Elvira de Hidalgo, la maestra de Mar¨ªa Callas
A partir de Manuel Garcia y su familia -el madrile?o Manuel las parisienses Mar¨ªa la Malibr¨¢n, Paulina Viardot, Eugenia-, las voces de la l¨ªrica espa?ola forman una l¨ªnea de continuidad que bien puede denominarse, con amplio criterio, ?escuela?. La Barrientos apenas quincea?era, cant¨® en Barcelona la Selika de La Africana. Dos a?os m¨¢sjoven que la Hidalgo, muere en 1946. De modo que la existencia de la gran Elvira, casi apagada en los escenarios, aunque viva en el magisterio, parecer¨ªa fantasmal y puramente hist¨®rica si, al filo de 1938, el sensacional ?nacimiento? de la Callas en Atenas cantando la protagonista de Payasos no hubiera devuelto a la m¨¢s firme realidad el nombre de nuestra compatriota aragonesa. Porque Mar¨ªa Callas no tuvo en su vida m¨¢s maestra que Elvira de Hidalgo, quien la form¨® en Atenas, antes de establecerse en Ankara, y, m¨¢s tarde (1959), en Mil¨¢n.Las historias de la l¨ªrica se?alan a Elvira de Hidalgo como una de las grandes soprani d'agilit¨¢, lo que la convirti¨® en excepcional Rosina -como la Patti, Tetrazzini, Galli-Curci y Barrientos-, en tanto la versi¨®n del personaje, como mezzo de coloratura, se mantiene desde Mar¨ªa Malibr¨¢n hasta Teresa Berganza, a trav¨¦s de Conchita Superv¨ªa. Pero Elvira de Hidalgo, que hab¨ªa estudiado en Barcelona con Bordalba y en Mil¨¢n con Vidal, hasta su presentaci¨®n en N¨¢poles el a?o 1908, fue tambi¨¦n excelente Linda extraordinaria Gilda y sensacional Elvira. Antes de subir al escenario del Real, se hab¨ªa hecho famosa en el extranjero, desde Italia a las dos Am¨¦ricas Todav¨ªa en 1916, la Scala aplaude su Barbero (que repetir¨¢ en 1922) para pasar a Ma drid dentro de una formaci¨®n acogida a un patronato (con los Mina, Tamames, Urquijo, Dato, Francos Rodr¨ªguez ... ), que vino a resolver uno de los muchos momentos de apuro de nuestro coliseo oper¨ªstico. Con la Hidalgo y su Rosina figuraron en los repartos de la temporada la polaca Aga Lahowska int¨¦rprete y colaboradora de Falla, protagonista de una Carmen en la que, al decir de Subir¨¢, ?bail¨®, cant¨® y girni¨®?. Tito Schipa y su c¨¦lebre caballero De Grieux despert¨® gran entusiasmo a impulsos del cual cruza del escenario del Real a los conciertos palatinos, y en cuanto a directores, la batuta iba de las manos de Mancinelli a las de Seraf¨ªn y de las de Urrutia a las de Saco del Valle.
Vuelve Elvira de Hidalgo al teatro de la plaza de Oriente en el a?o primorriverista y significativo de 1923. La presencia madrile?a del arte ruso (Boris, El pr¨ªncipe Igor, ballet de El p¨¢jaro azul) alterna con tres ?primeras? espa?olas de valor: Yolanda, de Catarineu y Vicente Arregui; Jard¨ªn de Oriente, de Mart¨ªnez Sierra y Turina, y Amaya, de Guridi, sobre la obra de Navarro Villalosada. Max Schillings dirige su Mona Lisa, hoy casi olvidada, pero que interes¨® entonces hasta el punto de mover la pluma del joven Ernesto Halffter, autor de un breve estudio sobre autor y obra (Matamala, 1923). Ese mismo a?o, en el lejano Nueva York, nace Anna Mar¨ªa Kalogeropoulos, es decir, Mar¨ªa Callas. Pasados quince a?os, y sobre todo a partir de 1947, cuando debuta en Italia con Gioconda e Isolda, la legendaria Callas da el ¨²ltimo y perdurable resplandor a la magistral existencia que acaba de apagarse casi en los umbrales de su propio centenario. Elvira de Hidalgo se hace historia como ?la maestra de la Callas?.
Entre los testimonios discogr¨¢ficos de adquisici¨®n relativamente f¨¢cil se?alamos la selecci¨®n de El barbero de Sevilla, por Anselmi, Bonci, Tita Ruffo, Mar¨ªa Galvani de Luc¨ªa y Elvira de Hidalgo, dentro de la colecci¨®n H¨ªstoric Recordings of the Golden Age (Heritage, London, HER 407), que recoge una grabaci¨®n efectuada en el teatro Argentina, de Roma, el 10 de marzo de 1918, y L'Arte Vocale Spa?ola, de la serie I Grandi della L¨ªrica (Scala, SC 5027), con fragmentos cantados por Mar¨ªa Barriento, acompa?ada por Falla (Canciones populares), Fleta, Sagi-Barba y Revenga (Marina), Cortis (Do?a Francisquita), Mardones (Alegr¨ªa del batall¨®n), Fleta (El trust de los tenorios), Supervia (Ay, ay, ay), Sagi-Barba (La p¨ªcara molinera) y Elvira de Hidalgo en la canci¨®n espa?ola de El ni?o jud¨ªo.
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