La huelga sider¨²rgica brit¨¢nica puede paralizar la industria del pa¨ªs
Salvo un milagro de ¨²ltima hora, el Gobierno conservador de Margaret Thatcher tendr¨¢ que enfrentarse a principios del nuevo a?o con el primer conflicto laboral serio desde las elecciones del pasado mayo: una huelga total en el sector sider¨²rgico que puede paralizar la industria brit¨¢nica en semanas.
Las conversaciones entre los representantes de los 103.000 trabajadores de la industria sider¨²rgica y de la empresa estatal British Steel Corporation, terminaron en un completo fracaso, el viernes por la noche, con la decisi¨®n de los primeros de iniciar la huelga el pr¨®ximo mi¨¦rcoles,2 de enero.Aunque el secretario general del congreso sindical, Len Murray, ha pospuesto sus vacaciones y est¨¢ realizando esfuerzos desesperados para conseguir un punto de acuerdo, el secretario general de los trabajadores del hierro y del apero, Bill Sirs, ha declarado que era imposible detener ya la huelga. Es, dijo, f¨ªsicamente imposible convocar a los negociadores para antes del 2 de enero.
Sirs, uno de los dirigentes sindicales m¨¢s moderados del Reino Unido, manifest¨® que la oferta salarial de la corporaci¨®n estatal conten¨ªa tantas ataduras que aceptarla les hubiera convertido en marionetas.
La British Steel Corporation, que cerrar¨¢ su presente ejercicio con una p¨¦rdida de trescientos millones de libras (unos 45.000 millones de pesetas), puso en la mesa de negociaci¨®n una oferta de aumento del 6% calificada de insuficiente por los representantes de los trabajadores, que esperaban, por lo menos, el doble de esa cantidad.
La British Steel, como el resto de la siderurgia europea, est¨¢ atravesando una de las mayores crisis de su historia. Con el fin de mejorar su rendimiento, la Corporaci¨®n tiene previsto el cierre de varias plantas, principalmente en Gales, y el despido de varios miles de trabajadores en 1980.
La huelga del sector sider¨²rgico, que parar¨¢ por primera vez en Inglaterra desde la huelga en general de 1926, puede afectar gravemente a importantes ramas de la industria brit¨¢nica, principalmente a los sectores de construcci¨®n naval y de la industria del motor, que utilizan el acero como principal materia prima.
El sindicato de ferroviarios manifest¨® hace unas semanas que apoyar¨ªa la huelga de los sider¨²rgicos neg¨¢ndose a transportar acero de un lugar a otro del pa¨ªs, y parece que en estos momentos se est¨¢ buscando la solidaridad de los estibadores y otros obreros portuarios.
El presidente de la British Steel, sir Charles Villiers, ha manifestado que la corporaci¨®n recurrir¨¢, si es preciso, a importaciones de acero europeo para cumplir sus compromisos, principalmente con la British Leyland, y ha expresado su desilusi¨®n y disgusto ante la ruptura de las negociaciones.
Aunque no existen cifras exactas, parece que los stocks de acero en el Reino Unido permiten la continuaci¨®n de la actividad industrial en un per¨ªodo que oscila entre las ocho y las diecis¨¦is semanas.
Como era de esperar, el problema ha trascendido inmediatamente del ¨¢mbito laboral y ha saltado al primer plano de la actualidad pol¨ªtica. Un diputado laborista, John Ryman, ha pedido una urgente convocatoria de la C¨¢mara de los Comunes, actualmente en descanso navide?o hasta el 14 de enero pr¨®ximo, con el fin de debatir las consecuencias de la huelga en la industria brit¨¢nica.
Por su parte, el presidente de la comisi¨®n del acero del partido laborista, Roy Hugh es, ha solicitado la ayuda financiera del Gobierno para la British Steel.
No parece posible que ninguna de las dos peticiones prospere ante la continua negativa del Gobierno a intervenir en los conflictos laborales. La posici¨®n del secretario de Industria, sir Keith Joseph, uno de los halcones del Gabinete, es que la soluci¨®n de los conflictos laborales corresponde exclusivamente a los sindicatos y a las empresas en negociaci¨®n colectiva, sin ninguna intervenci¨®n gubernamental.
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