Italia, capacidad de adaptaci¨®n y crisis de credibilidad
Los italianos se acercan al a?o 1980 con una serie de sentimientos contradictorios. No es f¨¢cil diagnosticar el estado de salud de un pa¨ªs que probablemente es el que viste con mayor gusto de Europa, pero donde, como en N¨¢poles, el 60% de los ni?os crecen desnutridos. Es un pa¨ªs donde el n¨²mero de horas de trabajo por absentismo o por huelgas alcanza cada a?o cifras astron¨®micas, pero donde, a pesar de todo, su moneda, la lira, se mantiene incre¨ªblemente fuerte.
?No s¨¦ d¨®nde iremos a parar?, dice cada ma?ana el italiano medio entrando en las tiendas, donde los productos aumentan de precio vertiginosamente. Los responsables de la econom¨ªa claman al cielo d¨ªa tras d¨ªa, porque la inflaci¨®n va a alcanzar este a?o el 20%, porque la producci¨®n disminuye, aumenta el paro y disminuyen las exportaciones. Pero, al mismo tiempo, la gente sigue comprando, no se encuentra una habitaci¨®n en un hotel en los d¨ªas de vacaciones y es dif¨ªcil poder comer en un restaurante bueno, incluso durante los d¨ªas laborales.Italia tiene hoy la gasolina m¨¢s cara de Europa, los coches aumentan de precio cada mes y, sin embargo, la circulaci¨®n est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s congestionada y hay que esperar para poder comprarse un coche, porque las peticiones no disminuyen.
Las tiendas venden, sobre todo los productos m¨¢s caros, y la gente paga, en su mayor¨ªa, al contado. Este fen¨®meno ha hecho que el Banco Mundial enviara a Italia una comisi¨®n para estudiar este fen¨®meno. Despu¨¦s de varios meses de investigaciones, el resultado fue que los italianos pueden seguir manteniendo un cierto nivel de vida y pueden soportar a¨²n ciertos aumentos de precios, porque pr¨¢cticamente no existe una sola familia donde no entren por lo menos dos sueldos al mes. Parad¨®jicamente, cuanto m¨¢s pobres son, m¨¢s sueldos entran, porque trabajan hasta los ni?os. Y sobre todo ha crecido enormemente el trabajo ?negro? o a domicili¨®. En Toscana, por ejemplo, se ve a las labradoras que mientras est¨¢n en los campos vigilando a las ovejas que pastan, o a los cerdos, hacen jerseys para una gran empresa que trabaja s¨®lo con estas campesinas.
En el campo econ¨®mico, la gran novedad es la aparici¨®n de una clase que se la ha llamado de ?r?cos-pobres?.
Se trata de la categor¨ªa media de gente con sueldos altos, pero que, teniendo que contar s¨®lo con un sueldo, no puede permitirse hoy grandes lujos con un sueldo que hace s¨®lo diez a?os les hubiera permitido vivir como ricos.
En esta clase existe mucha amargura y resentimiento social. Los que no han sufrido a¨²n la crisis y siguen viviendo -incluso mejor que antes- son los comerciantes y los profesionales, que logran ganar sin control y sin pagar impuestos. Sin embargo, en todos existe la conciencia de que, como el dinero vale cada vez menos, lo mejor es gast¨¢rselo. Est¨¢ desapareciendo el ahorro y. la gente no sabe c¨®mo invertir las dos perras gordas que le pueden sobrar.
Junto al problema de la crisis econ¨®mica, que pone en movimiento una cadena de desequilibrios para lograr ?redondear el sueldo? con doble o triple trabajo, con peque?as trampas, con el frenes¨ª de hacerse pagar por cualquier favor recibido, existe en Italia una gran crisis de credibilidad en las fuerzas pol¨ªticas, a las que culpan m¨¢s de la situaci¨®n, de las dificultades econ¨®micas, que a la crisis del petr¨®leo.
Crece cada d¨ªa la distancia entre sociedad pol¨ªtica y sociedad real. Aumenta el n¨²mero de los que se abstienen en las elecciones, en un pa¨ªs donde han votado siempre hasta el 95% del censo.
Y lo peor es que la desilusi¨®n se ha extendido incluso a las fuerzas de la izquierda. Hubo un momento en el cual la gente hab¨ªa puesto su esperanza en un cambio radical. Fue cuando las izquierdas se acercaron a la frontera del 50%. Pero poco a poco las esperanzas se han ido diluyendo y en cada elecci¨®n va ?engordando? el centro conservador, aunque desaparece la extrema derecha.
La frase m¨¢s peligrosa que empieza a o¨ªrse en boca de tantos italianos es ?en el fondo son todos iguales de ladrones?. Y es que los esc¨¢ndalos que ha sufrido este pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os han desmoralizado sobre todo a los j¨®venes, que en Italia eran muy inquietos y que se est¨¢n convirtiendo en el gran problema del pa¨ªs. Son ellos quienes soportan el mayor peso del paro: quienes han acusado en su piel con mayor crudeza el desencanto pol¨ªtico de los adultos, quienes est¨¢n buscando en la droga o en formas religiosas tradicionales y desconectadas con la lucha pol¨ªtica un sustitutivo a la desilusi¨®n. Son los m¨¢s propensos a la violencia o a la apat¨ªa.
Es dif¨ªcil encontrar una familia italiana en la que no se acuse esta preocupaci¨®n por los hijos j¨®venes.
Y todos los partidos pol¨ªticos se encuentran cada d¨ªa con menos j¨®venes activistas, o los que hay se rebelan contra el partido. El mismo Partido Comunista tiene en este momento planteado un grave problema con sus j¨®venes, despu¨¦s que la direcci¨®n les ha cerrado la revista Ciudad Futura.
A la vanguardia de los nuevo
Otra caracter¨ªstica del italiano medio que se prepara a entrar en el a?o 1980, y que los soci¨®logos no saben si considerar positiva o negativa, es una gran capacidad de adaptaci¨®n. Dicen que el italiano es como la goma, que se estira y encoge con gran facilidad.
Hay quien piensa que esto les libra de no pocas tentaciones de violencia colectiva, mientras que para otros se trata de un pecado de conformismo que saben aprovechar muy bien las fuerzas pol¨ªticas conservadoras para apretar las clavijas y descargar sobre la gran masa de trabajadores el peso mayor de la crisis.
Pero si todo esto es verdad, no lo es menos que este pa¨ªs, que es el menos nacionalista del mundo, est¨¢ siempre a la vanguardia de lo nuevo y, como afirmaba el corresponsal italiano del Times, de Londres, hoy, cada pa¨ªs de Europa tiene que mirar a Italia para saber en muchas cosas lo que le puede ocurrir dentro de diez a?os.
A pesar de que el nivel econ¨®mico va disminuyendo, Italia sigue siendo una f¨¢brica de ideas, de intuiciones, de proyectos. Aqu¨ª es muy vivo el movimiento feminista, al igual que el movimiento sindical. Adem¨¢s, no es imposible que sea el primer pa¨ªs de Europa occidental con el Partido Comunista en el Gobierno. Existe tambi¨¦n un Partido Radical, que se le puede odiar, pero que crea cada d¨ªa sorpresas y genialidades: la gente no ha perdido a¨²n el gusto de discutir de pol¨ªtica en las calles y en familia: existe como un instinto por la libertad, casi el gusto por la anarqu¨ªa.
Italia es un pa¨ªs que es consciente de que muchas cosas no funcionan, pero que se acerca al a?o 1980 seguro de que la gente ?no ama el fascismo?, al que se le congela cada vez m¨¢s en cada elecci¨®n. Sabe que depende much¨ªsimo de Estados Unidos, pero tampoco renuncia a .seguir buscando caminos pol¨ªticos in¨¦ditos. Existe ya como una convicci¨®n en las fuerzas progresistas y una resignaci¨®n en las conservadoras, de que Italia ser¨¢ el primer pa¨ªs de Europa occidental donde gobernar¨¢n juntas las fuerzas progresistas cat¨®licas y de la izquierda, sin excluir al Partido Comunista.
Lo que quiz¨¢ m¨¢s les duele a los italianos, que son muy callejeros, es el aumento de la delincuencia com¨²n, que les obliga a encerrarse en casa y a instalar llaves de seguridad y alarmas en pisos y coches. Y a armarse personalmente. Esta es hoy una de las mayores angustias del italiano medio.
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