manifestaci¨®n antiterrorista del d¨ªa 28- entre el propio Ormaza y Kepa Sodupe, que poco despu¨¦s desaparecer¨¢ pr¨¢cticamente del panorama pol¨ªtico, traslad¨¢ndose a estudiar econom¨ªa a Inglaterra.
Para esta batalla interna, que corre paralela a la desarrollada por los parlamentarios en las Cortes, el sector tradicional cuenta con el apoyo de dos sectores que a su vez act¨²an paralelamente: el de los ? te¨®ricos? de Goiz Argi, que suministra la base doctrinal, y el de ?los eladios?, que se ofrecen como suministradores de ?cuadros pol¨ªticos? para compensar la escasez de que en este terreno adolecen los ?sabinianos? de Ormaza.
Arzallus denunci¨® ya en la asamblea celebrada en Durango, ahora hace un a?o, lo que consideraba ?intento de asalto al poder por parte de un grupo organizado: ?los eladios?. Por ?eladios? se conoceen Euskadi a los miembros del sindicato ELA (Askatua), escisi¨®n de la vieja central nacionalista, fundada en 1911, ELA-STV. El grupo escindido, sobre la base de una interpretaci¨®n sui generis del marxismo, se dedic¨® durante a?os, en la clandestinidad, a la ?formaci¨®n de cuadros?, tarea que considerabam¨¢s importante que la espec¨ªficamente sindical. Tras numerosas rupturas, las distintas ramas se reunifican en ELA (A), en el congreso celebrado en Lejona hace ahora tres a?os. De entonces datan las acusaciones, alentadas.en particular por ELA-STV oficial, de haber sido financiados por el industrial Luis Olarra.
Tras el ¨¦xito electoral del PNV, el 15 de junio, los ?eladios? se plantean entrar en el partido, que consideran como principal centro de poder vasco en los pr¨®ximos decenios. As¨ª lo hacen durante 1978, consiguiendo una influyente posici¨®n en Vizcaya.
Las insinuaciones de Josu Arenaza, cabeza de lista del sector Ormaza, sobre la existencia de ?injerencias de poderes paralelos? se refieren, precisamente, a este hecho. El que, de cara a las elecciones al Parlamento vasco, el sector Ormaza presentase de nuevo una lista monocolor precipit¨® los acontecimientos determinando la comparecencia de Arzallus en las elecciones al BBB que ha determinado, a su vez, el estallido de la crisis actual.
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