La sofisticaci¨®n domina el mercado del juguete
Veinticinco mil millones de pesetas, aproximadamente, es el volumen de ventas de juguetes cada a?o. Quinientas empresas, con unos 10.000 empleados, hacen realidad los sue?os ofrecidos a los ni?os, principalmente, a trav¨¦s de la televisi¨®n. El desarrollo de esta industria ofrece hoy varios miles de juguetes diferentes. Hemos recorrido tiendas, grandes almacenes, economatos, para analizar las posibilidades de elecci¨®n que tiene el consumidor.
La verdad es que se vende de todo, pero este a?o, quiz¨¢s, sea el de las mu?ecas. En cualquier comercio del ramo, el mayor espacio es ocupado por esos ?seres? casi de verdad. Porque, por ejemplo, el Primeros Pasos (de Berjusa), cuando camina, balbucea y r¨ªe, pero si se cae, llora. Tete, chupa y expulsa su chupete; Ninene toma el biber¨®n, tira babitas, derrama l¨¢grimas y hace pip¨ª. A Nonon, cuando se le aplica el fonendoscopio, se ilumina y late el coraz¨®n. Chupet¨ªn (de Vicma) se toma la papilla y hace caca. Achiss, estornuda y saca moquitos. Y el "no va m¨¢s", Rosaura (3.000 pesetas), anda, habla, le crece el pelo y tiene un tama?o similar al de un ni?o de tres a?os.La otra vertiente de las mu?ecas la constituyen los ?complementos?. La compra no se acaba al llevarse a casa el Barriguitas, la Nancy, el Nenuco o el Baby Mocosete, porque luego habr¨¢ que surtirlas de vestidos, taca-tacas, cestos e incluso el mobiliario. Por ejemplo, el Barriguitas (de Famosa), cuyo precio es de unas cuatrocientas pesetas, ofrece una variedad de quince vestidos y otros nueve accesorios (taca-taca, en dos versiones, caballo balanc¨ªn, cuna, silla, ba?era, capazo y porta-Barriguitas), que oscilan entre las 150 y 300 pesetas. Todo, para una mu?eca de quince cent¨ªmetros de altura.
Al Baby Mocosele (de Toyse), 1.300 pesetas, habr¨¢ que agregarle diecinueve posibles vestidos y nueve accesorios (armario, cesta natal, silla paseo, columpio, canastilla aseo, canastilla ba?era, cuna nido y mois¨¦s, en sus versiones 76 y 77). Los precios de estos accesorios oscilan entre las trescientas y setecientas pesetas, y no se ahorran medios para convencer al ni?o de que estos complementos son necesarios. En este caso, cada mu?eco viene acompa?ado por un peque?o folleto ilustrado -diecis¨¦is p¨¢ginas en Porma de cuento-, donde, bajo el t¨ªtulo de ?Mi primer Mocosete?, se dicen cosas como ¨¦stas: ?(...) lo visti¨® r¨¢pido con su pijama rojo y le dio su biber¨®n. Luego le acost¨® en su cuna balanc¨ªn y le puso el chupete para que durmiese tranquilo (...). Una ma?ana, la ni?a sent¨® a su Baby Mocosete en su silla paseo (...). Como el invierno era muy fr¨ªo, la ni?a lo abrigaba muy bien con un abriguito. Luego le pon¨ªa su vestido colegial (...).? (Las cursivas aparecen en el original.) As¨ª, el Baby Mocosete se pondr¨¢ en m¨¢s de 4.500 pesetas, a poco que se compren cuatro o cinco complementos.
La influencia de la televisi¨®n e evidente. Durante nuestro recorri do hemos observado que los ninos no piden ?una mu?eca?, sino ?la Lesly, Alina o Laura?. Porque despu¨¦s de verlas tantas veces se las conocen de memoria. Y la fuerza de convencimiento de la publicidad televisada es tal que es capaz de hacer que la Barby-Superstar se .agotara en muchos comercios, a pesar ?de lo fea que es?, como nos comentaba la dependienta de un economato.
Las mil y una familias
El otro gran ?boom? es el de las ?familias?, basadas tambi¨¦n en el sistema de los complementos. Los Airgamboys, los Clicks de Famobil, los Coman-boys y Airgamlandia, forman el conjunto de los peque?os mu?ecos. Sus precios est¨¢n alrededor de las quinientas pesetas (una pareja y algunos accesorios) y cuentan con ambulancias, indios, vaqueros, polic¨ªas, bomberos, caballero! medievales, etc¨¦tera.Otro grupo de familias es el de los Madelman, Big-Jim y Geyper-Man, de un tama?o mayor, de aspecto m¨¢s real y de precio elevado. Por ejemplo, un helic¨®ptero o un coche de bomberos Big-Jim cuesta alrededor de las 1.800 pesetas, mientras que una moto de Geyper-Man vale unas mil pesetas.
Por su parte, la combinaci¨®n personajes-construcciones de Exinwest brinda la posibilidad de llevar el lejano oeste a casa por 250 pesetas/pieza. Este tipo de juegos puede resultar atractivo a los peque?os, inspirados principalmente por el bombardeo televisivo, pero tambi¨¦n puede ser para los padres el gasto de nunca acabar.
Mirar, s¨ª; tocar, no
La oferta de juguetes mec¨¢nicos tambi¨¦n es importante. Feber, SL, argumenta publicitariamente que los suyos son ?los juguetes que gustan m¨¢s porque se mueven m¨¢s?. Se trata de las varias versiones del payaso Truqu¨ªn (ciclista, musical, maravillas); el Apachete, que toca el tam-tam, o los perritos Oscar y Duke. Son a pilas, lo hacen todo solitos: andar en bicicleta, dar vueltas sobre la cabeza, al tiempo que mueven dos aros en las manos e incluso los perros ladran. Pero los ni?os s¨®lo pueden mirar. Y los precios, entre 1.200 y 1.600 pesetas, evidentemente, no son como para que despu¨¦s del primer d¨ªa de ilusi¨®n queden arrumbados en el caj¨®n de los juguetes.Hay muchos m¨¢s ejemplos: coches, carruseles, vendedores de cacahuetes, norias, etc¨¦tera, y, por lo general, con precios superiores a las 1.500 pesetas.
Teniendo en cuenta entonces una posibilidad mayor de participaci¨®n del ni?o en el juego, hemos observado la oferta de juguetes en este campo. En primer lugar, estar¨ªan los t¨ªpicos juegos de construcciones: Exincastillos (con torres, almenas, recintos amurallados), Lego (con opciones para los peque?os y cajas universales, a partir de cuatro a?os, a un precio medio de 750 pesetas), Tente (camiones, barcos, veh¨ªculos espaciales, a 240310 pesetas la caja).
Para los mayores, el tradicional Metaling Mecano, incluso con motor complementario, oscilando sus precios entre las 1.600 y 3.000 pesetas. Airfix, por su parte, presenta los kits de montajes de aviones y barcos, a un precio medio de 1.200 pesetas. Las maquetas de coches tienen tambi¨¦n precios alrededor de las 2.500 pesetas.
Descubrir cosas nuevas
Buscando en el campo did¨¢ctico-educativo, hemos,encontrado muy pocas cosas, en comparaci¨®n a la oferta de mu?ecas, por ejemplo. Los precios, en relaci¨®n inversa a la oferta, caros. El Super Ordenador-2002, unjuego de competici¨®n con preguntas y respuestas, vale 3.000 pesetas; el laboratorio Chemicefa, 1.200 pesetas; el juego de escultura, 2.900 pesetas, mientras que un globo terr¨¢queo cuesta alrededor de 1.800 pesetas, y las calculadoras de Texas Instruments. para ni?os, 2.800 pesetas.Hay otros juegos de inteligencia, como los puzzles de Educa (precio medio de setecientas pesetas). Petr¨®polis (765 pesetas) o Estratega (975 pesetas). Aparte de esto, poco m¨¢s.
En instrumentos musicales, los precios son aceptables. Hay guitarras por cuatrocientas pesetas y pianos por 600-1.000 pesetas. El Xilomatic de Congost cuesta unas 1.100 pesetas, y los ¨®rganos electr¨®nicos, 2.600 pesetas.
Para completar las posibilidades de elecci¨®n, diremos que, entre lo m¨¢s destacable, est¨¢n los coches dirigidos. Por un lado, los que funcionan a pilas y son conducidos por cable, como los de Rico (precio medio de 2.800 pesetas), los de Sanch¨ªs (1.700 pesetas) o, Pay¨¢ (1.800 pesetas). De todas formas, hay modelos, corno el coche de bomberos Pay¨¢, que cuestan m¨¢s de 6.000 pesetas.
El otro grupo de coches es el de los radio-dirigidos (Bianchi, Werner), y sus precios son de alrededor de las 8.000 ¨® 10.000 pesetas.
Finalmente, una pista peque?a de Scalextric se pone en las 6.000 pesetas, mientras que un Ibertr¨¦n, cerca de las 10.000 (la maqueta cuesta otras 10.000 pesetas).
Parad¨®jicamente, es bastante m¨¢s barato un coche de pedales, 2.900 pesetas, que uno dirigido o una bicicleta, 7.500 pesetas.
Para el ejercicio de los peque?os, los precios son relativamente bajos, teniendo en cuenta el uso y duraci¨®n de estos productos. Hay balones de f¨²tbol, entre 800 y 3.000 pesetas; patines, a mil pesetas; dianas, entre 400 y 1.500 pesetas, y raquetas de tenis, desde seiscientas pesetas.
En definitiva, se ofrece mucho, pero hay poco donde elegir a precios aceptables. Abundan las mu?ecas y juguetes mec¨¢nicos para ver y no tocar, mientras que si se opta por una mu?eca de trapo, ?como las de antes?, o un juego de cubos de madera, veremos c¨®mo los precios r¨¢pidamente nos, desilusionan. De todas formas, los ni?os seguir¨¢n pidiendo lo que ven en la televisi¨®n.
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